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domingo, 16 de octubre de 2011

Holanda, el paraíso de las bicicletas, es por cultura y educación un ejemplo difícil de seguir

La próxima semana, la lluvia será casi constante y la temperatura apenas pasará de los 14 grados. El viento puede soplar bastante fuerte. ¿Y qué? Para gran parte de los escolares, en Holanda no son razones para dejar la bicicleta aparcada delante de casa. Viento, frío, lluvia, y luego nieve y más frío, se combaten con chubasqueros, guantes y gorros. Desde pequeños, los holandeses aprenden que, incluso en condiciones meteorológicas adversas, la bicicleta es el medio de transporte habitual, sobre todo para ir al cole. Primero en una sillita especial delante o detrás de la bici de la madre o el padre; o en el compartimento de carga de las bicis-carro, antiguas bicicletas para el transporte de carga que se han vuelto a poner de moda para transportar hasta tres o cuatro niños a la vez. Y a partir de los 8 o 9 años, van en su propia bicicleta.

Concentración Párking de bicicletas ante la estación de ferrocarril de Utrecht, con 16.500 vehículos.

En las ciudades holandesas, solo un 9% de los niños de cuarto a sexto de primaria son llevados a la escuela en coche. La mayoría (poco más de un 50%) va caminando, y el resto en bicicleta o transporte público. Aprenden de jóvenes, y ya tienen adquiridos los hábitos cuando son más grandes, primero para ir al instituto y luego a la universidad o al trabajo. Es el de Holanda, país casi completamente llano y con distancias cortas, un espejo difícil en que mirarse desde Barcelona, una utopía de paraíso ciclista con unos números asombrosos: Holanda tiene 16 millones de habitantes y 19 millones de bicicletas; un 84% de la población tiene al menos una bicicleta; en todo el país, una cuarta parte de todos los desplazamientos se hacen en bicicleta, casi la mitad de estos entre la casa y el colegio o el trabajo.

De ahí que la infraestructura está muy trabajada y arraigada, con un sinfín de carriles bici dentro y fuera de los cascos urbanos. En total, Holanda, en tamaño casi idéntica a Catalunya, tiene 17.000 kilómetros de carril bici y otros 65.000 kilómetros de carreteras aptas para ir en bici.

Pero no todo depende del kilómetraje. La capital, Ámsterdam, que todos los turistas conocen por los caóticos cruces donde coinciden ciclistas, coches y tranvías, solo dispone de 400 kilómetros de carril bici, poco más que el doble que Barcelona, que en superficie es mucho más pequeña que Ámsterdam. Pero al erradicar el coche del casco histórico entre los canales, ya ni hacen falta esos carriles bici (ni hay espacio para ellos) para que el 55% de todos los desplazamientos se realizan en bicicleta.

Acoso del coche

Y en Ámsterdam, el ayuntamiento recuerda que la bici vivió épocas difíciles, cuando en los años 60 y 70 la gente apostaba cada vez más por el coche. Fue en la década de los 80 cuando se empezó a planificar desde el consistorio una ciudad tan amable para los ciclistas como para los peatones, para no perder la costumbre de la primera mitad de siglo de usar preferentemente la bici, medio económico y rápido. Ahora, el entorno de la estación de Amsterdam está plagado de miles de bicis, aunque no tantas como en la capital estudiantil, Utrecht, donde hay cada día 16.500 bicicletas aparcadas en la estación, bastante más que la treintena que suele haber delante de Sants.

1 comentario:

jose luis gomez dijo...

Holanda es fantástica, tiene una cultura amplia en el uso de la bici. Además se ve no solo en las fotografías de la típica holanda, sino en Internet y en su modo de vida, a mi personalmente me encanta. Es una buena gente, un buen país, acogedor, amable y muy original. Me gusta Holanda y creo que nosotros vamos teniendo también y tenemos, una larga cultura en el deporte de bicicleta, muy bueno. Lo que no teníamos es la bici como manera de trabajo, o de uso para trabajo, o compra, eso no. esperemos que así sea...saludos girona republica de Cataluña? no existe ninguna república Cataluña, al menos que yo sepa...saludos muy bonita la pagina eh...