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lunes, 21 de noviembre de 2011

El proyecto petrolero de Cuba que le quita el sueño a EE.UU.

BBC


Antes de que acabe este año, una plataforma petrolera de fabricación china, Scarabeo 9, llegará a aguas cubanas para perforar una serie de pozos exploratorios.


Una amplia gama de compañías petroleras internacionales (de España, Noruega, Rusia, India, Vietnam, Malasia, Canadá, Angola, Venezuela y China) están haciendo fila para alquilar las instalaciones y ponerse a buscar los considerables depósitos petroleros que se cree que hay en la zona.


Pero en esa larga lista de países no está Estados Unidos.


"Perforaremos varios pozos el próximo año y estoy seguro de que haremos descubrimientos. El problema no es si hay petróleo, el problema es cuándo empezaremos a extraerlo", sostiene Rafael Tenreiro, director de Exploración y Producción de la industria petrolera estatal cubana Cupet.

La compañía petrolera Repsol será la primera en comenzar las perforaciones, con un pozo exploratorio en aguas muy profundas a sólo 80 kilómetros de la costa de Florida.

Prepararse para un eventual derrame

Estos movimientos han hecho sonar todas las alarmas en Estados Unidos porque, si hubiera un accidente, las corrientes marinas trasladarían el crudo derramado a las playas de Florida y al Parque Nacional de los Everglades.

Y con el embargo a Cuba vigente, ni las compañías estadounidenses ni la Guardia Costera podrían ofrecer ayuda ni proveer de los equipos y productos necesarios para actuar en caso de derrame.

En ese caso, los cubanos tendrían que recurrir a otros países como Noruega, el Reino Unido o Brasil.

"Si ocurriese un desastre estaríamos hablando de un tiempo de reacción para conseguir los equipos de entre cuatro y seis semanas, frente a las entre 36 y 48 horas (si la ayuda proviene de EE.UU.). Esto es un obstáculo importante", advirtió Lee Hunt, el principal ejecutivo de la Asociación de Excavación Petrolera, con sede en Texas.

Hunt formó parte del equipo de expertos de la industria petrolera y de organizaciones ecologistas a los que el gobierno de Barack Obama autorizó para viajar a Cuba para discutir asuntos de seguridad con las autoridades de La Habana.

¿Suavizar el embargo?

A la cabeza del grupo estaba William Reilly, exdirigente del la Agencia de Protección Medioambiental de EE.UU. y coautor del informe gubernamental del derrame del Golfo de México del año pasado.

En aquel viaje, a Reilly le impresionó la conciencia de Cuba de los posibles riesgos y el conocimiento que tenían en la isla de las últimas medidas de seguridad internacionales.

El accidente de la plataforma petrolera Deepwater Horizon en las costas de Luisiana murieron once trabajadores y cinco millones de barriles de crudo se extendieron por el Golfo de México, lo que le convirtió en el mayor desastre medioambiental de esa zona. En aquel caso, se tardaron más de 85 días para sellar el derrame que se produjo a más de 1.600 metros bajo la superficie. El Scarabeo 9 hará las perforaciones en aguas más profundas.

Después de visitar La Habana, William Reilly aseguró que las autoridades cubanas se toman en serio la seguridad y son conscientes de las mejores prácticas internacionales en ese ámbito pero que les falta experiencia.

Para él, Estados Unidos debería colaborar con Cuba en aspectos de seguridad y debería suavizar el embargo para permitir actuar a las compañías estadounidenses en caso de emergencia.

"Está profundamente en los intereses de EE.UU. preparar a los cubanos de la mejor manera posible para asegurar que estamos protegidos en caso de derrame. Necesitamos que sea seguro", afirmó.

Esa opinión no la comparte el poderoso grupo de cabildeo cubano-estadounidense de Florida y con las elecciones presidenciales de 2012 a la vuelta de la esquina, este tema le pone a Barack Obama en una difícil posición.

Beneficios petroleros

Los grupos anticastristas quieren que Washington tome cartas en el asunto para frenar la exploración petrolera y no sólo por motivos de seguridad.

Si se confirma que Cuba tiene grandes reservas de crudo, la isla podría ser financieramente independiente por primera vez desde la revolución de 1959.

Durante más de medio siglo, el país ha dependido ampliamente de sus aliados ideológicos. Primero, tuvo la ayuda de la Unión Soviética, después de Venezuela y, en menor medida, de China.

Hasta ahora, la isla había producido algo de petróleo de pequeños depósitos en la costa.

En el recorrido entre La Habana y el destino playero de Varadero, los turistas pueden ver durante algunos kilómetros máquinas de bombeo de petróleo e incluso alguna máquina perforadora china o canadiense.

Actualmente, Cuba produce unos 53.000 barriles de crudo diarios pero todavía importa unos 100.000 barriles, principalmente de Venezuela.

Pero sus aguas territoriales están en el mismo estrato geológico que territorios ricos en petróleo como México y el Golfo de México en Estados Unidos.

La peor pesadilla de los anticastristas

Los cálculos de cuánto crudo hay en las aguas territoriales cubanas varían.

Un clic estudio del Servicio Geológico de Estados Unidos sugiere que hay 4.600 millones de barrilles, una cifra que Cuba sube a 20.000 millones.

Pero incluso las previsiones más conservadoras sitúan a Cuba como un exportador neto de petróleo. Un gran descubrimiento le daría al país incalculables riquezas.

Y eso es una de las peores pesadillas del cabildeo anticastrista de Estados Unidos.

"El régimen cubano en decadencia busca desesperadamente un salvavidas económico y parece haber hallado un socio gustoso en Repsol", dijo recientemente en un comunicado la congresista republicana de origen cubano y presidenta del influyente Comité de Asuntos Exteriores, Ileana Ros-Lehtinen.

La congresista de Florida y un grupo de otros 33 legisladores tanto demócratas como republicanos, escribieron una carta a la compañía española para advertirle de que ese proyecto podría suponerle "demandas criminales y civiles en tribunales estadounidenses".

Repsol respondió diciendo que sus perforaciones exploratorias cumplen con la legislación estadounidense vigente incluido el embargo, así como con las regulaciones de seguridad.

También aceptó que las autoridades estadounidenses lleven a cabo una inspección de seguridad de la plataforma china antes de que entre en aguas cubanas.

El principio de un largo debate

El equipo se ensambló en Singapur y tiene una pieza estadounidense, una válvula que previene de explosiones, ya que el embargo permite un 10% de tecnología de ese país. Precisamente, esa pieza fue la que falló en el accidente del Golfo de México.

Para Lee Hunt, el Scarabeo 9 es el último modelo de plataforma de perforación y hay seis plataformas similares construidas por la misma compañía operando actualmente en aguas estadounidenses.

Por el momento, la preocupación medioambiental parece estar teniendo prioridad respecto a la política y el gobierno estadounidense aceptará la oferta de Repsol de inspeccionar Scarabeo 9.

Además, EE.UU. ha otorgado licencias a algunas compañías para entrar en aguas cubanas y ayudar en caso de que se produzca un derrame.

Pero la "pelea" no ha hecho más que empezar y mientras los ambientalistas están pidiendo que haya mayor cooperación, los grupos cubanoestadounidenses están buscando la forma de poner obstáculos legales al negocio.

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