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viernes, 13 de septiembre de 2013

El independentismo catalán exhibe su fuerza para acelerar la consulta

Forcadell insistió en que quieren la consulta en 2014, y no dentro de tres años. También dejó claro que los independentistas apuestan por una pregunta clara sobre la secesión. “Y una respuesta clara”. Pero todo apunta a que Mas se inclina por una pregunta múltiple. O por no preguntar solo por la secesión.
Ayer mismo lo volvió a insinuar en un encuentro a puerta cerrada con corresponsales extranjeros. En un intento de internacionalizar el conflicto catalán, Mas insistió ante la prensa internacional en que se podría modificar la pregunta de la consulta en caso de que el Gobierno central y la Generalitat alcanzaran un acuerdo sobre financiación en la línea del pacto fiscal que reclamaba el año pasado él mismo. En este caso, dijo que se podría preguntar a los ciudadanos si prefieren el pacto fiscal o “lo otro”, dijo, en referencia a la independencia. Eso sí, Mas insistió ante la prensa extranjera en que no renunciará a “algún tipo de consulta”. Pese a que su partido, Convergència, ya habla sobre la independencia con cierta naturalidad, Mas se resiste a nombrar esta palabra en público argumentando que en el marco de la UE ya no existe la independencia total de ningún país. De ahí las presiones de la Asamblea Nacional Catalana para que Mas abrace abiertamente el secesionismo antes de ponerse a negociar con Rajoy. Muchos aún recuerdan que fue precisamente Artur Mas quien, siendo jefe de la oposición, negoció a la baja el Estatuto de Cataluña con el Gobierno central antes de que el Tribunal Constitucional acabara por recortarlo todavía más.
El presidente catalán, que ayer solo habló públicamente antes de la movilización, incidió precisamente en la necesidad de negociar con el Gobierno central. Se comprometió a dialogar “hasta el final” con Rajoy para conseguir el referéndum. Al mismo tiempo, alertó de que el “Estado español tiene un problema grave de relación con Cataluña” si no encuentra la forma de canalizar las ansias de muchos catalanes para decidir su futuro colectivo. Consciente del revuelo provocado por su marcha atrás verbal de la semana pasada, ayer recalcó que no hay cambios en la hoja de ruta: “El compromiso es organizar la consulta el año que viene y espero que el diálogo con el gobierno central lo permita”.
Esquerra Republicana también intentó capitalizar la movilización de ayer atrayéndose el electorado de CiU. “Todos los partidarios de la consulta formamos parte del mismo equipo, que sin duda acabará ganando”, dijo el presidente de ERC, Oriol Junqueras.
El escenario que se abre a partir de ahora es el de la negociación entre gobiernos. Y todo apunta a que será de lo más discreta. El Gobierno de la Generalitat insiste públicamente en que la consulta en 2014 es posible y factible, aunque en privado sus consejeros se muestran más escépticos y ven más factible el escenario de unas elecciones anticipadas.
Sin embargo, en CiU cada vez hay más temor a unos comicios antes de tiempo, especialmente por el avance aparentemente imparable de Esquerra Republicana de Catalunya, que se está convirtiendo en la gran beneficiaria del proceso. En principio, los republicanos continuarán ofreciendo su apoyo al Gobierno en minoría de Mas mientras éste no se desvíe de la consulta. Y esto incluye elaborar unos impopulares presupuestos para 2014 con nuevos y dolorosos recortes. Eso sí, la condición que piensan poner los republicanos para avalar las cuentas será fijar la fecha de la consulta.
Esto reduce enormemente el margen de maniobra de Mas, puesto que el Gobierno central no parece dispuesto a negociar nada teniendo encima de la mesa un plazo concreto para la votación. Por si acaso, Mas aseguró ayer que la demostración de fuerza de ayer “no será la última”.

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