
Un equipo de científicos franco-españoles ha ratificado que los
restos tomados de la cabeza momificada de Enrique IV y de la sangre seca
de Luis XVI cuentan con un perfil genético común. Esto valida que ambos eran familia.
El trabajo, cuyos resultados se han publicado en la revista 'Forensic
Science International', "demuestran que Enrique IV y Luis XVI tienen el
mismo patrimonio genético, que se hereda a través de los padres",
ha señalado Philippe Charlier autor principal del estudio, patólogo
forense del hospital Raymond Poincaré de Garches, cerca de París, y
especialista en enigmas históricos.
Recreación de la cabeza de Enrique IV.| Reuters
Los resultados genéticos confirman "la veracidad del árbol genealógico que
relaciona a Enrique IV y Luis XVI". Además, el estudio también ha
servido para demostrar que la cabeza momificada corresponde, en efecto,
al monarca.
Encontrada en 2008, la cabeza fue autentificada en 2010 por una veintena de especialistas encabezados por el propio Charlier. Sin embargo, todavía no habían extraido ADN.
Un pañuelo usado en la guillotina
En cuanto a la sangre atribuida a Luis XVI
fue analizada en 2011 por un equipo italiano-español dirigido por el
Carles Laluela Fox, del Instituto de Biología Evolutiva de Barcelona.
Los restos se obtuvieron de un pañuelo empapado de la sangre del rey del día en que fue guillotinado el 21 de enero de 1793.
A los dos reyes de Francia les separan siete generaciones.
Luis XVI está emparentado directamente con Enrique IV por la línea
paterna, que fue asesinado por Ravaillac 14 de mayo de 1610.
La confirmación de la descendencia paterna entre Enrique IV y Luis
XVI también proporciona una respuesta indirecta a los historiadores que
dudaban de que Luis XIV era el hijo de Luis XIII, y no de Mazarin.
"El niño milagro", nació 20 años después de la boda de Luis XIII, el primer hijo de Enrique IV, con Ana de Austria.
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