El estudio, publicado el 20 de septiembre pasado, analiza los diagnósticos de infarto de miocardo de cerca de 80.000 pacientes coronarios de 15 áreas de Inglaterra y Gales producidos entre 2003 y 2006. Los investigadores cruzaron estos datos con la información horaria sobre contaminación ambiental de las zonas de residencia de estos pacientes. El resultado fue que encontraron una relación entre los niveles de polución y los infartos. A peor calidad del aire en una hora determinada, más casos en las seis horas siguientes. "Creemos que podría deberse a que estas personas iban a sufrir un ataque cardíaco posteriormente, pero se adelantó unas horas o unos días", explica a través del correo electrónico Krishnan Bhaskaran, investigador de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres y autor principal del estudio. "La contaminación desencadenaría ataques al corazón que iban a producirse igualmente", añade.
El estudio mostró también que después de esas seis horas el riesgo de sufrir un ataque desciende, lo que confirmaría la tesis de que la contaminación desencadena, o acelera, un infarto que iba a suceder de todos modos. Los investigadores estudiaron los datos de varios contaminantes, pero únicamente encontraron relación con los ataques en el caso del dióxido de nitrógeno (NO
2) y de las partículas en suspensión PM10. ¿Hay algún umbral a partir del cual los niveles de contaminación son peligrosos? Bhaskaran explica que el estudio no lo define. "Lo que nosotros hemos calculado es una relación lineal entre polución y riesgo de infarto, es decir, a niveles más altos de contaminación, mayor riesgo en las siguientes seis horas", afirma. El estudio detalla en las conclusiones que el riesgo de sufrir un ataque aumenta entre un 1,1% y un 1,2% (para las partículas y para el NO2, respectivamente) por cada incremento de 10 microgramos por metro cúbico de contaminante en el aire.
El de los investigadores británicos no es el primer estudio que relaciona contaminación y problemas cardiovasculares, señala José A. Barrabés, presidente de la Sección de Cardiopatía Isquémica y Unidades Coronarias de la Sociedad Española de Cardiología. "Lo que llama la atención es la relación temporal entre los picos de contaminación y los eventos. Han sido muy cuidadosos al clasificarlos por horas", destaca. Otras investigaciones no habían hilado tan fino. Dos estudios de investigadores españoles publicados en 2009 y 2010 relacionaron también los niveles de contaminación en la ciudad de Madrid -de partículas PM2,5- con los ingresos hospitalarios de niños y mayores de 75 años en las urgencias del hospital Gregorio Marañón. Sin embargo, sus datos eran diarios, no horarios. "Hemos tenido suerte", reconoce Bhaskaran. "La mayoría de las bases de datos no llegan a este nivel de detalle".
¿Cuál es el mecanismo por el que respirar aire contaminado puede desencadenar un infarto? "Se sabe por estudios experimentales en animales y también en personas que la exposición, sobre todo a partículas, produce una disfunción endotelial. Las arterias pierden capacidad vasodilatadora", explica Barrabés. El aire sucio provoca o acelera la trombosis también porque actúa sobre las plaquetas, las células sanguíneas que inician este proceso. "La inhalación de humos hace que se activen, que se hagan más reactivas y aumente la facilidad para que se adhieran entre sí y se peguen al endotelio", precisa. Así es como se forman los coágulos.
"Para una persona individual es riesgo es mínimo, pero desde el punto de vista poblacional el día de mucha contaminación se producen muchos más casos de infarto que otros días", señala Barrabés. "Además, hay estudios que sugieren que la contaminación también es perjudicial a largo plazo porque favorece la progresión de la ateriosclerosis", añade.
"Las personas vulnerables deberían comprobar las previsiones de niveles de polución y evitar las zonas muy contaminadas y el ejercicio intenso cuando haya picos", recomienda Bhaskaran. "Creemos que nuestro estudio, y otros que han demostrado los efectos de la contaminación en la salud, deberían incrementar la presión sobre los gobiernos para que tomen medidas".
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