Y el sueño tornó en pesadilla. Una semana imaginando en Malmö y la
bofetada de las puntuaciones despertó a España. De sopetón. Como de
costumbre. Otra vez el desvelo. El sueño de Morfeo quedó en penúltima
posición en Eurovisión, solo por delante de Irlanda, y con ocho puntos.
El sueño lo alcanzó Dinamarca, que arrasó de principio a fin, cumpliendo
con los pronósticos.
Raquel del Rosario desafió a todos los malos augurios vistiendo de amarillo y actuando descalza.
Remedios Amaya fue la única española que pisó el escenario de
Eurovisión con sus pies desnudos y quedó en última posición con cero
puntos.
Los representantes españoles únicamente recibieron votos de dos países: Albania (seis) e Italia (dos). Tan sólo superó en la clasificación final a Irlanda,
que se quedó en tres puntos. En esta ocasión, se ha echado de menos el
apoyo de Portugal, que anunció el pasado mes de septiembre que no
tomaría parte en el festival por primera después de 46 participaciones.
España había figurado en la última posición de las apuestas durante toda la semana. Actuar
en quinta posición, y justo después de la potente puesta en escena de
Finlandia, con beso lésbico como colofón, tampoco ayudaba. El
sueño de Morfeo siempre se movió en la parte baja de la tabla. Sus ocho
puntos quedaron a una distancia sideral de los 281 de la ganadora,
Dinamarca.
La representante danesa dominó de forma clara de principio a fin. Le
siguieron Azerbaiyán, Ucrania, Noruega, Rusia, Grecia, Italia, Malta,
Holanda y Hungría.
No hay comentarios:
Publicar un comentario