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jueves, 23 de enero de 2014

Renfe no instruyó sobre el riesgo de la curva de Angrois al maquinista

La alerta lanzada por un maquinista jefe sobre el riesgo de la curva de Angrois antes del accidente del 24 de julio, en el que murieron 79 personas, se saldó con la decisión de formar mejor y “sensibilizar” a los conductores sobre ese problema, sin que se mejorase la señalización en la vía. El maquinista del tren Alvia accidentado, Francisco José Garzón, único imputado, declaró que circulaba despistado tras recibir una llamada del interventor del tren y no frenó a tiempo antes de la curva, que carecía de señales o frenados automáticos que paliasen su despiste. Garzón tampoco había recibido esa “sensibilización” o formación específica sobre Angrois en la que se escuda Renfe.

La decisión de reforzar la formación la adoptaron Mazaira y Vilariño después de que el resto de técnicos y cargos superiores a los que habían enviado la advertencia no les comentasen nada al respecto por considerar que la señalización se ajustaba a la normativa. Fue una medida que Mazaira y Vilariño tomaron dentro de su restringida área de competencia, limitada a la formación de maquinistas en Media Distancia y que no les permitía modificar la señalización. Los formadores de Larga Distancia, según algunas fuentes, ni siquiera conocieron el intercambio de correos de sus compañeros de Media Distancia sobre el riesgo de Angrois.
La advertencia inicial sobre el “riesgo” de la curva partió el 26 de diciembre de 2011, un año y medio antes del accidente, de un maquinista jefe de Ourense, José Ramón Iglesias Mazaira, que se la comunicó a su superior, José Luis Rodríguez Vilariño. En la investigación interna abierta por Renfe, tanto Mazaira como cuatro compañeros formadores de conductores, el superior al que remitió el primer aviso y el gerente de Viajeros de Galicia repiten, en declaraciones calcadas, que a raíz de esa alerta se dio “un especial asesoramiento a los maquinistas de Media Distancia” y que se hizo “especial hincapié” en las “transiciones de velocidad”, esto es, en frenadas como la que requería Angrois. Sin embargo, Garzón no era maquinista de Media Distancia. Hace varios meses la propia Renfe remitió al juez instructor del caso, Luis Aláez, el historial formativo de Garzón. Al analizarlo se comprueba que recibió “cursos para AVE Larga Distancia”, pero no hay ninguna mención a cursos de Media Distancia. Además, tanto esos cursos como la habilitación específica para circular por la línea Ourense-Santiago los recibió antes de que el jefe de maquinistas advirtiese del riesgo de Angrois. Al margen de estos documentos aportados por la propia Renfe a la causa, que Garzón no recibió esa “sensibilización” decidida tras la alerta lo aseguran también un compañero que compartió cursos de formación con él y su abogado.
El hecho de que una decena de técnicos y cargos intermedios de Renfe conocieran la alerta sin hacer nada, alguno de ellos por no estar entre sus competencias, y que al menos un responsable de Madrid ni la leyera, argumentando falta de tiempo por sobrecarga de trabajo y presión por los plazos, lleva a varias fuentes sindicales y del gremio de maquinistas a criticar la situación que se viene viviendo en Renfe y Adif desde hace unos años. Que la gestora de las vías, responsable de la señalización, tampoco se enterase de la alerta, no ayuda a mejorar su visión.
“Todo se duplica, se dividen los departamentos y nadie sabe ya quién es el responsable”, argumenta un maquinista jefe. Un conductor de base también se muestra crítico con esas divisiones: “Larga Distancia no sabe lo que hace Media Distancia, y no te queda claro si las advertencias que haces le llegan a Adif”. Desde dos sindicatos se alerta de que las ya programadas nuevas divisiones de Adif y Renfe en varias empresas seguirán incrementando la descoordinación.

Los trabajadores lamentan que la empresa culpe a quien avisó del riesgo y no a quien lo creó

Tanto en la documentación entregada al juez como por boca de un portavoz, Renfe culpó el martes al jefe de maquinistas, Mazaira, de no haber comunicado su alerta por los “canales oficiales”. Esta acusación ha causado un importante malestar entre los maquinistas gallegos, algunos de los cuales consideran que Renfe lanza así el mensaje de que perseguirá a quien advierta de fallos a sus superiores en vez de investigar a los responsables de esos errores o a quien deba corregirlos. En esa línea, el interrogatorio de la investigación interna de Renfe deja en el aire dos incógnitas que deberán ser desentrañadas por el juez Aláez: si Mazaira, como asegura, avisó también a un miembro de la Gerencia de Seguridad en la Circulación, Ángel Lluch, con competencias de las que él carecía; y si Adif, máximo responsable de la señalización, pudo saber algo de la cuestión.
Mazaira indica en su declaración a Renfe que con ella adjunta un correo enviado en enero de 2012 a Lluch, de Seguridad en la Circulación, con su advertencia, pero la empresa no ha incluido ese documento entre los papeles entregados al juez. Por el contrario, Renfe sí ha remitido al juez un escueto escrito de Lluch en el que este se muestra ambiguo: “No me consta el recibo del citado documento en aquel momento”. El abogado de Garzón, que insinúa que Lluch miente, pedirá el correo que Renfe no facilitó.
La otra incógnita, si Adif pudo saber del problema, algo que la empresa niega, se sustenta en una respuesta ambigua del superior de Mazaira, Vilariño. En un primer correo enviado a sus superiores hace un mes, cuando la cúpula de Renfe supo de la alerta, indica que se “trasladó el contenido del mencionado punto al Adif”, sin aclarar si se refiere solo a otra advertencia de Mazaira que sí fue solucionada por Adif o también al riesgo por la falta de señalización de Angrois, asunto por el que le preguntan expresamente. Días después, en otra declaración en el marco de la investigación de Renfe, Vilariño sigue sin aclarar esa cuestión: “Desconozco si se dio traslado a Adif del contenido del documento enviado por el Sr. Iglesias Mazaira”.

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