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lunes, 4 de octubre de 2010

"Soy el próximo", advirtió Correa cuando Fidel Castro vaticinó más asonadas después de la perpetrada contra Zelaya



Nueva York, 1° de octubre. A pesar de que el gobierno de Barack Obama se sumó a otros líderes del hemisferio que repudiaron la interrupción del orden democrático en Ecuador, dichos sucesos de nuevo provocan un debate sobre si las políticas recientes (y pasadas) de Estados Unidos en la región fueron factor en lo que el presidente Rafael Correa declaró como un golpe de Estado.

Hace un año, el mandatario de Venezuela, Hugo Chávez, comentó que Fidel Castro le dijo que el golpe contra el presidente Manuel Zelaya –de Honduras– abrirá la puerta a una ola de golpes venideros en América Latina. Correa advirtió en ese momento: soy el próximo; tenemos informes de inteligencia que dicen que después de Zelaya sigo yo, reportó en agosto de 2009 la agencia Ap.

La asonada en Ecuador trajo memorias del golpe fallido contra Chávez, en abril de 2002, y el exitoso en Honduras, en junio de 2009. En el caso de Venezuela, Washington expresó su apoyo tácito a los opositores, y en el de Honduras rehúso respaldar al presidente constitucional del país, a pesar de aceptar que fue un golpe de Estado, y hoy día continúa presionando a las naciones latinoamericanas para que reconozcan al nuevo mandatario.

Algunos analistas afirman que aun si Estados Unidos no está involucrado directamente en los sucesos recientes de Ecuador, sus políticas podrían ser en parte responsables. Como temían los mandatarios sudamericanos, el apoyo de Washington al gobierno golpista en Honduras a lo largo del último año ha alentado e incrementado la probabilidad de golpes derechistas contra administraciones democráticas de izquierda en la región. Este intento en Ecuador ha fracasado, pero probablemente habrá más amenazas en los meses y años que vienen, consideró Mark Weisbrot, codirector del Centro para Investigaciones Económicas y Políticas (CEPR), en un artículo publicado en la versión digital de The Guardian.

Pero, al parecer, en esta ocasión el gobierno de Barack Obama busca dejar claro su apoyo a Correa. La secretaria de Estado, Hillary Clinton, habló hoy vía telefónica con él para manifestarle su apoyo al presidente y al gobierno ecuatoriano, informó su vocero, Philip Crowley. En la conversación, que duró 10 minutos, Correa narró a la funcionaria estadunidense su versión de lo ocurrido.

Crowley se negó a calificar los hechos como un intento golpista, y comentó: para nosotros, parece que todo comenzó como una protesta. Pero, hasta cierto punto, representó un desafío al gobierno, el cual respondió de manera efectiva. Ayer, Clinton afirmó que Estados Unidos deplora la violencia e ilegalidad, y expresamos nuestro pleno apoyo al presidente Rafael Correa y a las instituciones de gobierno democrático en ese país.

Sin embargo, la administración de Estados Unidos no ha querido usar la palabra empleada por Correa para caracterizar los sucesos pasado jueves: golpe de Estado.

De hecho, algunos analistas estadunidenses refutan que lo sucedido en Ecuador haya sido un intento golpista. Algunos declararon que fue un show mediático sobre una situación de protesta de fuerzas policiacas, que después fue exagerado por el gobierno para que se percibiera como una víctima, reportó el Wall Street Journal.

Otros expertos comentaron que ahora, Correa utilizará la crisis para consolidar aún más su poder. Alberto Ramos, economista de Goldman Sachs, envió una nota a sus clientes señalando que el estilo intransigente del presidente Correa, y sus declaraciones de ayer a los medios, sugieren que el presidente no fácilmente retrocederá de lo que se está convirtiendo en la crisis política más seria de su mandato, indicó el Journal.

Joel Hirst, del Consejo de Relaciones Exteriores, uno de los centros de análisis más influyentes de este país, opinó hoy que “aunque los sucesos de ayer fueron por supuesto serios, son exageradas las afirmaciones de Correa y algunos otros líderes latinoamericanos de que fue un golpe. Washington debería permanecer cauteloso ante los intentos de los aliados regionales de Correa de hacer más incendiaria la situación.

Hirst, quien fue el encargado de la oficina de la Agencia de Desarrollo Internacional de Estados Unidos (USAID, por sus siglas en inglés) en Venezuela (2004-2008), advirtió que “Estados Unidos deber estar preparado para ser acusado. Culpar al ‘imperio’, al norte, se ha convertido en parte de la retórica entre la Alba (Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América)”, y que Washington debería evitar, como hizo al inicio en el caso de Honduras, caer de nuevo en cualquier trampa puesta por Chávez y la Alba.

La alianza de Correa con Chávez y Evo Morales, entre otros dirigentes del bloque de países de la Alba, su crítica a las políticas de Estados Unidos, su cancelación del acuerdo con Washington para permitir el uso de la base militar de Manta para aeronaves militares estadunidenses en operaciones antidrogas, y su rechazo a abrir negociaciones de un acuerdo bilateral de libre comercio, entre otras cosas, han creado preocupación entre algunos sectores del gobierno estadunidense.

Cabe recordar que en febrero de 2009, el gobierno ecuatoriano expulsó a dos oficiales de la embajada de Estados Unidos en Quito, quienes administraban programas de asistencia oficial estadunidense a unidades especializadas de la policía ecuatoriana (no se sabe aún si algunos de estos estaban involucrados en las protestas policiacas que fueron el centro del conflicto ayer).

Estados Unidos, además de ser el principal socio comercial de Ecuador, también es el principal otorgante de asistencia de seguridad y económica, con un total de 60 millones de dólares en el año fiscal 2009. Más de 100 empresas estadunidenses operan en el país, informa el Departamento de Estado.

Según el proyecto Just the Facts, la asistencia militar y policiaca de Washington a Ecuador, dispensada y programada entre 2006 y 2001, es de un total de 94 millones de dólares, mientras el apoyo económico y social alcanza en ese mismo periodo 157.4 millones.

Entre 2006 y 2008, unos 931 oficiales policiacos y militares ecuatorianos han sido capacitados en programas estadunidenses. Para datos completos de la asistencia oficial estadunidense a Ecuador puede verse la página www.justf.org/Country?country=Ecuador

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