
Kepler-186f está cerca del límite exterior de lo que sería la zona de habitabilidad alrededor de la estrella Kepler-186 (en la constelación del Cisne), por lo que el agua en su superficie correría el riesgo de congelarse, pero como es algo mayor que la Tierra, a lo mejor tiene una atmósfera protectora algo más densa que la de nuestro planeta y térmicamente más aislante.
La estrella en torno a la que gira es diferente del Sol: más pequeña, más fría, consume su combustible más lentamente y su luz es demasiado débil para ser observable a simple vista desde la Tierra. Las estrellas de este tipo, explica Kane en un comunicado de su Universidad, son abundantes en la galaxia y, en principio, serían prometedoras desde el punto de vista de buscar vida a su alrededor, porque duran mucho más que las grandes, “lo que alargaría considerablemente el plazo de tiempo en el que podrían surgir la evolución biológica y las reacciones bioquímicas en la superficie”, añade el investigador. Pero, por otra parte, estos astros tienen a ser más activos que el nuestro, con más destellos y, potencialmente, emitirían más radiación hacia los planetas. Kepler-186 f da una vuelta completa en torno a la estrella en 13o días terrestres y recebe de su estrella un tercio de la energía que la Tierra recibe del Sol.
“Una de las incógnitas más interesantes de la ciencia es si la vida puede surgir en otro planeta o, lo contrario: si es algo único del nuestro. El descubrimiento de planetas con propiedades similares a las de la Tierral es un eslabón importante en la cadena que hace falta para dar respuesta a esta pregunta”, afirma Fred Adams (Universidad de Michigan), científico del equipo.
En su caza de planetas similares al nuestro, los astrónomos habían descubierto ya algunos que, por algunas características, se ajustarían al patrón, resume Yudhijit Bhattacharjje en Science. Kepler 20e es algo más pequeño que la Tierra y gira en torno a una estrella similar al Sol, pero fuera de la zona de habitabilidad (estaría demasiado cerca del astro y, por tanto, sería demasiado caliente); Kepler-22b está en órbita de una estrella como la nuestra y en zona habitable, pero es más grande que la Tierra (2,4 veces su radio); y ahora Kepler-186 f, cuyo tamaño encaja y está en zona habitable, pero la estrella no es como el Sol. En las últimas dos décadas, desde que se descubrió el primero, los astrónomos han encontrado unos 1800 planetas extrasolares en otros sistemas planetarios. Solo 20 de ellos orbitan alrededor de sus estrellas en zona habitable, recuerda la Universidad de Michigan. Pero todos ellos eran, hasta ahora, mucho más grandes que la Tierra.
Los otros cuatro cuerpos compañeros de Kepler-186 f en torno a la estrella enana tienen un tamaño inferior a la mitad del terrestre y sus órbitas duran tres, siete, 14 y 22 días respectivamente. Son demasiado calientes e inhóspitos para una forma de vida como la que conocemos, explican los investigadores del Centro Ames de la NASA y el Instituto SETI, en los que trabaja Quintana.
El planeta Kepler-186f ha sido descubierto con el método de tránsito, es decir, midiendo la ligerísima atenuación del brillo de una estrella cuando un cuerpo en órbita a su alrededor se cruza en la línea de visión de la Tierra. Tras ser detectado con el telescopio espacial Kepler, de la NASA, los científicos recurrieron a grandes telescopios (el Keck II y el Gemini) en Hawai para confirmar el hallazgo y desvelar algunas de sus características.
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