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miércoles, 29 de junio de 2011

El argumento en contra de aquellos que exigen la liberación de Shalit

The Palestinian Information Center

Traducido para Rebelión por Christine Lewis Carroll


Sería deshonesto no reconocer los enormes esfuerzos realizados por parte de los círculos sionistas para la liberación del soldado israelí encarcelado, Gilad Shalit.


También es excepcional el esfuerzo de la familia Shalit dentro de la campaña en curso por la liberación de su hijo. Los Shalit no han dejado piedra sin revolver en un esfuerzo desesperado para que el gobierno israelí consiga la liberación de su hijo como sea. Su perseverancia y tesón son verdaderamente admirables en más de un sentido.

Sin embargo, también es verdad que todos estos esfuerzos no han conseguido el objetivo deseado gracias a la resistencia, paciencia y determinación del movimiento Hamás.


En los últimos días y semanas, algunos personajes internacionales se han interesado por la suerte de Shalit.


Por ejemplo, el Presidente francés Nicolás Sarkozy formuló un llamamiento apasionado para que Hamás liberase a Shalit, de nacionalidad tanto israelí como francesa.


“Es hora de que las personas responsables tomen la decisión de terminar con tu escandaloso e intolerable encarcelamiento,” escribió Sarkozy.


Sarkozy calificó el encarcelamiento de Shalit de vulneración del derecho internacional.

“No acepto que te prohíban comunicarte con tus familiares ni que estos te contesten, como si tales comunicaciones representaran una muestra de debilidad por parte de los responsables del encarcelamiento,” escribió Sarkozy.


Apremio a los responsables de tu encarcelamiento que permitan inmediatamente a la Cruz Roja verte, y lo que es más importante, les apremio a liberarte.

Las observaciones de Sarkozy habrían merecido algún respeto si el Presidente francés hubiese pronunciado alguna palabra acerca del destino de más de 6000 presos políticos y resistentes de Palestina que languidecen en los calabozos, fortalezas y campos de concentración israelíes.

El hecho de que ignorara totalmente a los presos palestinos sugiere que Sarkozy es deshonesto, hipócrita o que piensa que estas personas, que incluyen a legisladores elegidos democráticamente, profesores universitarios y doctores en medicina, son infrahumanos o hijos de un dios menor.

Por consiguiente, el abrazo total de la causa israelí hace que los palestinos, hombres y mujeres honestos por todo el mundo, despreciemos sus comentarios como se merecen.


Además, Shalit no fue secuestrado, como repite la máquina de mentir israelí. Shalit fue apresado en medio de una batalla. Es prisionero de guerra. Llamarlo de cualquier otra manera es una mentira y propaganda barata.

Es más, Israel sigue llamando a los luchadores por la libertad palestinos encarcelados en Israel “terroristas y asesinos”.

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No obstante, la verdad es que estas personas son luchadores por la libertad y activistas políticos que se alzaron contra una ocupación de tipo nazi que robó su país, destruyó sus casas y aldeas, y expulsó a su pueblo hacia las cuatro esquinas del mundo.

Esto significa que Israel está absolutamente incapacitado para sermonear a los palestinos cómo deben oponer resistencia contra sus atormentadores y ocupantes de su tierra.


Alrededor de un 10% del pueblo francés estuvo implicado en la resistencia contra los nazis. Las autoridades de la ocupación nazi también los llamaron terroristas y saboteadores. Sin embargo, en retrospectiva, los pueblos del mundo, especialmente en Francia, saludan la memoria de los que sacrificaron su vida por la libertad de su tierra.
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De la misma manera, los palestinos que han elegido luchar contra los invasores israelíes deben compararse con ese 10% de ciudadanos franceses que superaron sus miedos y decidieron luchar contra los nazis, exponiéndose a menudo a la tortura y muerte violenta.

Es verdad que algunos palestinos que languidecen desde hace décadas en cárceles israelíes pueden haber matado a israelíes. Pero este hecho debe encuadrarse dentro del conflicto en su conjunto donde la potencia ocupante asesinó a miles de palestinos inocentes. En el análisis final, los israelíes no murieron por ser judíos sino por ser invasores, ocupantes y asesinos de niños.

En efecto, es difícil encontrar a un adulto israelí sin sangre en las manos. El sionismo, después de todo, ha transformado a la sociedad judía israelí en una comunidad de ladrones de tierra, asesinos de niños y mentirosos habituales.

De hecho, Shalit quizá también haya estado implicado en la matanza de niños palestinos en Gaza o Cisjordania. De modo que no estamos hablando precisamente de un angelito como sostiene la
hasbará israelí.


Por otra parte, no hay duda de que en circunstancias normales, Shalit tiene derecho a que le visite la Cruz Roja.

Sin embargo, tampoco hay duda de que Israel probablemente se aproveche de que la Cruz Roja visite a Shalit para localizarlo y poner en marcha una “operación de rescate” en la que el mismo Shalit y muchos palestinos podrían morir.


Los palestinos han aprendido de la peor manera que Israel es la última serpiente venenosa en la que no se puede confiar. Sólo esto explica la resistencia a permitir que la Cruz Roja visite a Shalit.


Por último, es imperativo indicar algunas de las prácticas israelíes flagrantes y crueles contra los palestinos que generan con toda seguridad la dura respuesta por parte de los palestinos.


Israel recurre cada vez más a encarcelar a miles de activistas palestinos inocentes, entre los que se encuentran intelectuales. En el 99% de estos casos, la acusación es haber realizado una declaración o conferencia pública arremetiendo contra la ocupación permanente de su país.


Israel llama a estos encarcelamientos inmorales e ilegales “detenciones administrativas”. A los propios encarcelados no se les informa de las razones de su encarcelamiento, que puede durar años.


Además, se mantiene a cientos de palestinos en prisión durante seis meses, sólo porque aparece su nombre en alguna pantalla de ordenador de los ocupantes israelíes.


En resumen, el abuso caprichoso impartido por los israelíes deja a los palestinos con pocas alternativas, especialmente en ausencia de un sistema de justicia israelí creíble que aborde las quejas reales y garantice al menos una apariencia de justicia.

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