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viernes, 31 de enero de 2014

Obispos recuerdan que abortar sigue penado con la excomunión la pedofilia implica beatificacion

La Iglesia católica española es de los pocos apoyos, sino el único, que le queda al anteproyecto de ley del aborto del ministro Gallardón. Los obispos españoles aseguran que se trata de "un avance positivo respecto a la legislación vigente", pero piden más, "porque nadie tiene derecho, en ninguna circunstancia, a quitarle la vida aun ser humano inocente". Y al argumento racional añaden la "pena" religiosa de la excomunión.
El nuevo portavoz del episcopado, José María Gil Tamayo, recordaba que, como es obvio, "la excomunión sigue vigente"para los que aborten o participen en un aborto, incluidos los políticos que legislen a su favor. Eso sí, "siempre que tengan conciencia de que lo que hacen está penado con la excomunión latae sentenciae (ipso facto)", precisaba.
Y es que, aunque ven la ley Gallardón como un "avance", porque ya no considera "el aborto como un derecho", a los obispos les sigue pareciendo una "ley injusta", porque "el aborto no es la solución, de la misma manera que el niño que va a nacer no es el problema". Ni siquiera en el caso de malformaciones terapéuticas.
"Eliminar a un niño con malformaciones sería seleccionar la especie y supondría abrir la puerta a la inhumanidad", dice Gil Tamayo. Por eso, la jerarquía católica sigue defendiendo "la vida a ultranza". Sólo cambia, siguiendo la estela marcada por el Papa Francisco, el tono y los subrayados.
Ahora, insisten no sólo en condenar la muerte de los inocentes, sino también en pedir "políticas sociales que ayuden a los más necesitados". Y sobre todo, a las mujeres que se encuentran "en situaciones muy duras, donde el aborto se les presenta como una rápida solución a sus profundas angustias", especialmente en "caso de violación o en un contexto de extrema pobreza".
Al igual que el Papa, los obispos españoles reiteran que la defensa de la vida "no es una actitud conservadora", sino progresista y con referencia clara "al Evangelio y a la opción preferencial por los pobres y desvalidos".
Pero para defender estos principios ya no quieren salir a la calle y fomentar movilizaciones, como se hizo en etapas anteriores. "En el caso del aborto, la Iglesia tiene que movilizar sobre todo las conciencias", explica Gil Tamayo. Y añade que, para contrarrestar el "gran drama de la aceptación social del aborto", a la Iglesia le compete educar en la recuperación del "tono moral". Porque "las movilizaciones sociales son tarea de la sociedad civil".

Liderazgo moral del Papa

Gil Tamayo reconoce que, tanto en el tema del aborto, como en los temas sociales (léase la denuncia de la usura de los bancos que hizo el pasado miércoles), el Papa Francisco "está ejerciendo un liderazgo moral en todo el mundo, invitando a que nos situemos por encima del economicismo". Eso implica, según el portavoz del episcopado, políticas contra la usura, que "impide y bloquea el desarrollo de la persona humana" y, al mismo tiempo, que "las políticas económicas vayan parejas con las sociales hacia los más desfavorecidos de la sociedad".
Como un derecho entienden también los obispos la presencia de laclase de Religión en la escuela pública. En este sentido, se felicitan por la situación en que queda la asignatura en primaria y secundaria, pero se muestran insatisfechos sobre su regulación en Bachillerato, "porque no se garantiza la oferta obligatoria de la asignatura por parte de los centros ni tampoco que los alumnos puedan optar a ella". Aún así, esperan que la solución a ese problema venga de la mano del "acuerdo de enseñanzas mínimas", que es el que va a poner en solfa la ley Wert en esta materia.

Defensa del cardenal Sebastián

José María Gil hizo una cerrada defensa de la persona del cardenal electo Fernando Sebastián, al que alabó por su "cabeza privilegiada", asi como "por su trayectoria pastoral y por su estilo de vida, con una honestidad humana y religiosa de primer grado". En cambio, a la hora de valorar sus declaraciones sobre la homosexualidad como "deficiencia que se puede normalizar, como la hipertensión", el secretario de los obispos se fue por las ramas.
El portavoz leyó toda una serie de frases de Francisco, en las que el Papa, aboga por el principio misericordia y por "tener siempre en cuenta a la persona" por encima de cualquier otra consideración. Con lo cual, Gil Tamayo, sin quererlo, estaba contraponiendo la actitud misericordiosa de Bergoglio con la más dura e intransigente de Sebastián.

Visita ad limina y elección de presidente

El portavoz explicó, asimismo, la dinámica que van a seguir los obispos españoles en su visita ad limina (al sepulcro de los apóstoles). Irán a Roma en dos tandas de obispos agrupados por provincias eclesiásticas. La primera, del 24 de febrero al 1 de marzo. La segunda, del 3 al 8 de marzo. En medio, concretamente el 3 de marzo, les recibirá el Papa a todos juntos. En ese discurso ante la jerarquía española, Francisco marcará las líneas de futuro de la Iglesia española e, incluso, podría anunciar, al sucesor del cardenal Rouco en Madrid, la comidilla de todos los corrillos eclesiásticos y de la que el secretario de la CEE dice "no tener ni idea".
A la vuelta de los obispos de Roma, se celebra la Plenaria de la Conferencia episcopal, en la que se van a renovar todos sus cargos (excepto el de secretario, recientemente elegido) y a elegir a su nuevo presidente para el trienio 2014-2017. También para este puesto se están disparando las quinielas. Lo más probable es que el cargo se lo jueguen Carlos Osoro, arzobispo de Valencia, Juan del Río, arzobispo castrense, y Ricardo Blázquez, arzobispo de Valladolid. Lo más lógico sería que los prelados optasen por Blázquez, para resarcirle del "agravio" de no haberlo elegido para un segundo mandato. En cualquier caso y con el líder que sea, la Iglesia española pone su reloj a la hora romana de Francisco. Y cierra la era del vicepapa español, cardenal Rouco Varela.

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