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sábado, 27 de noviembre de 2010

Elecciones y delincuencia tecnológica

Artículo Ciento cuarenta y cuatro.

1. Serán castigados con la pena de arresto mayor o multa de 30.000 a 300.000 pesetas quienes lleven a cabo alguno de los actos siguientes:

Realizar actos de propaganda una vez finalizado el plazo de la Campaña Electoral. (…)

Artículo Ciento cuarenta y cinco.

Serán castigados con la pena de arresto mayor, multa de 500.001 a 5.000.000 de pesetas y accesoria de inhabilitación especial para el ejercicio de la profesión quienes dolosamente infrinjan la normativa en materia de encuestas electorales.

Ley Orgánica 5/1985, de 19 de junio, del Régimen Electoral General

Cada vez que llega una cita electoral me imagino las dudas existenciales que deben rondar por la cabeza del Portavoz del Gobierno, don Alfredo Pérez Rubalcaba, responsable último de que se respete la Ley Electoral en la jornada de reflexión. Sobre todo cuando el Vicepresidente Primero recuerda el sábado 13 de marzo del año 2004, aquel mítico día de irreflexión, correrías genovesas y mensajes telemáticos.

A diferencia de la flor y nata del periodismo digital, no tengo anotado en mi móvil el número de don Alfredo. Así que si me llega uno de los SMS a los que es tan aficionado, me lo tendré que tomar como uno de esos Anónimos a los que les tengo tanto cariño. Al fin y al cabo, Anónimo es mi autor favorito, de entre todos los que han forjado la historia de la literatura universal.

Pero hoy no hablaré de SMS -además de salir caros se han quedado un poco antiguos- sino de enlaces a encuestas electorales. Mis dudas existenciales van por otros derroteros, verán: van de paraísos fiscales que también son paraísos de datos. En concreto, Andorra y Gibraltar.

La cuestión es que un diario andorrano, de nombre muy poco original, El Periòdic d’Andorra, lleva toda la semana publicando encuestas electorales sobre las elecciones al Parlament de Catalunya. Así que desoyendo la sabia voz de mis ancestros, uno se pone a leer y se pone a pensar, para acabar formulando la pregunta de la que siempre vienen todos los males: “Qué pasaría si…” De esa pregunta ingenua vienen todas las distopías totalitarias.

Así pues, y mirando con ojos de cordero degollado por la webcam, voy y le pregunto al redactor jefe… ¿qué pasaría si publicásemos un artículo, en plena jornada de reflexión, enlazando a las encuestas andorranas? Respuesta: “Allá tú. Si lo firmas en tu blog, nosotros declararemos que elmundo.es actúa como simple prestador intermediario de servicios de la sociedad de la información, y que no somos responsables en virtud de losartículos 16 y 17 de la LSSI”.

Está visto que no se puede preguntar nada, y menos a los redactores jefe. Pues eso es lo que hay, señores. Espero que el Ministro del Interior imparta las adecuadas instrucciones a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, para que en caso de detención me apliquen la Ley Electoral con el mismo rigor que se la aplicaron a él en su día.

Y no crean que me quedo muy tranquilo, porque ahora mismo no recuerdo si la susodicha web estará bien aparcada.

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