El primer ministro británico, David Cameron, rechazó ayer con contundencia la reclamación de la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, de que se siente a negociar una salida al conflicto de las islas Malvinas.
“El futuro de las Malvinas debe ser decidido por los propios isleños”,
zanjó Cameron, que remitió al referéndum sobre su estatus político que
los malvinenses celebrarán en marzo. “Cada vez que se les ha pedido su
opinión, han dicho que querían mantener su estatus actual con Reino
Unido. Espero que la presidenta de Argentina escuche lo que dicen en esa
consulta y reconozca que es a los isleños a quienes corresponde elegir
su futuro”.
El primer ministro respondía así a una carta abierta de Cristina
Fernández, publicada como anuncio en la prensa británica, en la que le
reclama que acate una resolución de la ONU de 1965 que insta a los dos
países a negociar la soberanía de las islas.
“Hace 180 años, un 3 de enero como hoy, en un evidente ejercicio de
colonialismo del siglo XIX, Argentina fue despojada por las armas de las
islas Malvinas, situadas a 14.000 kilómetros de la ciudad de Londres”,
comienza la carta de Fernández. “Los argentinos de las islas fueron
expulsados por la Armada Real Británica y más tarde Reino Unido inició
un proceso de implantación de población similar al utilizado en otros
territorios bajo dominio colonial”, añade la presidenta de Argentina.
Cristina Fernández revivía el episodio ocurrido el 3 de enero de
1833, cuando el capitán británico John Onslow, al mando de la fragata Clio,
tomó posesión de las islas Malvinas, que se encontraban hasta entonces
bajo dominio de Argentina. Una semana antes, el gobernador argentino de
Malvinas, Luis María Vernet, había huido del archipiélago después de un
devastador ataque de una corbeta norteamericana. Al principio, los
británicos no hallaron resistencia, pero en agosto de 1833 debieron
enfrentar una rebelión de los argentinos que se habían radicado en las
islas que habían sido colonia española hasta la independencia del país
sudamericano, en 1810. Aquella revuelta liderada por Antonio Rivero, El Gaucho, fue sofocada en enero de 1834.
La carta fue respondida primero por el Ministerio de Exteriores
británico. Una portavoz del Foreign Office respondió que Londres no
negociará hasta que se lo pidan los 3.140 malvinenses, "que han elegido
ser británicos". Solo 29 argentinos nacidos en el continente viven en
Malvinas y suelen mantenerse al margen del conflicto. "Hay tres partes
en este debate, no dos como pretende Argentina. Los isleños no pueden
ser borrados de la historia", añadió la portavoz.
El propio primer ministro salió de inmediato a la palestra, en un tono que no deja lugar a dudas.
Buenos Aires desconoce el derecho a la autodeterminación de los
malvinenses, algo que reivindica Londres a partir de la Carta de
Naciones Unidas. Argentina esgrime varias resoluciones de los años 60,
en pleno proceso de descolonización mundial, pidiendo que ambos países
negociaran la soberanía del archipiélago. El Gobierno malvinense alega
que no había población nativa en Malvinas cuando los británicos las
ocuparon en 1833.
“La cuestión Malvinas es también una causa de América Latina y de la
inmensa mayoría de los pueblos y Gobiernos del mundo que repudian el
colonialismo”, escribe Fernández. Desde 2011, Argentina viene
desplegando una estrategia para conseguir adhesiones concretas de Latinoamérica
para su causa y ha logrado que todos los países sudamericanos se
comprometieran a rechazar en sus puertos a barcos con la bandera
malvinense.
En 2012 se cumplieron 30 años de la guerra de las Malvinas, cuando la
última dictadura militar argentina intentó sin éxito recuperar las
islas. La tensión bilateral subió cuando Reino Unido envió su más
moderno buque a custodiarlas. Además, el príncipe Guillermo viajó allí
para cumplir con su entrenamiento militar. El pasado diciembre, Reino
Unido bautizó Tierra de la Reina Isabel a un área de la neutral
Antártida cuya soberanía futura reclaman también Argentina y Chile.
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