¿Qué tienen que ver los cerdos y los aviones? A primera vista, nada. Salvo que esos animales atraigan a su vez a los buitres y estos acaben chocando involuntariamente contra las aeronaves. Es lo que sucede en las proximidades del aeropuerto internacional de Río de Janeiro, donde la cría ilegal de puercos ha favorecido la proliferación de aves carroñeras que ponen el riesgo el tráfico aéreo. Hasta el punto de que allí ocurre al menos el 10% de los accidentes de ese tipo que se registran en Brasil, según la empresa pública Infraero.
Sólo en 2009, las autoridades detectaron 94 incidentes entre aviones y pájaros en torno al aeropuerto Tom Jobim. Es decir, un 20% más que el año anterior -78 casos- y más del doble que en 2007, cuando ocurrieron 42 imprevistos.
El Gobierno de Río no duda en atribuir ese aumento a la construcción depocilgas cerca de la cabecera de la pista. Por ese motivo, la secretaria de Ambiente, Marilene Ramos, acudió este martes al lugar para iniciar la retirada y limpieza de esas instalaciones junto a expertos y policías militares del Batallón Forestal.
"Las pocilgas construidas frente a la bahía de Guanabara constituyen un crimen ambiental, puesto que es una ocupación irregular de un área protegida", afirmó Ramos. "Además, los cerdos son criados sin ningún cuidado. Sus desechos y sus restos, ya que muchos son abatidos allí mismo, son arrojados a las aguas de la bahía y agravan la contaminación".
Basura en la bahía
Son esos desperdicios los que atraen a los buitres, además de algunosvertederos clandestinos que también se encuentran cerca del aeropuerto. Para evitarlo, el Ejecutivo pretende cerrarlos y reemplazarlos por un nuevo centro de residuos en la ciudad de Seropédica, unos 60 kilómetros al noroeste de Río.
"Queremos evitar que la población tire basura a la bahía y estamos vigilando la zona para que las personas no vuelvan a poner en marcha los vertederos clandestinos", explicó la secretaria de Ambiente.
Tras la demolición de las pocilgas, los cerdos fueron trasladados hasta un corral en Itambi -al otro lado de la bahía- donde serán examinados para verificar si son adecuados para el consumo.
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