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viernes, 7 de enero de 2011

La mesa que se mira... y se toca


Sentarse en la mesa del futuro vale 7.500 dólares. Es el precio que Microsoft ha puesto a Surface 2, la segunda versión de su superficie "inteligente", un dispositivo que presentó hace tres años y que ha tenido un éxito moderado, en parte culpa de la propia empresa. En los mejores meses en Redmond fabricaban poco más de 10.000 unidades y fundamentalmente estaban destinadas a congresos, ferias y algunos museos. Era un proceso casi artesanal y un objeto limitado a pesar de su buen funcionamiento.

Aún así, se trata de uno de esos productos que han conseguido cambiar la forma de pensar y actuar de toda la compañía. Esta semana se han presentado en el CES docenas de tabletas, algunas equipadas con Windows 7. Es un sistema operativo que no está preparado para este uso y se nota. Pero decirle a Microsoft que no entiende esto de "tocar" o que anda perdida sería un error. Desde el año 2007 y a raíz de la experiencia de Surface, en Redmond están dando pasos muy rápidos en la dirección adecuada.

MULTITACTIL. Surface fue una de las primeras superficies táctiles capaces de reconocer varias pulsaciones de forma simultánea. Parece una tontería pero ha sido uno de los desarrollos tecnológicos clave de la última década. Dentro de las mesas Surface de primera generación –que funcionaban con tecnología de proyección- una cámara recogía los puntos de presión y su intensidad y los transformaba en instrucciones para el sistema. De esta forma era posible ahorrarse una lámina capacitiva, como la que llevan los teléfonos o tablets, que era prohibitivamente cara en grandes dimensiones. Estos primeros modelos costaban casi 10.000 dólares y tenían un tamaño considerable pero respondían bien al tacto y eran fáciles de usar.

Y SIN DEDOS. El éxito en los medios y los pocos negocios que lo implementaron, sin embargo, sirvió para que los laboratorios de I+D de la compañía redoblasen los esfuerzos y pensasen en nuevas formas de controlar un ordenador, usando gestos un lugar de un ratón. Al poco tiempo dieron con otra forma de transmitir estos gestos a la pantalla, esta vez sin contacto directo. Gracias a unos sensores de proximidad era posible controlar un PC moviendo la mano cerca del dispositivo. La tecnología se patentó en 2008 y se mostró en la feria CES del año 2009 aunque más como una curiosidad que como aplicación real. ¿La mayor ventaja? No quedaban huellas.

EL MILAGRO KINECT. Casi al mismo tiempo, a finales de 2008, el CEO de una pequeña empresa israelí comenzaba un periplo por la costa oeste de los EEUU para tratar de vender su último producto. PrimeSense (así se llamaba la compañía) había adaptado una tecnología de uso militar que permitía reconocer volúmenes en el espacio gracias a una cámara infrarroja. Una de las primeras paradas fue la sede de Apple en Cupertino pero el número de documentos y cláusulas de exclusividad que tendrían que firmar hizo imposible cerrar ningún acuerdo. La tecnología de PrimeSense acabó al final en los laboratorios de Microsoft y tras un año de pruebas y refinamientos acabó convertida en Kinect, el sistema de control gestual para Xbox. En los dos meses que lleva a la venta este dispositivo ha conseguido vender ocho millones de unidades pero lo más interesante son las aplicaciones que los usuarios más "manitas" han conseguido encontrar fuera de los videojuegos, entre ellos el control del propio Windows. Ahora se espera que Microsoft traslade parte de esta experiencia a Windows 8, el próximo sistema operativo, que podría incluir reconocimiento facial y de gestos como método de seguridad y control.

VUELTA A LA MESA. Surface, sin embargo, sigue teniendo una amplia variedad de aplicaciones, sobre todo en tiendas, hoteles e incluso restauración. La nueva versión de Microsoft utiliza una pantalla de cristal líquido en lugar del sistema de proyección, tiene mucha más resolución a la hora de captar el movimiento de los dedos y sobre todo es mucho más plana. Puede incluso montarse en vertical sobre una pared. Ahora la fabricación está en manos de Samsung lo que debería acelerar su disponibilidad. Otros fabricantes, como Philips o HP, han tratado de sacar productos similares, pero al final se han quedado en prototipos con escasa aplicación real. Tal vez en unos pocos años sentarse en la mesa de un restaurante y pedir la comida tocando en la mesa deje de ser una imagen de ciencia ficción.

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