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lunes, 6 de septiembre de 2010

Un "regalo" de Peñarol a Fénix: 2 a 2


Fue un chasco. En un abrir y cerrar de ojos, ante un Centenario que rebosaba de pasión carbonera y que disfrutaba del retorno al Campeonato Uruguayo con una buena demostración de fútbol, apareció el regalo.

Increíble y sorprendente. La realidad golpeó fuerte a un Peñarol que fue el dueño absoluto del partido. Por el dominio territorial, por la velocidad con la que acometió contra la súper poblada defensa de Fénix, por el control del balón. Y no ganó.

Fue un chasco. Sí, por los regalos. Si alguien pregunta de qué manera pueden dejarse escapar dos puntos que están prácticamente asegurados, hay que explicarle que la clave del cotejo estuvo en los centros al corazón del área del aurinegro. Con tantos obsequios no se puede sostener ninguna exposición ni resultado.

Dos jugadas de pelota quieta, por el único mecanismo que los albivioletas habían llevado cierto riesgo al arco de Sebastián Sosa y adiós estreno con triunfo.

Castigo total para el despliegue que había efectuado Marcelo Sosa en la mitad del terreno, para la profundidad que le había dado al elenco aurinegro las proyecciones del "Vasquito" Aguirregaray y para el vertiginoso ritmo con el que Alejandro Martinuccio demolió las murallas que pretendió montar Rosario Martínez.

Peñarol marcó el destino del cotejo desde el primer instante y lo hizo en base a las combinaciones profundas, a la utilización de los espacios y a los correctos desplazamientos de sus jugadores que siempre consiguieron abrir brechas.

Faltó, por cierto, más peso en el área, porque la diferencia futbolística no se llevó al marcador y hubo que esperar al error de Fogst cuando cruzó en el área a Aguirregaray para que se sacudiera el tanteador.

Lo más increíble de todo es que después del 2-0 (golazo de Martinuccio) Fénix tiró al campo de juego un arsenal de envíos al área para intentar algo. Obviamente, cuando se percató que ahí estaba el negocio siguió apostando a su iniciativa y así obtuvo lo que parecía imposible.

Por un regalo. Mejor dicho por dos, Peñarol no pegó con todo de entrada y se fue del Centenario lamentando lo que dejó escapar.

La cifra

4 centros de Fénix no encontraron buena respuesta aurinegra. Dos terminaron en gol y uno pegó en el caño.

La estrella

M. Sosa

Toda la clase. Jugó con cabeza levantada y distribuyó juego.

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