El caso Bárcenas
erosiona al Gobierno y hace caer la credibilidad de Mariano Rajoy, sin
que los ciudadanos perciban el optimismo ante la crisis económica que el
presidente intenta insuflar en el arranque del curso político. Las
alarmas encendidas en La Moncloa y en la sede del PP, en la madrileña
calle de Génova, están justificadas porque por primera vez en esta
legislatura el PSOE está en condiciones de ganar unas elecciones al PP.
Incluso, según el sondeo de Metroscopia para EL PAÍS, los socialistas
tienen una ligera ventaja en la estimación de voto.
El sondeo es el primero realizado con la corrección de una previsión
de participación de voto del 62% (casi nueve puntos menos que en las
anteriores generales). Es decir, no como muestra de la temperatura
electoral del momento, sino estimando el resultado como si se celebraran
ya las elecciones generales.
Según esa estimación, el PSOE tendría el 30,5% de los votos, frente
al 30,1% del PP. Esos datos muestran que, más que recuperación del PSOE,
lo que se ha producido hasta ahora es un hundimiento notable del respaldo a los populares
en la legislatura. La caída del PP con respecto a las generales de 2011
es de 14,5 puntos, mientras que el PSOE solo ha recuperado 1,8 puntos.
La legislatura está llegando a su ecuador y se aproximan las elecciones europeas de mayo
de 2014, con la vista en las municipales y autonómicas de 2015. El PP
ha puesto en marcha su maquinaria para intentar recuperar el voto
perdido. De nuevo su fidelidad de voto está en el 38%. Una parte
importante de los antiguos votantes populares se mantienen en la
abstención, pero en el partido perciben que, finalmente, esos votantes
pueden volver a decidirse a acudir a las urnas ante una eventual
convocatoria electoral.
La estrategia del presidente del Gobierno se basa en orillar y enterrar el escándalo de su extesorero Luis Bárcenas
para poner en el primer plano los primeros atisbos de recuperación
económica. Con ese discurso, que se completa con la apelación a las
clases medias con la bajada de impuestos para el último año de
legislatura, Rajoy espera remontar todo su desgaste.
Pero el sondeo dibuja una realidad alejada de ese diagnóstico del
presidente y su círculo de asesores. Para empezar, dos de cada tres
votantes del PP (el 64%) consideran que los dirigentes del partido no
colaboran con la justicia en el esclarecimiento del caso Bárcenas, y el
73% considera que no es acertada y es irreal la decisión de apartar el
caso de la agenda política.
Los populares han puesto en marcha una estrategia de bloqueo que se concreta, en las instituciones, en el veto a las peticiones de toda la oposición
para que el presidente dé explicaciones. Y en sus apariciones públicas
los miembros del Gobierno y del partido se remiten igualmente a la
comparecencia forzada de Rajoy del pasado 1 de agosto. De ahí no sale el
presidente, aunque después de aquella comparecencia se hayan conocido
nuevos detalles del caso tan llamativos como la destrucción de los
discos duros de los ordenadores de Bárcenas o las declaraciones de los
secretarios generales del partido ante el juez.
La estrategia podría volar aún más por los aires si se cumplen los
temores de la dirección del PP y el propio Rajoy es citado como testigo
por el juez Pablo Ruz. Se apoyan esos temores en la evidencia de que si
el PP fuera una empresa —como pretendió hace una semana la
vicepresidenta Soraya Saénz de Santamaría— el juez ya habría pedido su
versión al consejero delegado/presidente del partido que pactó el peculiar finiquito de Bárcenas.
Si ese momento llega, el jefe del Ejecutivo tendrá difícil volver a
eludir la nube negra que le persigue para descargar la tormenta en
cualquier momento.
El caso no está zanjado en la justicia ni en la política ni en la
opinión pública, según el sondeo. Rajoy hizo un discurso en el Congreso
el 1 de agosto dirigido a los votantes del PP, marcando al PSOE como el
adversario que acecha y alienta el escándalo para cerrar filas, pero
hasta un 64% de votantes de su partido asegura que el presidente del
Gobierno no le inspira confianza. Su credibilidad, en la que se basa esa
estrategia de recuperación del voto, tampoco alcanza para convencer a
los ciudadanos de que la recuperación económica está próxima. El 70% de
los encuestados entiende que el paro seguirá igual o incluso será más
alto. La fe de Rajoy en la bajada de la prima de riesgo y en la mejora
de algunas cifras macroeconómicas no llega a calar en la población, y el
pesimismo se mantiene.
El único dato de la percepción ciudadana que se acerca al entusiasmo
de Rajoy por la recuperación inminente es el del 59% que asegura que la
crisis ya ha tocado fondo. Pero hasta ese dato positivo para el Gobierno
va unido a otro negativo: ese mismo porcentaje de ciudadanos afirma que
la recuperación va a ser lenta. Queda mucho hasta que los ciudadanos
perciban una mejoría. Y un 32% sostiene que la situación aún va a
empeorar en los próximos años.
Se mantiene constante la pérdida de apoyo al bipartidismo
o suma de la estimación de voto de los dos grandes partidos. En las
generales esa suma fue del 73,3% y ahora supera mínimamente el 60%. Los
beneficiados siguen siendo IU y UPyD, que se mantienen en cifras récord
de estimación de voto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario