El Cairo, 5 sep (PL) Con una culpabilidad ya sentenciada en las calles de Egipto, el expresidente Hosni Mubarak comparece hoy en un juicio que aglutina factores de alta gama política, mediática y humana: muerte, insurrección, edad, salud, historia y coyuntura.
Tras ser aplazada el pasado 3 de agosto la primera vista, impactante por mostrar en vivo y sin edición previa imágenes del exmandatario postrado en una camilla y tras las habituales rejas de los juzgados egipcios, la sesión de este lunes será sin cobertura televisiva.
Mubarak, sus dos hijos, Alaa y Gamal, el exministro del Interior Habib El Adli y exoficiales de policía serán juzgados por presuntamente haber ordenado la matanza de más de 840 activistas pacíficos y desarmados durante las revueltas populares de enero y febrero pasados.
Aunque muchos creen que alguna nueva maniobra política o jurídica hará dilatar el proceso, se espera sean significativos los testimonios de cuatro testigos, uno de ellos el influyente general Hussein Moussa, ex jefe de operaciones de las fuerzas de seguridad central.
Dado que por su investidura estaba al mando de la represión a los manifestantes que derrocaron a Mubarak el 11 de febrero, Moussa es clave porque fue formalmente acusado de borrar toda la información y las llamadas telefónicas grabadas en archivos oficiales.
El abogado Gamal Eid, jefe de la Red Árabe para la Información sobre Derechos Humanos, expresó a un periódico local su convencimiento de que la defensa buscará descalificar a testigos o hallar faltas legales de procedimiento y en la investigación para posponer la vista.
Los movimientos de familiares de las víctimas de la llamada Revolución del 25 de Enero, estimados oficialmente en 846 muertos, afirman contar con evidencias suficientes como para condenar a los encartados, que -de ser así- podrían enfrentar la pena capital.
Precisamente, un tema de conversación el domingo entre reporteros fue una rueda de prensa convocada por un denominado Grupo de Amigos de Mubarak para presentar a un equipo de abogados kuwaitíes que pretende asumir la defensa del exjefe de Estado de 83 años y enfermo de cáncer.
Sin embargo, el ministro egipcio de Justicia, Mohamed Al-Guindi, declaró a la televisión estatal que no habían recibido ninguna notificación de los cinco letrados kuwaitíes para asistir a la corte y actuar de forma voluntaria.
"Hemos venido para defender a Hosni Mubarak sólo por agradecimiento", comentó la jurista Faisal Al-Oteibi en alusión al apoyo del entonces presidente a Kuwait durante la ocupación por Irak bajo el gobierno de Saddam Hussein (1990-1991).
Las sesiones del 3 y 15 de agosto fueron descritas como espectáculos publicitarios con abogados que entraron en careos y monólogos ansiosos de hacer nombre a costa de un proceso sumamente sensible aquí, y trifulcas callejeras entre partidarios y detractores de Mubarak.
Aseguran que el jefe de la sala, juez Ahmed Refaat, pasó la sesión requiriendo a abogados de víctimas -parte de una lista de más de 100- que peleaban entre sí y gritaban posando para cámaras de televisión, por lo que se les pidió se sentaran y escribieran sus reclamos.
Tras ser aplazada el pasado 3 de agosto la primera vista, impactante por mostrar en vivo y sin edición previa imágenes del exmandatario postrado en una camilla y tras las habituales rejas de los juzgados egipcios, la sesión de este lunes será sin cobertura televisiva.
Mubarak, sus dos hijos, Alaa y Gamal, el exministro del Interior Habib El Adli y exoficiales de policía serán juzgados por presuntamente haber ordenado la matanza de más de 840 activistas pacíficos y desarmados durante las revueltas populares de enero y febrero pasados.
Aunque muchos creen que alguna nueva maniobra política o jurídica hará dilatar el proceso, se espera sean significativos los testimonios de cuatro testigos, uno de ellos el influyente general Hussein Moussa, ex jefe de operaciones de las fuerzas de seguridad central.
Dado que por su investidura estaba al mando de la represión a los manifestantes que derrocaron a Mubarak el 11 de febrero, Moussa es clave porque fue formalmente acusado de borrar toda la información y las llamadas telefónicas grabadas en archivos oficiales.
El abogado Gamal Eid, jefe de la Red Árabe para la Información sobre Derechos Humanos, expresó a un periódico local su convencimiento de que la defensa buscará descalificar a testigos o hallar faltas legales de procedimiento y en la investigación para posponer la vista.
Los movimientos de familiares de las víctimas de la llamada Revolución del 25 de Enero, estimados oficialmente en 846 muertos, afirman contar con evidencias suficientes como para condenar a los encartados, que -de ser así- podrían enfrentar la pena capital.
Precisamente, un tema de conversación el domingo entre reporteros fue una rueda de prensa convocada por un denominado Grupo de Amigos de Mubarak para presentar a un equipo de abogados kuwaitíes que pretende asumir la defensa del exjefe de Estado de 83 años y enfermo de cáncer.
Sin embargo, el ministro egipcio de Justicia, Mohamed Al-Guindi, declaró a la televisión estatal que no habían recibido ninguna notificación de los cinco letrados kuwaitíes para asistir a la corte y actuar de forma voluntaria.
"Hemos venido para defender a Hosni Mubarak sólo por agradecimiento", comentó la jurista Faisal Al-Oteibi en alusión al apoyo del entonces presidente a Kuwait durante la ocupación por Irak bajo el gobierno de Saddam Hussein (1990-1991).
Las sesiones del 3 y 15 de agosto fueron descritas como espectáculos publicitarios con abogados que entraron en careos y monólogos ansiosos de hacer nombre a costa de un proceso sumamente sensible aquí, y trifulcas callejeras entre partidarios y detractores de Mubarak.
Aseguran que el jefe de la sala, juez Ahmed Refaat, pasó la sesión requiriendo a abogados de víctimas -parte de una lista de más de 100- que peleaban entre sí y gritaban posando para cámaras de televisión, por lo que se les pidió se sentaran y escribieran sus reclamos.
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