EEUU es la nación que más dinero invierte en salud. Sin embargo, paradójicamente, las expectativas de vida de sus ciudadanos no crecen en consonancia, siendo menores que las de otros países desarrollados. Así se desprende de un trabajo firmado por el Consejo Nacional de Investigación (National Research Council).
El objetivo principal del panel de expertos que participó en el citado trabajo era comprender "las tendencias divergentes en la longevidad de los países con más recursos". Y, en especial, analizar cuál es la situación de EEUU en comparación con otras naciones desarrolladas.
Como primer resultado, detectaron que durante el último cuarto de siglo, aunque las expectativas de vida de los estadounidenses sí que han aumentado, han seguido un ritmo más pausado, frente a países como Japón, Australia o incluso España.
La mano negra del tabaco
Una de las causas principales de este enlentecimiento podría ser el tabaquismo, según recalca el informe. Los efectos secundarios de los cigarrillos tardan varios años en hacerse evidentes, y parece que es lo que ha sucedido en EEUU. Actualmente, hay menos fumadores pero los que fueron adictos están sintiendo ahora los males de aquel hábito nocivo.
"Hace dos o tres décadas el hábito de fumar estaba mucho más extendido en EEUU que en Europa o en Japón, y las consecuencias todavía se siguen sintiendo en las tasas de mortalidad", señala el informe.
Especialmente, éste es el caso de las mujeres, que son las que más tardaron en apuntarse a la moda del tabaco y que ahora enferman y mueren más por ello. Esta situación también se está dando en nuestro país.
Teniendo en cuenta este lapso de tiempo, entre la exposición al tabaco y la aparición de la enfermedad, es previsible que EEUU note en los próximos años una marcada reducción en la mortalidad por este producto. Una disminución que se sentirá antes entre la población masculina: fueron los primeros en encender un cigarrillo pero también los primeros en apagarlo.
En el caso de Japón, parece que ocurrirá todo lo contrario. El tabaquismo se estableció más tarde y es posible que todavía no se haya sentido toda la carga que éste impone en las cifras de muertes y, en consecuencia, en las expectativas de vida.
Obesidad y otros riesgos
Por otro lado, los autores del documento recalcan que el segundo factor claramente relacionado con la menor longevidad de los estadounidenses es la obesidad.
Se desconoce el impacto real del exceso de peso pero se calcula que podría estar detrás de una quinta o una tercera parte del citado retroceso en la duración de la vida.
De hecho, de seguir las actuales tendencias, la obesidad podría anular las mejoras logradas por los ex fumadores.
El resto de factores que se tuvieron en cuenta, como posible causa, no resultaron estadísticamente significativos en EEUU. Ni si quiera la falta de un acceso universal a la Sanidad, los hábitos sedentarios o los efectos dañinos de la terapia hormonal.
No obstante, los expertos aclaran que la poca claridad o contundencia de algunos de los resultados podría deberse a las limitaciones que ofrece la investigación en este campo, ya que la mayoría de los estudios son observacionales.
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