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sábado, 15 de octubre de 2011

Hollande-Aubry, socialistas por sillón presidencial francés

París, 15 oct (PL) Si los pronósticos se mantienen incólumes ante el estrés, François Hollande se convertirá mañana en el candidato del Partido Socialista (PS) a las elecciones presidenciales de Francia en 2012.

A primera vista las perspectivas de su contrincante en las primarias del PS, Martine Aubry, se reducen con el paso de las horas por muchas razones tal vez subjetivas. De cualquier modo, Hollande es amplio favorito.

En la primera vuelta de las internas de la principal organización opositora francesa, Hollande obtuvo el 39 por ciento de los sufragios, seguido por Aubry (30) y en tercer escalón el sorprendente Arnaud Montebourg (17).

Precisamente el joven Montebourg, más a la izquierda que sus contrincantes y diputado que en realidad aspiraba a proyectarse hacia el futuro, consiguió protagonismo y dejó saber que votará a título personal por Hollande.

Lo mismo habían anunciado Manuel Valls, otro de los delfines del PS; y Ségoléne Royal, perdedora frente a Nicolás Sarkozy en 2007.

Detrás del telón no se perciben en verdad sorpresas. Aún bajo una armonía de apariencias se conoce que Montebourg no se habla con Aubry, la alcaldesa de Lille.

Royal, desbancada del cargo de primera secretaria del PS por Aubry en unos comicios controversiales, parece haber guardado aquella espina para decantarse ahora por el padre de sus cuatro hijos.

Al margen de puestas en escena de poca trascendencia política, lo cierto es que los socialistas recuperaron con creces la credibilidad ante la población y despertaron marcada inquietud en la gobernante Unión por un Movimiento Popular (UMP).

Durante la semana, el líder de la UMP, Jean François Copé, y el primer ministro, François Fillon, no han desperdiciado ocasión para desbarrar de las primarias de sus contrincantes, calificadas de circo mediático y absurdo.

El propio Sarkozy, a todas luces la carta de la UMP a su propia reelección, también fue incisivo e irónico sobre el hecho indiscutible de los espacios de influencia reconquistados por los socialistas.

Dominio en las regionales del pasado año y las cantonales fueron primeras señales de alerta para la UMP. Hace una semana, por primera vez en la historia el PS se hizo de la mayoría en la Cámara Alta.

En el Senado, asimismo, que su líder en este estrato parlamentario, Jean Pierre Bel, se hiciera de la presidencia.

Desde François Mitterrand, quien estuvo 14 años al frente del Palacio del Elíseo de 1981 a 1995, los socialistas galos no volvieron a ostentar la presidencia de la República, al imponerse Jacques Chirac dos veces (12 años) y ahora Sarkozy.

Para mañana las tendencias terminarán por converger, a priori a favor de Hollande, exprimer secretario, en una contienda contra Aubry, si bien no exenta de intercambio de dardos, bajo cierta condescendencia.

La promesa de Aubry, quien seguramente retomará el cargo dejado interinamente a Harlem Désir, es arropar a la persona elegida con el espaldarazo de toda la militancia. Si esto se cumple, el PS puede comenzar a soñar temprano.

Todavía estamos en otoño y Sarkozy parece que prepara su maquinaria mediática en una época más recomendable según sus intereses. En el horizonte tiene un buen protagonismo internacional con la cumbre del G20 de Cannes.

Empero, el punto neurálgico y sus principales debilidades, son la economía, con la enorme deuda pública de Francia y el creciente desempleo, asignaturas pendientes que no perdonará el electorado.

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