El principal centro turístico de la costa Pacífico de México, el
legendario puerto de Acapulco, se encuentra en estado de emergencia por
el efecto de la tormenta tropical Manuel, que barrió la ciudad desde el jueves hasta este lunes por la tarde, cuando empezaron a remitir las lluvias.
La ciudad está casi incomunicada. La autopista que la enlaza con
México DF, su principal surtidor de turistas, está intransitable en el
tramo final hacia Acapulco por culpa de los desprendimientos de barro y
de piedras sobre la carretera, y las autoridades esperan poder reabrirla
por completo el viernes. El aeropuerto ha estado cerrado desde el lunes
por la mañana, y apenas este martes a las diez de la mañana se ha
logrado restablecer un puente aéreo con la capital para tratar de
transportar en vuelos comerciales a los cerca de 40.000 turistas que se
han quedado atrapados en Acapulco. Por la noche habían sido trasladados
por esta vía a la capital unos 2.750 pasajeros, contando con los vuelos
para turistas que también está realizando el Ejército desde una base
militar cercana.
Pero el grueso del daño lo han sufrido los locales, y la magnitud de
los perjuicios está todavía por conocerse con certeza. Este martes por
la noche en todo Guerrero había unos 12.000 vecinos en albergues. En
este Estado, que incluye a Acapulco, ya se cuentan 57 muertos y al menos
un cuarto de millón de afectados. El presidente Enrique Peña Nieto se
trasladó el lunes a Acapulco y ordenó que de inmediato se destinase
parte del Fondo de Desastres Naturales a atender a la ciudad.
Además este martes por la tarde se ha registrado el saqueo de un
supermercado en Acapulco. Soldados de la Marina han tenido que
intervenir. Les han quitado los productos de valor, como
electrodomésticos, y les han permitido llevarse alimentos.
Por la mañana un sacerdote de una parroquia de Acapulco,
el padre Jesús Mendoza, explicaba por teléfono cómo estaban las cosas.
“La ciudad está varada en muchos aspectos y toda la población está
volcada en atender a los afectados”. Mendoza vive en una parte alta de
la ciudad y dice que gracias a eso no ha tenido los graves problemas que
han tenido en la zona baja, donde según él, en áreas pantanosas, las
inundaciones han llegado hasta los tres metros de altura. El cura tiene 61 años
y lleva 20 en Acapulco. Asegura que en todo ese tiempo jamás había
visto algo parecido. “Hemos tenido huracanes, pero no tantos días
seguidos y en estas proporciones”, explicó el padre Mendoza.
Desde el hotel Mirador, uno de los más conocidos de la ciudad, el
gerente Melchor González contaba cómo desde el jueves pasado hasta ayer
por la tarde la lluvia había caído de forma continuada. “No paró hasta
ayer. Dejaba de llover cinco o diez minutos y volvía a venirse la
lluvia. A ratos intensa, a ratos leve, pero no paró. Fue algo similar a
un diluvio”. El Mirador también está en una zona elevada y no ha sufrido
más que cortes de luz y entradas de agua en las habitaciones. González
afirma que ha oído que en la zona baja se han inundado hoteles, pero
dice que no lo sabe con seguridad porque hasta hace poco no han
recuperado la línea de telefonía celular y siguen casi aislados. “El
Gobierno nos ha pedido que de momento no salgamos de aquí”, dijo el
gerente del hotel. Él se encontraba tranquilo porque veía que el mal
tiempo estaba yéndose. “El cielo está nublado pero no llueve. Ya está
pasando, gracias a Dios”.
El renombre de Acapulco, y si situación crítica, han colocado a la
ciudad en el centro de atención, pero la tragedia se extiende por
Guerrero y su dimensión aún es incierta. Las zonas conurbadas de
Acapulco son las más afectadas y todavía no hay una evaluación precisa
de los daños y un control total de las víctimas. Se trata de barrios de
construcciones precarias asentados sobre cerros con peligro de
corrimientos de tierra. Y ese peligro es si cabe mayor en los pueblos de
la sierra, más allá de Acapulco. Los efectos que han tenido las lluvias
torrenciales de la tormenta Manuel en las zonas rurales de
montaña son en estos momentos la mayor incógnita. Este martes por la
tarde, un día después de visitar Acapulco, el presidente Peña Nieto
acudió a la capital administrativa de la región, Chilpancingo, en donde
afirmó que se desarrollará un programa de reconstrucción de viviendas e
infraestructuras para Guerrero, donde 56 municipios ya han hecho la
declaración oficial de desastre.
Los datos del golpe del ciclón en Guerrero son abultados.
Aparte de los muertos de los que habla el Gobierno estatal, se estima
que el número de afectados podría alcanzar, en todo el Estado, cerca de
medio millón de personas, aunque de momento los cálculos más prudentes
lo reducen a alrededor de 250.000. El gobernador de Guerrero, Ángel
Aguirre, ha dicho que para ayudar a la gente y recomponer
infraestructuras es posible que se necesite una inversión cercana a los
400 millones de dólares. Según ha informado el mandatario, las clases
han sido suspendidas este martes en las zonas afectadas por las lluvias
para garantizar la seguridad de los alumnos.
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