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domingo, 16 de junio de 2013

España deja de ser país de llegada

"No salíamos de la finca y nos daban siempre la misma comida. Un día les pregunté que si podíamos comer las sobras de un asado que habíamos cocinado para ellos. Pero me hicieron dárselas al perro".
12 de julio. Esta es la fecha planeada por Patricia Inga para regresar a su país natal, Ecuador. Tan sólo se llevará lo imprescindible: 13 años en maletas y cajas. Y escenas como las que cuenta y no olvida.
Patricia llegó en el año 2000 a España con su marido, Álvaro. Juntos iniciaban una vida lejos del permanente calor ecuatoriano. Aquí concibieron a sus dos hijos, Jennifer (de 11 años) y Álvaro (de cinco). "Ellos son los que mejor asimilan la marcha", comenta.
Patricia señala que nunca vino con la idea de quedarse para siempre. "Vine por dos años, pero cuando te estableces y empiezas a trabajar, no te das cuenta del paso del tiempo". Sin embargo, ahora los dos están desempleados. Álvaro lleva tres años sin trabajo. Es técnico en maquinaria pesada. Su empresa quebró y desde entonces no ha conseguido otra oportunidad laboral. Ella ha estado trabajando hasta hace pocos meses. Es enfermera. Estaba haciendo sustituciones en un hospital cuando se topó con los famosos recortes.
El paro es la principal razón que lleva a inmigrantes y españoles a abandonar este país. Con el espejo convexo al otro lado del charco: Ecuador registra la tasa de paro más baja de su historia. Recientemente ha ofertado 20.000 puestos de trabajo para emigrantes en España que deseen volver y más de 30.000 para profesores y médicos especialistas españoles.
Por primera vez en 17 años, España baja su ritmo de crecimiento y desciende en número de habitantes, según datos extraídos del Avance del Padrón del Instituto Nacional de Estadística. Esto afecta de manera muy especial a la población inmigrante. Alfredo Prada, secretario ejecutivo del PP en el Exterior, ha cifrado en al menos 200.000 los casos de «nacionalizados españoles» que, debido a la crisis, han regresado a sus países hispanoamericanos de origen.
Foto: Ángel GarcíaFoto: Ángel García
El caso de Patricia no es único. Rocío Guarnizo ha regresado con su marido, César Augusto, y sus cinco hijos a Ecuador. Estuvieron 11 años en España, pero la crisis ha podido con ellos. Gracias a la ayuda de la parroquia de su barrio, Rocío y su marido pudieron hacer frente a los innumerables obstáculos que tuvieron que afrontar durante su experiencia.
Uno de los mayores apoyos que Rocío ha tenido en España es Ana Ortega, teóloga y profesora de religión. La conoció a través de la parroquia y, al enterarse de su situación, le ayudó en todo lo posible. "Anita", según le llamaba Rocío, le contrató en su casa y lidió con los representantes del banco con el que tenían contratada la hipoteca para que no les desahuciaran. Consiguieron un alquiler social en una casa sin calefacción y sin ascensor proporcionada por la entidad. "Al menos sabíamos que de ahí no les iban a echar", explica Ana.
Sin embargo, las dificultades para encontrar trabajo de César Augusto les llevaron a acogerse al Programa de Retorno Voluntario: una ayuda para inmigrantes no comunitarios que deseen regresar a su país con el compromiso de no retornar en un periodo de tres años.
Al encuentro con Patricia también acude Leyla Vite, presidenta de la Asociación Socio-Cultural de Ecuatorianos Yaguar-Cocha. Risueña y habladora, nos cuenta la historia de cómo ha evolucionado la asociación desde su nacimiento, hace ya siete años. "Hemos luchado mucho por tener la asociación como la tenemos".
Foto: Ángel García
Leyla lleva el mismo tiempo que Patricia en España, 13 años. Sin embargo, ella no tiene pensado volver. "Estoy muy a gusto aquí. Además, mi hijo no me dejaría. Un día le pregunté y me dijo que él no se iba", dice soltando una risotada.
Cuando llegó a España, Patricia estuvo los tres primeros años trabajando como empleada de hogar. Todavía recuerda con tristeza el primer empleo junto a su marido en casa de un matrimonio de personas mayores. "Nos trataban peor que animales".
Por suerte salieron de ahí y Patricia consiguió trabajar en aquello que le gusta y para lo que se ha preparado, la enfermería. Una vez trabajando en un hospital se volvió a encontrar a aquel matrimonio. "La mujer me vio y se asustó mucho. Le dijo al marido; 'Ramón, llévame de aquí'. No se podían creer que trabajara allí".
"Me llevo lo mejor de todos estos años", añade. "Por momentos me he sentido muy integrada aquí, una españolita más". En realidad, Patricia es una españolita más. "Tengo la doble nacionalidad, me la saqué para poder trabajar en la sanidad pública".
En la noche, la asociación que preside Leyla organiza la fiesta del Día de la Madre. Presentan al reportero y al fotógrafo entre aplausos. Bailes, regalos, bebida y comida son los protagonistas. Entre conversaciones interesantes, Norman, ecuatoriano de nacimiento y español de adopción, rellena de cerveza el vaso del periodista. Patricia, al otro lado de la sala, disfruta de los suyos con la mente puesta en el retorno. Por los altavoces suena una canción de Julio Jaramillo. Se titula 'Reminiscencias'.

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