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lunes, 5 de noviembre de 2012

Merkel elimina el copago sanitario

¿En qué se parece la precampaña electoral a la Navidad?, diría el chiste. A un año de las elecciones alemanas llueven los regalos al votante. Merkel ha decidido, en una reunión con sus socios de coalición para perfilar los últimos meses de legislatura, eliminar el copago sanitario, aumentar los fondos públicos para el transporte, y un generoso catálogo de ayudas a los pensionistas y a las familias.
Pero la medida estrella de este final de legislatura será, sin duda, la eliminación de la factura médica, los 10 euros que los alemanes vienen pagando por especialista y trimestre cada vez que acuden al médico. Curiosamente, este sistema que se ha tomado como referencia para introducir el copago médico en España resulta ahora contraproducente en Alemania, puesto que contribuye a aumentar el papeleo, con lo que la reducción de gasto público no es tanta como se esperaba, según acaba de explicar el portavoz de la CDU, Hermann Gröhe.
La eliminación del copago había sido una de las exigencias del Partido Liberal, que representa los intereses de los autónomos, condición de la mayoría de los médicos alemanes, que habían visto reducida la afluencia de clientes, léase pacientes, desde que por cada visita había que pagar.
A cambio de esta concesión, los socialcristianos de Baviera reciben su tan peleada subvención a las familias que, en lugar de llevar a los niños pequeños a las guarderías, decidan cuidar de ellos en casa. El montante de esta ayuda mensual se aproximará bastante al coste para el Estado de una plaza de guardería pública y con ello se fomenta que los niños reciban los cuidados y el calor de la familia durante sus primeros años de vida.
La oposición socialdemócrata, sin embargo, considera que servirá para disminuir el número de mujeres que acuden al mercado laboral y que será un obstáculo en la integración de hijos de inmigrantes, así que ha amenazado con llevar esta medida ante los tribunales el próximo mes de agosto, en cuanto entre en vigor.
Estas medidas son una buena noticia, sin duda, para el alemán de a pie, que ve aumentar el porcentaje de sus impuestos que le es devuelto en forma de servicios, y servirá también para ablandar el corazón de los votantes en las próximas generales de otoño de 2013, para las que las encuestas siguen dando a Merkel una intención de voto del 38%, seguida por el 29% que tienen los socialdemócratas.
Otra utilidad añadida y no menos apreciable es el efecto de argamasa que tendrán en la agrietada coalición de Gobierno, que llega al final de sus cinco años con demasiados puntos de desacuerdo. Un claro síntoma de estas dificultades es la reunión en la que han sido decididas estas medidas para los próximos meses, que comenzó a las 18:00 horas de domingo y no terminó hasta las 02:00 horas del lunes.
A cambio de las concesiones que Merkel ha hecho a sus socios para cerrar apoyo, ha obtenido luz verde para su objetivo de déficit cero en 2014, lo que la convierte en la canciller de la austeridad del siglo XXI, posiblemente. Y pretende conseguirlo a base de crear más y más empleo con el que seguir llenando las arcas del Estado en forma de nuevas fichas de IRPF.

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