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martes, 28 de octubre de 2014

La salvación del bosque que arrasó la Armada española

Desde que en 1999 la Fundación Naturaleza y Hombre (FNyH) inició este proyecto de reforestación, han plantado con éxito unos 80.000 árboles de especies autóctonas como el haya, el roble, el fresno, el avellano o el abedul. «Es un proceso para el que harán faltan varias generaciones», señala Carlos Sanchez, presidente de FNyH. Según explica, las actuaciones se realizan en la montaña pasiega y oriental de Cantabria (en las cabeceras de los valles del Pas, Miera, Asón y Soba), en el valle de Trueba (Burgos) y en el de Carranza (Vizcaya).
«Queremos que la montaña pasiega recupere el esplendor forestal», afirma Sánchez, que sostiene que «es compatible tener pastos y bosques». Pese a la creencia generalizada, advierte que, además de provocar la pérdida de especies y erosionar el suelo, la quema incontrolada de bosques disminuye la productividad de los pastos.
El burro fue relegado debido a la mecanización de las labores del campo. 
Juan Carlos García, alcalde de Vega de Pas, explica que en su origen esta práctica era llevada a cabo de forma controlada por varias familias que se unían para quemar pequeñas extensiones, de unos 200 metros, para transformar el bosque en pasto. La quema fue extendiéndose paulatinamente a zonas más bajas de la montaña y los fuegos comenzaron a hacerse sin control. El alcalde critica, no obstante, la forma en la que las autoridades abordaron el problema, prohibiendo completamente estas prácticas y sin contar con la población local: «Hay que repoblar el monte, pero teniendo en cuenta a los que vivimos allí», reclama.

Recuperar razas locales

En la actualidad, la Fundación Banco Santander financia el proyecto Restauración y gestión de bosque atlántico con el que, según destaca su director, Borja Baselga, quieren contribuir «a conservar variedades locales de ganado en peligro».
SE HAN RECUPERADO POBLACIONES DE OVEJA LACHA, BURRO, CABALLO LOSINO Y VACA ROJA PASIEGA, TODAS ELLAS EN PELIGRO
Recuperar razas locales es otro de los ejes de esta iniciativa, que cuenta con cuatro especies autóctonas y emblemáticas de estas tierras como aliadas para reforestar con éxito los bosques. Un rebaño de vacas rojas pasiegas pace en la finca El Recuesto, uno de los terrenos donde se están plantando árboles. Al lado hay variosburros y al cabo de un rato cruza la finca un rebaño de oveja lacha. Son tres de las especies involucradas en el proyecto.
La cuarta es el caballo losino. Todas ellas han ayudado al hombre durante siglos, pero su población ha ido mermándose por diversas causas hasta estar a punto de desaparecer. Así, la vaca roja pasiega, cuya leche es más grasa que la de otras especies y, por tanto, muy apropiada para elaborar sobaos, fue relegada poco a poco por la frisona, que produce más leche. La progresiva mecanización de las labores del campo fue la principal causa que relegó al burro.
Vacas rojas pasiegas en Cantabria. 
Según nos muestra Lorenzo García, guarda de campo de de FNyH,los árboles que plantan están recubiertos por tubos fabricados con un material biodegradable sujetos por varillas. Además de guiar su crecimiento, permiten que los animales puedan comer los rastrojos sin dañar los nuevos árboles.
En la provincia de Burgos visitamos la finca de El Bernacho, en la que hace años que no se provocan incendios y donde se alternan árboles de menos de dos años que apenas llegan al metro de longitud con otros ejemplares plantados cuando comenzó este proyecto. «No metemos maquinaria, el proceso [para plantar los árboles] es manual. Se respeta la regeneración natural porque nuestra filosofía es intervenir lo menos posible», afirma Carlos Sánchez.
También están fomentando la producción ecológica de corderos y terneros, con cuya venta se financian los trabajos de reforestación. Cada año producen un centenar.

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