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viernes, 13 de abril de 2012

Israel condiciona a la opinión pública internacional para la guerra contra Irán

Le Monde diplomatique

Traducido para Rebelión por Caty R.


El 14 de abril se llevará a cabo en Estambul un nuevo ciclo de negociaciones entre Irán y el grupo 5+1 formado por Estados Unidos, Francia, Rusia, China, Reino Unido y Alemania. Los portavoces hablarán de la cuestión nuclear, Teherán reafirma su derecho a enriquecer uranio y sus interlocutores pretenden que lo que busca en realidad es fabricar la bomba atómica. Un folletín interminable.

Esa reunión irá acompañada de las habituales confidencias de responsables no identificados estadounidenses, europeos o israelíes; de avisos sobre el hecho de que Irán está a punto de fabricar la bomba, una falacia repetida desde… 1991, sin que eso pareciera inquietar a nadie.

Pero, hay que decirlo con claridad, estamos asistiendo a una hábil campaña destinada a convertir el programa nuclear iraní en el asunto número uno de la política internacional, ya que no solo amenazaría la paz de la región, sino también la paz mundial. Así, la prioridad de la comunidad internacional en un mundo marcado por una crisis económica sin precedentes, por una pobreza creciente, por el incremento de las desigualdades, por la tragedia palestina, por la guerra estadounidense en Afganistán, por la desestabilización del Pakistán nuclear, etc., sería el programa nuclear de un país que desde hace más de un siglo no ha atacado a nadie, aunque ha sufrido varias invasiones y ataques extranjeros.

Un artículo de McClatchy Washinqton Bureau aclara cómo ha conseguido esta hazaña el gobierno israelí (Sheera Frenkel, «Israel push on Iran included a steady sose of media leaks», 7 de marzo):

«Oculto en el corazón del cuartel general del Ministerio de Defensa, un hombre conocido como el agente 83 explica con precisión en qué consistiría exactamente una bomba nuclear iraní. El agente, que se ha convertido en un experto del programa nuclear, mostraba su modelo a los periodistas extranjeros en un caluroso día de agosto, por tercera vez en el segundo semestre de 2009»

«”Espero que no tengan dudas, está claro que Irán trabaja para construir una bomba atómica”, concluía al final de la visita. En pocos días la información del agente 83 apareció en artículos de la prensa estadounidense y europea: Irán ya domina el funcionamiento de una bomba atómica, era una de las docenas de informaciones “exclusivas” sobre el presunto programa nuclear militar iraní, la mayoría procedentes de fuentes israelíes».

«El acceso de los expertos israelíes a los periodistas internacionales ha desempeñado un papel esencial en la difusión del punto de vista israelí: Irán desarrolla un programa de armas nucleares. Estos últimos meses, el debate sobre las ambiciones nucleares de Irán ha alimentado la campaña presidencial republicana y ha servido de telón de fondo a la reunión (en el mes de marzo) entre el Presidente Barack Obama y el Primer Ministro israelí Benjamín Netanyahu, que ha conseguido el compromiso por parte de Obama de que Estados unidos recurrirá, si es necesario, a medios militares para impedir que Irán consiga la capacidad de fabricar armamento nuclear».

«Los responsables israelíes reconocerían que el amplio consenso de Occidente –Irán está a punto de fabricar una bomba atómica- no se basa únicamente en los datos suministrados por la inteligencia israelí, pero se apoya en gran parte en una campaña mediática sostenida llevada a cabo por los israelíes para convencer al mundo de que Irán está decidido a conseguir una ojiva nuclear».

Un responsable del Ministerio de Asuntos Exteriores israelí, a su regreso de Washington, explicaba al periodista de McClatchy que la forma en que la cuestión iraní se ha convertido en central para la elección estadounidense es «un gran éxito para Israel». Pero al mismo tiempo, explican los responsables, sobre todo no hace falta que Israel aparezca como empujando a Estados Unidos a la guerra.

En esta campaña de sensibilización de la opinión pública y de los gobiernos, The Israel Project ocupa un lugar especial. Ya revelamos aquí la forma en que esa oficina explicaba, en un folleto confidencial, la manera de manipular a la opinión pública respecto al conflicto israelí-palestino. Obviamente son los mismos métodos que se utilizan contra Irán. Como precisa su presidente: «ningún candidato puede ser elegido (en Estados Unidos) si no tiene una posición firme con respecto a Irán».

Las revelaciones a la prensa tuvieron lugar, precisa el periodista de McClatchy, justo antes de sucesos críticos. Así, mientras una estimación del conjunto de los servicios de inteligencia estadounidenses en 2007 minimizaba los avances iraníes, las filtraciones se multiplicaron. Fue justo antes del G-20 de 2009 cuando asistimos a otras revelaciones de un lugar secreto iraní en Qom. Y las demás filtraciones sobre el riesgo de un ataque israelí se liberaron la víspera de la publicación de un nuevo informe de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA). También estas han servido para empujar a Estados Unidos y a la Unión Europea a adoptar duras sanciones contra Irán, una decisión por la que Israel luchaba desde hace años. El argumento de Sarkozy, según el cual las sanciones son el único medio de impedir que Israel bombardee a Irán, es absurdo: si el ataque es ilegal, y lo será, habrá que condenarlo de antemano, no justificarlo.

Las afirmaciones israelíes siempre son incontrolables. Y como ha subrayado un diplomático europeo, a propósito de las declaraciones perentorias de Moshe Yaalon, Minstro de Asuntos Exteriores israelí:

«Es una de esas personalidades israelíes que hablan como si supieran todo lo que pasa sobre el terreno en Irán. Como si estuviera en medio de los científicos iraníes y supiera cuando van a ensamblar la ojiva en el misil. Pero la verdad es que ninguno de nosotros sabe al 100% lo que pasa, incluso aunque Israel haga un buen trabajo para convencernos de lo contrario».

Nadie puede saber cuál será el resultado de las negociaciones sobre el programa nuclear iraní. Frente a la oposición intransigente del gobierno israelí, Estados Unidos parece dudar, si creemos a uno de los mejores especialistas del asunto, Gary Sick, que se pregunta sin embargo qué obtendría Irán a cambio de sus concesiones («A contest not for the faint hearted.)

En cambio Nicolás Sarkozy, una vez más, se sitúa en el campo de la guerra. En un artículo («On Iran, Reality Bites», 9 de abril), el corresponsal del New York Times en París, John Vinocur (un periodista cuyas ideas se sitúan a la derecha de Le Figaro), informa de las opiniones de Gérard Longuet, Ministro de Defensa, que presenta a los franceses como los «guardianes del templo», ¡frente a la peligrosa propensión de Obama a hacer concesiones!

Ni Longuet ni los propagandistas israelíes parecen preocuparse realmente de las repercusiones de una guerra contra Irán.

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