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sábado, 12 de febrero de 2011

Los inmigrantes, primeras víctimas de la crisis global en Occidente


Al igual que ocurre en todas las crisis, los más desfavorecidos son quienes sufren la peor parte. En el caso de la actual crisis global que ha golpeado a algunos países, como Grecia, de forma especial, son los inmigrantes quienes se llevan la peor parte, y más aún aquellos que viven en situación irregular. Decenas de ellos participan en Atenas en una huelga de hambre, que aseguran llevarán hasta el final, para reclamar al Gobierno la regularización de su situación.


«Vamos a continuar hasta la muerte», promete Ahmet Mankour, un marroquí de 28 años, mientras sostiene una botella de agua ante su tienda de campaña en el centro de Atenas, donde más de una docena de inmigrantes en situación irregular permanecen en huelga de hambre.

Afirma que ha perdido siete kilos desde el 24 de enero, cuando 237 «sin papeles» iniciaron la protesta en Atenas y otros 50 en Salónica (norte), para reclamar su regularización a las autoridades griegas.

El mayor de seis hermanos nacidos en Guelmine, «la puerta del Sahara» en Marruecos, como él la llama, Mankour emprendió hace seis años el camino en busca de una vida mejor en Europa, al igual que muchos de sus compatriotas. Después de tomar un avión a Turquía, cruzó el mar Egeo para llegar a Chania, en la isla de Creta, donde encontró trabajo en el campo.

«Desde la última regularización en 2005, he perdido 2.000 euros» entre gastos administrativos y gastos de abogados, reconoce, hablando en griego.

Dos años más tarde, Mankour, privado de papeles, sobrevive gracias al trabajo clandestino: «barrendero de noche, desde hace un año y medio, y en un supermercado de las afueras de Atenas, a 2,5 euros la hora».

Según una ley que data de 2005, el permiso de residencia está condicionado al pago de las cotizaciones sociales.

«En Grecia, los migrantes son rehenes de la crisis que enfrenta el país, son el eslabón de una sociedad que tiene enormes dificultades financieras», asegura Happiness Goldwin, nigeriana, madre de cuatro niños, y que forma parte del comité de apoyo a los inmigrantes.

Además, la tasa de desempleo en Grecia sigue subiendo, hasta rozar el 14% a finales de 2010.

«Estamos en el mismo barco que nuestros amigos griegos, pero es como si no existiéramos», afirma esta activista, miembro del Comité para una Internacional de Trabajadores.

Más de un centenar de organizaciones y sindicatos de izquierda, entre ellos una veintena de extranjeros, han mostrado su apoyo a la iniciativa.

«Culpables»

«Poco a poco, como los salarios y las pensiones están sufriendo recortes y los precios aumentan, el inmigrante es presentado como culpable del deterioro y de la explotación de los trabajadores griegos», reza uno de los carteles colocados por los huelguistas ante sus tiendas.

Hasta el momento, el Gobierno socialdemócrata de Georges Papandreu se ha mantenido firme, contrario a cualquier regularización masiva. No obstante, los medios griegos no descartan la revisión de la situación de unos 150.000 inmigrantes que tenían los papeles en regla, pero que carecen de permiso de residencia por estar desempleados.

INMIGRACIÓN

Según cifras ofrecidas por la agencia France Presse, se calcula que actualmente en Grecia hay entre 350.000 y 480.000 inmigrantes en situación irregular.

El Senado francés aprueba el proyecto de ley de inmigración

El Senado francés aprobó ayer, sin alguno de sus puntos clave, el polémico proyecto de ley sobre inmigración, que endurece la lucha contra los «sin papeles» y agiliza su expulsión, por lo que el texto deberá volver a la Asamblea Nacional francesa para una nueva lectura.

La discusión se prolongó durante nueve días de intenso debate parlamentario en los que el ministro del Interior, Brice Hortefeux, ha subrayado que el texto persigue alcanzar una política migratoria «respetuosa con los derechos humanos, pero firme contra quienes no acatan las leyes» del Estado.

Los senadores eliminaron la propuesta más controvertida, sobre la extensión de retirar la nacionalidad -por el momento reservada a culpables de «actos de terrorismo»-, a los naturalizados hace menos de diez años que atenten contra las fuerzas del orden.

Asimismo, eliminaron el artículo que buscaba retrasar a cinco días la intervención de un juez en caso de detención, en lugar de las 48 horas actuales, rechazando con ello la reforma introducida por el Ejecutivo.

La ley debatida recoge los principales puntos del discurso sobre inmigración pronunciado el pasado julio por el presidente de ese país, Nicolas Sarkozy, que abrió la campaña de expulsiones masivas de gitanos hacia sus países de origen.

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