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miércoles, 11 de junio de 2014

Mosquitos contra la malaria que solo conciben machos

La manipulación genética de los machos del mosquito anofeles ha conseguido, en condiciones de laboratorio, la erradicación de los insectos en seis generaciones. El objetivo del trabajo no es acabar con una especie: se trata del último intento para controlar los Anopheles gambiae,que son los que propagan la malaria.
El trabajo, realizado en el Imperial College de Londres y publicado enNature Communications, se basa en la actividad de una enzima “desestabilizada”, según la describen los científicos: la I-Ppo-I. Estamáquina biológica tiene una propiedad: en la fase de la espermogénesis de los machos, altera el equilibrio entre los espermatozoides masculinos (con un cromosoma Y) y los femeninos (con uno X). Lo normal, estadísticamente, es que la producción de gametos de un macho se reparta al 50% entre los dos sexos, ya que estos se forman por división de las células del macho, que tienen un cromosoma de cada tipo (un X, el femenino, y un Y, el masculino).
Es en esa fase en la que actúa la enzima modificada: lo que consigue es que se produzca un ataque selectivo sobre los cromosomas X. El resultado es que a las hembras solo llegan espermatozoides Y, que, al unirse a los óvulos, tendrán como descendencia solo machos. De esta manera se ha conseguido acabar con la propagación de la especie en un tiempo récord: seis generaciones.
El trabajo está en la línea de otros que ya se han probado, como el de soltar machos estériles en zonas donde hay riesgo de transmisión de enfermedades. Brasil por ejemplo, soltó hace poco más de un mes millones de ejemplares de un primo del Anopheles gambiae, el Aedes aegypti, con el fin de acabar con la transmisión de otra enfermedad: el dengue.
Los investigadores apuntan a que este nuevo sistema es de “2 a 70 veces más efectivo”. La causa es que, con estos machos que tienen los espermatozoides alterados, las hembras satisfacen su instinto de reproducirse, mientras que cuando se encuentran con un ejemplar estéril, al no producirse la fecundación continúan su búsqueda de otras parejas.
El ensayo, sin embargo, aún tiene que demostrar su eficacia en un entorno libre. En un laboratorio, donde no hay entrada de animales no manipulados, el resultado es claro, pero en la naturaleza el efecto distorsionador de los insectos modificados será menos evidente, ya que tendrán que competir con los machos normales para fecundar a las hembras.
Además, es de esperar que una suelta masiva de animales transgénicos cree recelos, aunque sea con el objetivo de acabar con la malaria. Esta enfermedad, según la Organización Mundial de la Salud, causa alrededor de 220 millones de casos al año de los que mueren unos 660.000. Pero los mosquitos no son solo transmisores de enfermedades. También son un eslabón clave en la cadena alimentaria de numerosos animales (aves, peces, reptiles), que podrían verse afectados si desaparecen.

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