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miércoles, 26 de enero de 2011

Enfermos de sexo



Ahora resulta que los jóvenes japoneses cada vez están menos interesados en el sexo. No me extraña, teniendo en cuenta cómo son los vídeos de contenido sexual que pululan por internet y que tienen su origen en el país asiático. Si habéis visto alguno, seguro que lo recordaréis mientras viváis. En muchos casos se te encoge el alma, se te revuelve el estómago o te quedas un ratito pensativo. También a mí, con todo lo que soy y he visto, me causa estupor pensar que alguien pueda ponerse a tono viendo a dos japonesitas regurgitando sushi, por muy desnudas que estén. En fin, será el signo de los tiempos. El caso es que, según un estudio realizado por el Ministerio de Sanidad japonés, más de un tercio de jóvenes menores de 20 años afirma estar poco interesado en el sexo y un número cada vez mayor de parejas tienen relaciones sexuales más espaciadas o han renunciado a ellas directamente.


Un 36% de chicos y un 58% de chicas aseguran pasar o incluso sentir aversión por el sexo. Los motivos de tal decaimiento sexual hay que buscarlos, según las autoridades niponas, en que los chicos prefieren entretenerse con actividades en solitario (¿se referirán al onanismo?) o con amigos del mismo sexo mientras que las chicas están más preocupadas por su futuro profesional y priorizan sus estudios a las relaciones sociales. Igualito que aquí. En cualquier caso, intentar desentrañar las causas del hastío japonés por el sexo a tantos kilómetros de distancia puede resultar un tanto complicado. Sé que en alguna tertulia televisiva lo harían sin tantos miramientos, pero, ya ves, a mí a veces me puede la prudencia. Ni que decir tiene que si entre nosotros, en esta ‘cama redonda’, se encuentra algún ciudadano del país del sol naciente y tiene ganas de contarnos su explicación al fenómeno en el foro, seremos todo oídos.


Independientemente de las diferencias culturales y sociales entre nuestro país y Japón, ¿creéis que dicho fenómeno podría darse en España? ¿Qué puede llevar a alguien, que no padezca ningún problema físico o psicológico, experimentar desapego o incluso asco por una función natural de nuestro organismo? Sí, la verdad es que la cosa ahí fuera está un poco rara y siempre que te acuestas con alguien no puedes evitar pensar en tu salud o en las complicaciones que puede acarrear en tu vida un ‘polvo loco’. Aguantar a ciertos personajes ‘después de’ tampoco es moco de pavo. Por no hablar de lo difícil y complicado que resulta en ocasiones poder acostarse con alguien. Sí, la verdad es que muchas veces se te quitan las ganas, pero de ahí a bajar la persiana del negocio y cerrar por defunción…


En algunas ocasiones, las causas de la aversión por el sexo pueden tener un origen físico. Vamos, que después de tener relaciones sexuales te pones tan malo que no tienes ningunas ganas de repetir. No estoy hablando de ninguna enfermedad de transmisión sexual ni de, en términos exagerados, la tristeza post-coital, el ‘post coitum tristitia’ de los romanos, el estado de melancolía en que solemos caer en los momentos inmediatamente posteriores al orgasmo. No, me refiero a algo mucho más tangible que un simple estado de ánimo. Por lo visto algunos hombres, después de eyacular, experimentan en su cuerpo síntomas parecidos a los de la gripe. Sube la temperatura del cuerpo, se experimentan escalofríos y congestión nasal, se siente dolor en las articulaciones, arden los ojos… Un cuadro que, hasta hace poco, se le daba una explicación psicosomática y que puede alargarse durante semanas. Según recientes investigaciones de un equipo de médicos holandeses, la causa de este síndrome espectacular hay que buscarla en una reacción alérgica al propio semen. No me digáis que no es una faena. Y de las gordas. Desde el año 2002 se han documentado casos de esta dolencia en algunas revistas médicas, llevando a los expertos a llamarla POIS (Síndrome de la enfermedad tras el orgasmo), aunque muchos hombres que la padecen no acuden al médico por vergüenza. Tras un trabajo de investigación, realizado con 45 hombres holandeses diagnosticados con esta enfermedad, los médicos llegaron a la conclusión que todo es culpa de una respuesta autoinmune al propio esperma. ¿Tiene cura? Sí, pero es lenta, como en otros procesos alergológicos. En este caso, los científicos proponen inyectar en la piel del paciente el propio semen de manera extremadamente diluida, al iniciar el tratamiento, e ir aumentando paulatinamente su presencia. Según sus estudios, al cabo de tres años, los síntomas de la enfermedad post-coital prácticamente desaparecen.

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