México, 21 mar (PL) El Operativo Equinoccio 2013 acompañará hoy las
tradicionales peregrinaciones a 53 sitios prehispánicos abiertos en 180
zonas arqueológicas de México por la llegada de la primavera, a las
cuales se esperan asistan más de 400 mil personas.
En el Estado de México, la Secretaría de Seguridad Ciudadana dispuso
unos dos mil efectivos militares apoyados con 289 vehículos y tres
helicópteros de la Unidad Aérea Relámpagos.
El refuerzo de la vigilancia será mayor en las zonas de Teotihuacán, Teotenango, Calixtlahuaca, el Centro Ceremonial Otomi, las Ruinas de Malinalco, las Lagunas del Volcán Xinantécatl y La Marquesa.
En esos y otros sitios mexicanos cada año es mayor la concentración de personas de diversas latitudes para celebrar la llegada del equinoccio de primavera (21 de marzo) con ceremonias religiosas similares a las realizadas por los primeros pobladores de estas tierras.
Hoy se esperan en Teotihuacán a más de 70 mil visitantes, sitio entre los más famosos y adonde en días como hoy las personas acuden vestidas de blanco y con una cinta roja en la cabeza.
Las medidas de seguridad en estos casos incluyen en muchos lugares prohibiciones para ascender a las cimas de las pirámides, como es el caso de la zona arqueológica de Cuicuilco, al sur de esta capital.
En cambio a la Pirámide del Tepozteco se estiman ascenderán unas cinco mil personas y otras 20 mil acudirán al Pueblo Mágico, también al sur.
Varios miles estarán en la pirámide de Kukulkán también conocida como El Castillo, en Chichén Itzá, ubicada en la península de Yucatán, con el mismo objetivo de nutrirse supuestamente de energía cósmica.
En este lugar hace mil años, cuentan los historiadores, el fenómeno del equinoccio en los atardeceres de los días 21 de marzo y 22 de septiembre, correspondientes al inicio de los equinoccios de primavera y otoño respectivamente, se observa en la escalera norte del Castillo de Chichén Itzá, una proyección solar serpentina que algunos asociación a una serpiente.
Aparecen en ese caso siete triángulos de luz, invertidos, como resultado de la sombra que proyectan las nueve plataformas de ese edificio, al ponerse el sol.
Ese fenómeno que los historiadores llaman arqueo astronómico de luz y sombra es disfrutado por miles de personas justo al atardecer, momento en que se combinan en el lugar disímiles actividades culturales vinculadas a la civilización maya, y a sus apreciables adelantos justificados con una arquitectura de tal naturaleza.
El refuerzo de la vigilancia será mayor en las zonas de Teotihuacán, Teotenango, Calixtlahuaca, el Centro Ceremonial Otomi, las Ruinas de Malinalco, las Lagunas del Volcán Xinantécatl y La Marquesa.
En esos y otros sitios mexicanos cada año es mayor la concentración de personas de diversas latitudes para celebrar la llegada del equinoccio de primavera (21 de marzo) con ceremonias religiosas similares a las realizadas por los primeros pobladores de estas tierras.
Hoy se esperan en Teotihuacán a más de 70 mil visitantes, sitio entre los más famosos y adonde en días como hoy las personas acuden vestidas de blanco y con una cinta roja en la cabeza.
Las medidas de seguridad en estos casos incluyen en muchos lugares prohibiciones para ascender a las cimas de las pirámides, como es el caso de la zona arqueológica de Cuicuilco, al sur de esta capital.
En cambio a la Pirámide del Tepozteco se estiman ascenderán unas cinco mil personas y otras 20 mil acudirán al Pueblo Mágico, también al sur.
Varios miles estarán en la pirámide de Kukulkán también conocida como El Castillo, en Chichén Itzá, ubicada en la península de Yucatán, con el mismo objetivo de nutrirse supuestamente de energía cósmica.
En este lugar hace mil años, cuentan los historiadores, el fenómeno del equinoccio en los atardeceres de los días 21 de marzo y 22 de septiembre, correspondientes al inicio de los equinoccios de primavera y otoño respectivamente, se observa en la escalera norte del Castillo de Chichén Itzá, una proyección solar serpentina que algunos asociación a una serpiente.
Aparecen en ese caso siete triángulos de luz, invertidos, como resultado de la sombra que proyectan las nueve plataformas de ese edificio, al ponerse el sol.
Ese fenómeno que los historiadores llaman arqueo astronómico de luz y sombra es disfrutado por miles de personas justo al atardecer, momento en que se combinan en el lugar disímiles actividades culturales vinculadas a la civilización maya, y a sus apreciables adelantos justificados con una arquitectura de tal naturaleza.
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