Pero Enda Kenny es recibido ya casi como un primer ministro cuando llega a Malahide en el tramo final de la campaña electoral. Situada 16 kilómetros al norte de Dublín, es una emergente población de clase media que en los últimos años ha crecido de forma vertiginosa de la mano del boom inmobiliario.
Desde el tren que lleva del centro de Dublín a Malahide en poco más de 20 minutos se ven por doquier los nuevos barrios residenciales que han transformado los suburbios de la capital irlandesa. Una burbuja inmobiliaria que estalló hace tres años de forma espectacular , arrastrando consigo a la banca y empujando al país a una recesión que este fin de semana va a revolucionar el horizonte político irlandés. En casi un cuarto de siglo, el Fine Gael solo ha gobernado dos veces: entre 1982 y 1987, y entre 1994 y 1997. La crisis está en el origen del desmoronamiento del casi hegemónico Fianna Fáil, condenado a sufrir los peores resultados de su historia.
En Malahide, el cataclismo inmobiliario no ha dejado un erial de casas vacías, pero sí un catálogo de problemas derivados de su rápido crecimiento demográfico. "Tenemos problemas de transporte, un gran problema de negative equity [patrimonio negativo: la crisis de la vivienda hace que para muchos compradores la deuda hipotecaria sea superior al precio actual de su vivienda] y de infraestructuras y equipamientos", explica Alan Farrell, de 33 años y concejal del condado, que aspira a convertirse en el segundo diputado del Fine Gael en la circunscripción de Dublín Norte.
"Esta es una zona en la que ha habido un crecimiento explosivo en los últimos 10 años, la edad media en el condado es de 33 años, la mayoría son gente que se están casando, están fundando una familia, y, aunque hay un montón de viviendas, no hay suficiente infraestructura social, transportes, escuelas o instalaciones recreativas: Tenemos también grandes problemas en la red del agua potable", explica.
Farrell forma parte de la comitiva que ha acudido a recibir a Enda Kenny para acompañarle mientras se da una vuelta a paso de vértigo por la calle mayor de Malahide. El candidato entra en varios cafés, en una tienda de flores, en una sastrería y hasta en la comisaría local. Se para a hablar con abuelos y amas de casa y no pierde la oportunidad de subirse en brazos a todos los niños pequeños con que se cruza, que no son pocos.
"Creo que vamos a conseguir una gran victoria", afirma Seamus, de 77 años, que destila satisfacción por la visita del candidato. "He apoyado al Fine Gael toda mi vida, y esta es la primera vez que realmente nos sentimos a gusto, convencidos de que vamos a volver al poder", añade. "Enda Kenny es una persona muy decente. Un gran hombre de familia. Ojalá tenga la oportunidad de convertirse en el taoiseach, el premier", dice.
Seamus apoya desde siempre al Fine Gael, al igual que hicieron sus padres. ¿Votaría al Fianna Fáil? "Nunca. Nunca. Nunca, nunca, nunca", responde casi enojado. "No me gusta su actitud y tampoco los vínculos que ha tenido en los últimos tiempos con los promotores inmobiliarios, con los constructores y con los bancos. Han destruido nuestro país. El Fianna Fáil siempre ha tenido el apoyo de esa gente y ha tenido vínculos muy cercanos a ellos. No soy ese tipo de persona", sentencia.
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