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domingo, 27 de diciembre de 2009

El cumpleaños del chorro...

El máximo responsable de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), Gerardo Díaz Ferrán, cumple hoy 67 cumpleaños envuelto en una agria polémica por el cierre de Air Comet, la aerolínea que presidía.

La compañía, endeudada especialmente después del encargo a Airbus hace dos años de más de 60 aviones -cuatro de ellos, A380-, no pagaba desde hace meses ni las nóminas ni las cotizaciones a la Seguridad Social de su plantilla, próxima a los 660 trabajadores, con lo que iba acumulando una deuda cada vez más insostenible.

La orden dictada por un juez británico de inmovilizar la flota de la aerolínea desde el pasado lunes, atendiendo al recurso interpuesto por el alemán Nord Bank -al que Air Comet debe 25 millones de dólares (17,2 millones de euros) por el alquiler de algunos de sus aviones-, dejó sin margen de maniobra a la compañía.

Air Comet declaraba el cese de sus operaciones y la cancelación de todos sus vuelos entre Madrid y diversos países de América Latina, lo que dejaba a unos 7.000 pasajeros en tierra y provocaba que un día después el Ministerio de Fomento le retirara la licencia de vuelo.

Fomento ha sido el encargado de fletar los aviones necesarios para permitir que viajaran la mayoría de los pasajeros que se quedaron en tierra al menos hasta hoy, un operativo que le va a costar al erario público 6,3 millones de euros.

Una venta frustrada

En las últimas semanas, Díaz Ferrán y su socio cofundador del Grupo Marsans, el empresario Gonzalo Pascual, habían tratado de vender la aerolínea por un precio simbólico al inversor holandés Arnold Leonora, siempre que éste se hiciera cargo de la enorme deuda acumulada.

La venta era la gran esperanza del jefe de la patronal, recordaron fuentes próximas al empresario, cuyos éxitos comenzaron a finales del franquismo e hicieron que se enriqueciera especialmente con la entrada de España en la Unión Europea.

Díaz Ferrán pretendía cerrar la operación antes de que llegara su cumpleaños y pagar a sus empleados al menos las nóminas de octubre y noviembre, tal y como les prometió a principios de este mes para convencerles de que desconvocaran las huelgas previstas.

Pero finalmente la venta a Leonora no llegó y la inmovilización de los aviones hizo inviable la continuidad de la compañía, que en la tarde del lunes fue incapaz de encontrar otra solución menos dolorosa y optó por un expediente de regulación de empleo (ERE) y un inminente concurso de acreedores (antigua suspensión de pagos).

El ERE se presentó el miércoles, un día antes de Nochebuena, en la Consejería de Empleo y Mujer de la Comunidad de Madrid, aunque finalmente será el Ministerio de Trabajo el que dé su resolución definitiva.

Air Comet se convirtió en la gran apuesta de Marsans en los últimos tres años, tras invertir en ella parte de los ingresos de la venta de su compañía de cruceros Pullmantur a la estadounidense Royal Caribbean.

La predecesora de la actual aerolínea, la antigua Air Plus Comet, había sido creada a finales de los 90 por Marsans para volar al Caribe, ya que la flota de Spanair, que controlaban junto a la escandinava SAS, no era de largo recorrido.

Christer Sandahl (SAS) y los dueños de Marsans fundaron Spanair hace más de 20 años. Posteriormente, en 2003, Gonzalo Pascual y Gerardo Díaz Ferrán vendieron el 94,9% de la aerolínea al grupo escandinavo, aunque se reservaron los puestos de presidente y consejero delegado y una participación del 5,1% hasta 2007.

Una esperada compensación

Además de en este negocio aéreo, Marsans poseía el 94,41% de Aerolíneas Argentinas hasta que el Gobierno de Kirchner aprobó en noviembre de 2008 una ley que autorizaba al Estado a expropiar la compañía al grupo español, que ahora espera recibir una compensación que podría rondar los 400 millones de euros.

De recibir esa cantidad, Marsans podría reducir las deudas de sus compañías considerablemente, si bien tanteará hasta entonces otras fórmulas, como la venta de la empresa de transporte Trapsa, para captar ingresos extraordinarios.

Pese a todo, Díaz Ferrán aún tiene el apoyo de parte de sus colegas en la CEOE, quienes defienden que sus dificultades económicas no son incompatibles con su labor al frente de la patronal.

No piensan lo mismo muchas otras voces, como las de buena parte del arco parlamentario -a excepción del Partido Popular, que quiere que se desligue su labor empresarial de la de la patronal- o las organizaciones sindicales, con las que le quedan muchas e importantes cosas por negociar.

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