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viernes, 20 de junio de 2014

Inglaterra cae a los pies de Luis Suárez

Engaña el Itaquerao, excavado en la tierra roja de Sao Paulo. Como una tumba para Inglaterra, cuyo futuro en este Mundial ya sólo queda en manos de Dios. Engaña este Arena Corinthians, porque la tercera planta del estadio se sitúa a ras de suelo y la sábana verde queda abajo, como extendida a propósito para Luis Suárez, que celebró su ingreso en el Mundial con un doblete y un veneno mortal para Inglaterra, su patria de adopción. [Narración y estadísticas]
Había que ver al Lucho apurando la carrera ante Cahill, en posición más que justa tras la dejada por arriba de Cavani, su mejor socio en la selección. Había que escuchar a los narradores uruguayos cantar el final de 44 años de maldición ante rivales europeos. Apretó el esprint Suárez, rompió el balón hacia el ángulo demasiado lejano paraHart y respiró todo un país. A falta de lo que suceda en el decisivo cierre Las eliminatorias quedan más cerca de Montevideo. En las islas, los inventores del fútbol ya únicamente pueden aferrarse a un milagro.
Fue la tarde de Suárez en el Arena Corinthians, un escenario que, una semana después de la inauguración, sigue más o menos manga por hombro. La pompa arquitectónica, los últimos avances tecnológicos y de diseño y las facilidades de acceso conviven con cables tirados, plásticos que tapan vergüenzas y una lona gris en un fondo. La falta de puntualidad no la disimulan ni los mármoles de los baños. Menos mal que nos queda el puro juego.
Afortunadamente aún tenemos el espectáculo inolvidable del pistoleteo de Suárez en las celebraciones. Una de las fotos de esta primera semana de torneo. El mejor modo de mantener el aliento de la fiel hinchada, que dos horas antes del pitido inicial de Velasco ya alentaba a los muchachos. Llegados desde Montevideo y Colonia de Sacramento, con zamarras de Nacional o de Cerro. Desde mucho antes del calentamiento, que buena falta hacía para los futbolistas en la gélida tarde de Sao Paulo. Por los pasillos saludaban al Loco Abreu, metido ahora a comentarista. Incluso Zlatan Ibrahimovic anduvo por allí, con ese aire ausente de los que siempre se sintieron superiores a la media. Como el dorsal 9 de Uruguay.
Al poco de empezar, un saque de esquina desde la izquierda, especialidad de la casa, que Hart tapó con ademán nervioso. Un topetazo con Gerrard en el centro del campo, la brega constante conJagielka. Ya se hacía sentir Suárez, forzoso relevo del Cacha Forlán, que no la rascó ante Costa Rica. Sólo valían los tres puntos y el Conejo andaba tras ellos.
Era un partido sin brillo, con más ruido que nueces. El libre directo deRooney, que silbó junto a la escuadra y el concluyente zurdazo delCebolla, muy cerquita del travesaño, fue lo poco destacable del primer tiempo. Sobrepasado el ecuador, desde la otra esquina, también a balón parado dispuso de la suya Cavani. En el duelo de la estrategia también la puso Gerrard y Rooney cabeceó al travesaño desde tan cerca que por poco se abre él mismo la crisma. Bastante trajín en las áreas para el colegiado español, pero ni un solo disparo a palos.
El primero, con la rúbrica de Lucho, fue gol. Fruto de un robo del inspirado Lodeiro y la transición hacia la carrera de Cavani, que hizo la pausa justa ante Cahill Johnson antes de servir para el delantero del Liverpool. Nada más ver salir el balón, Hart supo que ya era imposible. Como Suárez, que sonreía de placer sólo con ver la parábola. Luego, el festejo con el profesor José Herrera, el hombre con quien trabajó la rodilla maltrecha estas dos semanas en Sete Lagoa.
Un tipo en la grada sostenía una pancarta con Suárez coronado y el añejo lema 'God save the King'. Era el cuadragésimo gol del rey de laPremier en 78 internacionalidades con la Celeste. La forma más sencilla, quizá la única, de prosperar para el conjunto de Tabárez. Porque Cavani, con remate o con asistencia, participó en tres de los últimos cuatro goles de Uruguay.

Rooney se reivindica

Inglaterra, más que apremiada por las circunstancias, se vio de nuevo en ante el espejo de sus traumas. Las urgencias históricas, las críticas a Hodgson y el desencanto de una afición más que harta empezaron a flotar por las afueras de Sao Paulo, por esas barriadas de Itaquerao que es mejor no frecuentar a deshora. La misma historia del sábado y la tragedia ante la Nazionale en Manaos.
Un guión casi idéntico, con el acostumbrado asedio en botas de los purasangres pross: Welbeck, Sturridge o Sterling. Tres velocistas de origen caribeño que ya pusieron sobre aviso a Sirigu y Prandelli. No obstante, con tanta angustia encima, se complicaba el asunto. Sobre todo tras un par de despistes atrás que no supieron aprovecharSuárez Cavani. Sus dos remates, uno desde cada perfil, se perdieron cruzados. Hubiera muerto el choque en ese momento, aunque faltaba lo mejor.
Pudo empatar Rooney tras una dejada de Welbeck y Muslera respondió con aplomo. En la siguiente embestida de Sterling por la derecha, Álvaro Pereira se llevó un rodillazo en la sien que espantó a todo el estadio. Era el momento de la resistencia charrúa, del esfuerzo solidario, del trabajo oscuro del Cebolla y del infatigable Álvaro González. Quiso el destino que no fuera así. Maltratando además al valeroso volante del Lazio.

Cuando nadie lo esperaba

Quiso la fortuna que González acudiera a ayudar a su lateral zurdo para cerrar la subida de Johnson, que ya sacaba el punterazo sin sentido. Resultó que el balón pasó entre las piernas del '20' hasta el segundo palo, donde surgió Rooney con la espada de matar. ConLallana en la hierba, con todo su arsenal en liza, parecía que The Three Lions podían sumar los ansiados three points. Sin embargo, cuando ya nadie esperaba semejante gesta, la volea de Muslera a campo rival, la 'peinada' de Cavani y la maravilla de Luis Suárez, por quien suspiran ya en Anfield. Su valor en el Mercado dicen que alcanza el centenar de millones de euros. Si alguien los paga...

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