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viernes, 31 de diciembre de 2010

Cuba salda en Haití su propia deuda con la humanidad



La patria de Toussaint-Louverture cuenta con la presencia médica cubana desde el 4 de diciembre de 1998; es decir, cuando el terremoto del 12 de enero de 2010 devastó buena parte del territorio nacional, causando la muerte de más de 200.000 personas, Cuba, de manera totalmente altruista, llevaba algo más de once años ejerciendo la medicina en el país más pobre y abandonado de América.


Desatado el mencionado desastre natural, Cuba incrementó su presencia enviando más personal médico, superando la cifra de 800 para prestar sus servicios humanitarios. Después, como todo el mundo sabe, llegó la epidemia del cólera provocando, hasta el momento y según información oficial, el fallecimiento de 2.707 de los más de 121.500 haitianos enfermados.


Ante la caótica situación y lejos de escamotear esfuerzos y recursos, las autoridades cubanas volvieron a aumentar las filas de la Misión Médica Cubana. Ahora ya son más de 1.300 sus integrantes -el mayor contingente extranjero- desplegados por todo el territorio haitiano, ya que están presentes y laboran en los diez departamentos del país, así como en las más de 200 subcomunas, muchas de ellas de difícil acceso.


La Misión Médica Cubana controla la mayor parte de los centros hospitalarios que atienden a los enfermos del cólera. Con resultados relativamente satisfactorios, la lucha contra la epidemia se lleva a cabo sin descanso, porque al objetivo fundamental de preservar las vidas humanas se suma la no menos importante de evitar que la epidemia se convierta en endémica.


En estos doce años, más de 3.500 cubanos y cubanas han aportado sus ingentes esfuerzos al pueblo haitiano, atendiendo a más de 16.000.000 de necesitadas personas y salvando de una muerte segura a más de 250.000.


Así de generosa es la política internacionalista cubana. Mientras los Estados imperialistas se dedican a invadir y saquear a no pocos países del Tercer Mundo, Cuba revolucionaria hace justo lo contrario. Y es que, como dijera Fidel, "ser internacionalista es saldar nuestra propia deuda con la humanidad".

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