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sábado, 11 de febrero de 2012

Cataluña expedienta al centro que opera antes a pacientes de la sanidad privada

El Gobierno catalán ha abierto expediente informativo al hospital comarcal de La Seu d’Urgell, centro financiado con dinero público pero de gestión privada que plantea operar antes a quien esté dispuesto a pagar para saltarse la lista de espera.
La Dirección General de la Inspección de Salud ha requerido información a este centro después de que EL PAÍS detallara que el hospital ofrece desde el lunes sus quirófanos —cerrados por la tarde por los recortes que aplica la Generalitat— al sector privado. El primer ejemplo de cómo el hospital aplica este criterio lo protagonizó Teresa Tosas, de 66 años y pendiente de una intervención en la rodilla. La mujer señala que evitó siete meses de espera gracias a su seguro privado, que alcanzó un acuerdo para utilizar el quirófano del centro. Al igual que el hospital, el traumatólogo que la operó trabaja para la sanidad pública en este centro y además dispone de consulta privada en el mismo.
La Generalitat ha reclamado información sobre el caso concreto de Tosas, señalaron ayer a este diario fuentes de Salud. También ha solicitado la programación de la actividad quirúrgica para el mes de febrero para esclarecer cómo el centro gestiona el alquiler de los quirófanos a la sanidad privada.
El centro aún no ha comunicado a su personal qué criterio debe seguir para ofrecer quirófanos de pago
Por último, Salud ha emplazado al hospital a actualizar el código ético del centro para adaptarlo a estas nuevas posibilidades de actividad con el sector privado, especialmente en lo referente a la mecánica de comportamiento de los profesionales que combinan su dedicación a la sanidad pública con su consulta privada. El centro, que ya estaba ultimando esta nueva versión del código, todavía no ha comunicado al personal médico qué criterio debe seguir a la hora de ofrecer quirófanos de pago a pacientes de la sanidad pública, como ocurrió en el caso que ahora investiga Salud.
Los ajustes también han hecho coincidir el cierre de camas, que la Generalitat mantiene desde agosto, con el auge de la epidemia gripal. Ello ha saturado las urgencias de los principales centros de Cataluña, que en algunos casos deben atender a los pacientes en condiciones precarias.
Los enfermos que acuden a las urgencias del hospital Sant Jaume de Calella (Barcelona), por ejemplo, deben soportar el frío invierno además de la gripe. Vestidos con finas batas que dejan a la vista buena parte del cuerpo y obligados a taparse con toallas porque no hay suficientes mantas, muchos son atendidos en los pasillos. Allí esperan un ingreso en planta que puede tardar varios días. Los más afortunados tienen cama para acostarse y arrebujarse en busca del calor. El resto pasa el mal trago recostado en una dura camilla o en una silla de ruedas.
En los pasillos de urgencias había el jueves al menos cuatro pacientes tendidos en camillas, una situación tan habitual que los corredores están divididos en zonas marcadas con letras y números. Los profesionales del hospital colocaron hace tiempo cortinas para preservar la intimidad, aunque no tapan al paciente de la vista de los que pasan por su lado. Urgencias lleva 15 días “colapsado”, denuncia CC OO. El fin de semana, decenas de personas fueron atendidas en los pasillos por falta de camas en las plantas.
“Mi marido pasó el miércoles en una camilla en el pasillo”, se quejaba Carmen Muñoz, de 71 años. Ingresó por la mañana con una infección respiratoria y hasta entrada la tarde no fue trasladado a un box. “Está tapado con una toalla”, protesta Muñoz. “Se lo dije a un médico y me contestó que no hay mantas, que si quiero lo denuncie”, explicó. A su marido no le han subido a planta porque no hay camas. Tampoco las hay en urgencias, así que el hombre pasó al menos otro día en una camilla.

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