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martes, 24 de enero de 2012

Los favoritos republicanos defienden deportar a los jóvenes 'sin papeles' que no se alisten en el ejército

Los dos candidatos que encabezan la carrera republicana a la Casa Blanca están de acuerdo en que los hijos de los inmigrantes 'sin papeles' consigan ser legales sólo a cambio de alistarse en el ejército. Mitt Romney y Newt Gingrich cambiarían así la legislación en trámite en el Congreso que ahora incluye también aceptar a quienes se integren entrando en la Universidad.

En el debate de este lunes en Florida, que celebra primarias el día 31, los candidatos afrontaron varias preguntas sobre la inmigración, el español y Cuba, preocupaciones de este estado donde más del 11% de los votantes registrados como republicanos son hispanos. Gingrich ha sugerido en otras ocasiones que aceptaría una amnistía para los mayores que llevan décadas viviendo en Estados Unidos.

Pero este lunes, él, como Romney, aseguró que sólo firmaría la parte del llamado 'Dream Act' que ofrece la residencia estadounidense a los jóvenes traídos por sus padres al país a cambio de que entren en el ejército. Romney, que ha sido el favorito la mayor parte de la carrera republicana, aseguró que hay pocas opciones para los 11 millones de personas que, se estima, viven en Estados Unidos de manera ilegal. "La respuesta es la auto-deportación", dijo, al ser interrogado sobre cómo expulsará a millones del país. "Si no pueden trabajar aquí, tienen que auto-deportarse", afirmó en un debate silencioso, sin apenas aplausos.

El presentador de la NBC había pedido contención al público después de los debates de la semana pasada en que la ruidosa audiencia de Carolina del Sur abucheó a casi todos los candidatos y a los presentadores de la Fox y la CNN. El disciplinado público de la Universidad en Tampa donde se celebraba el debate sólo se emocionó un poco más al oír el nombre de Fidel Castro.

El 'destino' de Fidel Castro

Preguntados por qué harían ante su muerte y la posible llegada masiva de cubanos, Romney y Gingrich se congratularon por la desaparición de Castro, aunque con cierta divergencia sobre a qué parte del Más Allá iría el dictador. Lo primero, según Romney, sería "agradecer a los cielos que manden a Fidel Castro a casa ante su creador". Pero Gingrich, que había percibido el runrún del público inquieto por el destino de Castro, puntualizó: "No creo que Fidel vaya a ver a su creador. Creo que va a ir a otro lugar".

Tanto ellos como Rick Santorum, el aspirante más conservador, sugirieron que no harán ninguna concesión hacia Cuba mientras los Castro sigan vivos. El libertario Ron Paul fue el único que subrayó que "la Guerra Fría ha terminado" y defendió que si Estados Unidos trata y comercia con rusos y chinos, también tiene que ser capaz de hablar con los cubanos. "Ya no estamos en 1962", insistió Paul, crítico del embargo, que ha servido de "excusa" a Castro. Y el único que vituperó también el embargo contra Irán.

Ésta fue la parte más relajada de un debate que empezó con una fuerte e incómoda tensión entre Gingrich y Romney, que se insultaron mutuamente durante un duro intercambio. Romney describió al rival que le arrebató la victoria en Carolina del Sur el pasado sábado como un líder caótico que dimitió "con deshonra" como portavoz de los republicanos en la Cámara de Representantes en 1998. En el debate sobre qué pasó entonces lo esencial era el tono del conflicto. En ocasiones, Romney titubeaba mientras su cara enrojecía; Gingrich logró mantener la misma voz tranquila, pero en un momento de extraño silencio se quedó bloqueado, acorralado sin respuesta. "Ahí te has pasado, amigo", respondió ante uno de los ataques de Romney.

Por primera vez, Gingrich es el principal objetivo de los demás. Tras su victoria en Carolina del Sur, ha pasado a ser el favorito en Florida e incluso ya hay una encuesta nacional que indica que los republicanos le prefieren en todo el país.

La fortuna de Romney

Romney se puso más nervioso al responder sobre su fortuna personal. Este martes publicará su declaración de la renta por la presión de sus rivales. El candidato tiene una fortuna estimada en 250 millones de dólares (unos 200 de euros) y paga impuestos con uno de los tipos más bajos posibles, el 15%, porque sus ingresos derivan de las inversiones de capital de su antigua empresa. En el debate, Romney aseguró que esto es "pagar muchos impuestos" y defendió su riqueza: "No voy a pedir perdón por el éxito, no voy a pedir perdón por la libre empresa", dijo.

Mientras los dos se acusaban, sus contrincantes observaban y, de vez en cuando, trataban de intervenir como los razonables del escenario. En Florida, Santorum tiene más posibilidades que Paul ante un público conservador y donde sólo votan republicanos (en otras primarias también participan los independientes) y aprovechó bien sus cartas al presentarse como una opción tranquila por encima de los ataques desgarradores de los dos que encabezan ahora la carrera. Paul espera volver a ganar espacio en otras primarias y 'caucus' en febrero, en lugares más propicios como Nevada.

A diferencia de anteriores debates, los candidatos estaban tan enzarzados en su pelea que criticaron poco a Barack Obama. Entre las pocas referencias al presidente, Romney coló que su liderazgo va a llevar a Estados Unidos "a un colapso tipo el de Grecia".

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