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miércoles, 2 de noviembre de 2011

Con Valdés y Messi, a octavos


El Viktoria de Plzen, que no jugó en su ciudad, sino en Praga, pretendió convertir el estadio Eden en un infierno estrecho y candente en el que consumir al campeón, pero la fogata del primer cuarto de hora no prendió. Independientemente de que en el Barcelona jueguen Iniesta o Xavi, elegidos para el banquillo en esta ocasión, o con titulares como Thiago o Cuenca, con Adriano de extremo zurdo, cuando el factor Lionel Messi se activa, no hay legión, plaga o catástrofe natural que entregue a los rivales del Barça una satisfacción. [Narración y estadísticas: 0-4]

Con el aplastante triunfo azulgrana, el equipo de Guardiola -que sumó 200 partidos como primer entrenador- lidera el grupo H con dos puntos de ventaja sobre su próximo rival, el Milan, al que visitará en el Giuseppe Meazza. El Viktoria se jugará con el Bate la tercera posición, que da derecho a ingresar en la Europa League.

Dos de los azulgrana implicados en marcar estadísticas opíparas, Valdés (minutada imbatido) y Messi (segundo centenar de goles), sofocaron las llamas y abundaron en argumentos para sostenerse en los altares de los récords.

El guardameta solventó los peligros de Pilar y, sobre todo, de Ptrezela en dos penetrantes avances de los checos, que salieron dispuestos a arrasar o al menos intimidar al Barça. Más tarde, Valdés cruzó los dedos para salvar un remate franco de Kolar que se perdió por encima de su portería. A los 37 minutos se convertía en el barcelonista con más tiempo sin recoger un balón dentro de su portal. Miguel Reina quedaba atrás. Y, con estas, dio paso al festival de Leo.

Penalti y expulsión

Tras el primer sofocón de los kamikazes checos, el delantero de Rosario probó desde lejos al portero Pavlik, que ensartó su primera valiosa intervención. Messi prosiguió su liderazgo con un pase de gol a Fábregas, derribado por Jiracek, que debió desembocar en el lanzamiento de un penalti que él mismo provocó y transformó poco después, con el añadido de la expulsión de Cisovsky, último defensor. Esta vez, lo convirtió lanzando a su izquierda y el indeciso Pavlik se quedó parado. Era el gol 200 de Lionel Andrés con la camiseta del Barcelona, cifra redonda, como el cuadragésimo tanto con su firma en la Champions... A la edad de 24 años y medio, que eso sí es récord.

Los dos números seguirían subiendo. El futbolista más determinante del momento se apoyó en el equipo y en un Adriano extremo izquierdo que pasó inadvertido hasta el último instante del primer tiempo, pero que dio el pase crucial para que Messi instaurara el 0-2 en el Eden, un edén sin tilde para el Barça.

El ímpetu de los checos terminó postrado ante la falta de balón y una nueva ocasión clarísima de Petrzela, que no acertó a fusilar a Valdés después de uno de los contraataques potables del Viktoria. El meta continúa sumando minutos sin daño.

El Barcelona tejía juego con la circulación del balón y las ocasiones para aumentar la cuenta a favor también crecieron a medida que avanzaba el reloj. Thiago, espectacular recambio para Xavi si no se despista, envió un balón al larguero (servicio de Messi); Fábregas cabeceó el centro perfecto de Isaac Cuenca -fabuloso todo el partido en descaro y calidad- y lo convirtió en el 0-3. Quedaba el epílogo rosarino.

Cuando el tiempo se agotaba, más bien estaba ya consumido el segundo minuto añadido por el árbitro, un taconazo de Piqué dejó a Messi delante de Pavlik, nuevamente burlado y goleado. Otro balón para la colección del argentino, al que no se la acaban las estancias para guardarlos.

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