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miércoles, 7 de mayo de 2014

Debate sobre subversión sacude al espionaje militar en EE.UU

La Habana, 7 may (PL) El debate sobre el papel de las agencias de inteligencia de Estados Unidos en las acciones subversivas en ultramar removió en días recientes la cúpula de los servicio de espionaje del Pentágono.

El director de la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA), general Michael Flynn, y su adjunto David Shedd, anunciaron que abandonarán sus puestos a finales de 2014, antes de cumplir sus períodos de mandato.

Según una nota del Departamento de Defensa, esta decisión estaba "prevista desde hace algún tiempo", pero el diario Stars and Stripes asegura que las renuncias evidencian contradicciones en los servicios de espionaje militar.

Un alto funcionario cuyo nombre no menciona el artículo dijo que Flynn, que ocupa ese cargo desde julio de 2012, mantiene serias contradicciones con su jefe inmediato superior, el subsecretario de Defensa para Inteligencia, Michael Vickers.

Según Stars and Stripes, Flynn sintió socavada su misión "por elementos de la vieja guardia que obstaculizaban sus intenciones de actualizar los programas de espionaje, incluyendo los que se dedican a la guerra cibernética".

Aunque no fue anunciado el sucesor de Flynn, medios de prensa mencionan la posibilidad de que sea la general Mary A. Legere, actualmente vicejefa del Estado Mayor del Ejército para las actividades de inteligencia, quien sería la primera mujer en la historia de la DIA en ocupar este puesto.

Este cambio de jefatura tiene lugar en momentos en que el Pentágono intenta expandir las misiones de la DIA en ultramar y mejorar la recolección de información de inteligencia, añade el periódico.

Según la Estrategia de la agencia para el período 2012-2017, en los próximos años se ejercerán de forma vigorosa las capacidades para desplegar "su fuerza de trabajo en zonas de conflicto, áreas de amenazas emergentes, embajadas estadounidenses y a centros de mando aliados".

En 2012 el Departamento de Defensa inició un programa con un fondo inicial de 100 millones de dólares, para aumentar los oficiales operativos en más de mil 600, y ampliar sus capacidades en acciones encubiertas.

Con ese fin, el Pentágono solicitó al Congreso para el Año Fiscal 2015 más de 58 mil 700 millones de dólares como fondos para estos y otros planes secretos, un incremento de casi dos por ciento en relación con 2013.

Los aumentos de personal tendrán lugar hasta 2017 e incluyen agregados militares en embajadas estadounidenses así como otros oficiales en misiones públicas o secretas.

Los empleados encubiertos de la DIA, de acuerdo con las nuevas proyecciones, serán entrenados por la CIA y trabajarán en estrecha coordinación con las Fuerzas de Operaciones Especiales.

El dimitente general Flynn, ahora caído en desgracia, había asegurado recientemente que este "no es un reajuste marginal de la DIA, sino una reestructuración crucial en interés de la seguridad nacional de Estados Unidos".

Estas proyecciones, en combinación con el crecimiento de la CIA desde los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, crearán una red de espionaje de sin precedentes, considera el periodista Greg Miller, del diario The Washington Post.

El plan refleja además la afinidad del presidente Barack Obama por las acciones de guerra no convencional como el espionaje y las misiones encubiertas, estima Miller.

La expansión del papel de la DIA en misiones clandestinas levantó preocupación en el Congreso de Estados Unidos algunos de cuyos miembros denunciaron que estas iniciativas incrementarán las acciones ilegales de subversión contra otros países.

De cualquier forma, la salida intempestiva del general Flynn, y de su adjunto parece, a juicio de expertos en el tema, un ajuste de cuentas de parte de sectores radicales favorables a un papel mucho más activo de la DIA en las misiones subversivas y de espionaje de Estados Unidos a nivel global.

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