La mitad de los pobres ya no puede comprar medicamentos u otros tratamientos. Cuatro de cada 10 personas por debajo de los 8.000 euros al año pasa o ha pasado hambre en los últimos 10 años y un tercio de los excluidos de esta España del Primer Mundo vive en 15 metros cuadrados.
Se sabía que la pobreza tiene sus definiciones o sus obviedades, pero cuando se miden hay que tragar saliva. Lo ha hecho la Obra social de la Caixa, que ha pasado cinco años aplicando un programa de ayuda (692 euros al año por niño y 1.400 por familia) en 10 ciudades españolas sobre 172.000 niños y casi 100.000 familias que estaban (y están) por debajo del umbral de la pobreza.
Esa raya significa que una familia con dos adultos y un niño ingresa menos de 14.000 euros al año, lo que los expertos bautizan como pobreza relativa. Si el escalón se llama pobreza severa, el dinero que entra en esa casa no llega a los 7.000 euros al año para tres personas: vivir con 180 euros al mes, seis al día.
60.000 menores han pasado o pasan hambre
Reacios a extrapolar sus datos hacia las grandes cifras de la exclusión social, los responsables del estudio se centran en sus números. Y esos cuentan que aproximadamente 60.000 menores de edad han pasado o pasan hambre "con frecuencia". ¿Qué es pasar hambre con frecuencia? "Pues no comer casi nada durante el día o no poder cenar nunca", dicen los sociólogos de la Fundación FOESSA.
Así, cerca de 34.000 familias estudiadas viven en lugares en los que no tocan a más de 15 metros cuadrados por persona, 27.000 habitan en casas llenas de humedades y suciedad y 53.000 familias ya no pueden comprar fármacos para luchar contra la enfermedad.
Y es que la mala salud aparece aquí no sólo como un factor característico de la pobreza, sino como algo que genera más exclusión aun. En la radiografía del apuro y la desesperación, el paro y la pérdida o la precariedad de la vivienda se asoman como causas favoritas.
En el 81% de los casos analizados al menos un miembro de la familia no tenía empleo y en el 73% las condiciones del hogar (hacinamiento, insalubridad o gastos excesivos) influyen directamente en el abocamiento a la pobreza. Pero en lo que el 95% de los pobres coincide es en no contar para nadie. El estudio de la Caixa lo llama "eje político / ciudadanía". O sea, participación política, exclusión de la educación, exclusión de la vivienda y problemas de salud.
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