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sábado, 20 de octubre de 2012

Campaña de incertidumbre: de la caída de Patxi López al ascenso de EH Bildu

Los 1.775.291 vascos con derecho a voto tendrán que decidir si acuden o no a las urnas con muy pocas certezas sobre su futuro. La anticipación de las elecciones –su calendario natural las situaba en la primavera de 2013- puso fin a la primera legislatura en la que el PNV no ha presidido el Gobierno vasco y el acuerdo entre el socialista Patxi López y el presidente el PP vasco Antonio Basagoiti propició un nuevo tiempo político. Desde del pasado 4 de octubre los tres partidos vascos más importantes y la coalición abertzale EH Bildu han seguido guiones muy definidos para fortalecer su representación en el próximo Parlamento Vasco.

1. La presencia de EH Bildu

La presencia de Bildu en las elecciones forales y municipales de 2011 consolidó unas siglas en las que primero se incorporaron Batasuna (difuminada con la acepción de ‘izquierda abertzale’), Eusko Alkartasuna (partido que surgió de una escisión con el PNV) y Alternativa (grupo también surgido de la Izquierda Unida vasca).
La suma de Aralar le ha permitido a EH Bildu contar con un amplio abanico electoral que pretende convertir en su trampolín para llegar a Ajuria Enea. EH Bildu pretendía contar con Arnaldo Otegi como cabeza de lista pero la continuidad de su encarcelamiento llevó a una casi clandestina coalición colegiada a apostar por Laura Mintegi.
EH Bildu ha rebajado a la mínima expresión las señas de identidad de una Batasuna que permanece en la trastienda de esta nueva marca electoral. Con el anuncio de alto el fuego definitivo realizado por ETA el pasado 20 de octubre de 2011, Mintegi y sus candidatos han situado en el pasado y completamente al margen de su proyecto político los crímenes de la banda terrorista. Mintegi, docente y escritora en euskara, ha aportado su imagen amable y sólo en un acto masivo celebrado en el BEC de Barakaldo, las bases abertzales pudieron vitorear a Otegi que envió una grabación desde la cárcel de Logroño.

2. La revancha del PNV

Los nacionalistas no perdonaron que López y su equipo rechazaran en 2009 su propuesta de acuerdo de coalición y en estos tres largos años han construido sobre Iñigo Urkullu su lehendakari ideal. La fragmentación provocada por la presencia de EH Bildu les ha facilitado, como acreditan las encuestas, ser la fuerza con más votos y la campaña del PNV se ha basado en gestionar sin riesgo ese capital.
Urkullu se ha instalado en la ambigüedad a la hora de concretar cómo articulará sus objetivos independentistas y su tono amable le ha permitido tranquilizar a una parte de su propio electorado más preocupada por los efectos de la crisis que por la independencia. El candidato del PNV –que tendrá que dejar la presidencia de su partido si logra la investidura- es una incógnita también en cuanto a su capacidad de gestión pero arropado por la maquinaria nacionalista sólo ha necesitado estar aseado en comparecencias diseñadas a su medida.

El futuro del lehendakari

Patxi López, el primer lehendakari socialista –hay un precedente como presidente del Consejo General Vasco en Ramón Rubial-, vio en el adelanto electoral su mejor baza para afrontar un escenario muy complicado. Durante la campaña ha peleado por mantener el traje de lehendakari que, por momento, pareció que le arrebataba Iñigo Urkullu. López, con un buen balance en gestión y con la declaración de alto el fuego definitivo de ETA también durante su mandato, se ha visto vapuleado por las consecuencias de la crisis, el ahogamiento institucional dirigido por el PNV, las limitaciones de un equipo desequilibrado y el hundimiento del PSOE.
El lehendakari se ha aferrado al autogobierno como una fórmula de consenso social y a la defensa de los servicios sociales como sus grandes banderas. También intentó, sin mucho éxito, desnudar las verdaderas intenciones de su rival: Iñigo Urkullu.

4. Basagoiti endurece al PP

El PP vasco inició la campaña en el peor escenario. Los ajustes del Gobierno de Madrid deterioraban su imagen, la puesta en libertad de Bolinaga minaba su credibilidad y crispaba a sus votantes más fieles, el apoyo al Gobierno de López daba como frutos unas inversiones puntuales en Vitoria y poco más.
Basagoiti elevó el tono desde el arranque asumiendo personalmente una campaña sin complejos. Enfatizó su apoyo a las víctimas y se erigió en el único capaz de impedir una deriva soberanista impulsada por PNV y EH Bildu. Arrinconó a Urkullu en la campaña y más concretamente en el único debate público realizado con un rígido formato en la televisión vasca. Además, contó con el apoyo explícito de toda la cúpula del PP y del Gobierno encabezada por el presidente Rajoy y la vicepresidenta Saénz de Santamaría.
Ganar en Álava, donde incorporó como número dos al alcalde Javier Maroto, se convirtió en su objetivo y será también el test del resultado final.

5. La participación

Las elecciones del próximo domingo son también un examen para toda la clase política vasca. La desafección provocada por la crisis puede pasar factura a los partidos constitucionalistas y agravar los riesgos de fragmentación social que fueron muy evidentes en la última legislatura de Juan José Ibarretxe.
A falta de una semana el porcentaje de indecisos superaba el 30% en las encuestas pero una baja participación aumentará las opciones de PNV y de EH Bildu. Un domingo lluvioso, como el que se prevé, será el marco de una batalla política de incalculables consecuencias en un escenario político tan inestable.

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