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domingo, 3 de marzo de 2013

Cospedal versus Bárcenas

Cuando María Dolores de Cospedal se hizo cargo de la Secretaría General del PP en el Congreso de Valencia dijo en su discurso que lo que le esperaba era un "camino de espinas" con alguna "rosa". Tenía razón. Rosas ha tenido muchas: ganó las elecciones en Castilla-La Mancha y es una mujer todopoderosa en el PP gracias a la contundencia con la que quitó de enmedio a sus competidores. Pero ahora se ha topado con una espina de grandes proporciones. Luis Bárcenas es la gran espina de su vida política. Un enemigo peligroso que está dando pasos precisos y medidos con el objetivo de cobrarse su cabeza.
En esta batalla sin cuartel, María Dolores está golpeando al ex tesorero como es ella. Con fuerza, mando y potencia. A cara descubierta, sin sofisticaciones. Mientras que él está tejiendo en torno a ella una finísima tela de araña que la llevó a hacer el mayor ridículo de su trayectoria política en rueda de prensa al explicar por qué el PP le pagaba a Bárcenas la Seguridad Social. "Una indemnización en diferido en forma efectivamente de simulación... simulación o lo que hubiera sido en diferido en partes de una... lo que antes era una retribución, tenía que tener la retención a la Seguridad Social". El trabalenguas la perseguirá durante mucho tiempo.
Seguramente María Dolores confiaba en sus grandes capacidades para quitarse de encima a todos sus adversarios. Se olvidó de que cuando ella tomó el mando en Génova, 13, él llevaba allí 18 años y se conocía todas y cada una de las rendijas del PP.
En teoría, la secretaria general del PP puede presumir de abanderar la limpieza frente a la suciedad que desprenden las cuentas suizas de Luis Bárcenas. Es verdad que ella fue la que abanderó el combate contra el ex tesorero cuando fue implicado en la trama Gürtel. Por eso resulta paradójico que sea precisamente ella la que tenga ahora encima un serio problema de credibilidad.
Echó a Bárcenas, pero le siguió pagando 21.000 euros al mes y le permitió continuar con un despacho en la sede. Dijo que el PP había firmado con el ex tesorero un finiquito, pero no lo ha enseñado. Quizá por eso cuando ella va, Bárcenas está volviendo. Ella presenta una demanda contra él por los papeles de ls sobresueldos y él le responde denunciando al PP en magistratura por despido improcedente.
El episodio de la policía personándose en la sede del PP después de que el ex tesorero denunciara el asalto del despacho en el que conservaba sus papeles es el último episodio de esta surrealista batalla.
La credibilidad de María Dolores está ahora en manos de la Magistratura de Trabajo, que tendrá que dictaminar si Bárcenas tenía o no una relación laboral con el PP hasta el mes de enero de este año, como sostiene el ex tesorero. Si magistratura diera la razón al ex tesorero del PP, la secretaria general tendrá que inventarse un trabalenguas creíble para que la enorme espina no le acabe haciendo sangre de verdad.

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