La 'fuente' del escándalo del ciberespionaje
que sacude Estados Unidos ha decidido dar la cara y defender
públicamente su decisión. Se llama Edward Snowden, tiene 29 años y ha
trabajado durante una década para los servicios de inteligencia
norteamericanos. Fue asistente técnico en la CIA y hasta hace tres semanas trabajaba en las dependencias de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) en Hawai.
En una serie de vídeos difundidos por 'The Guardian', Snowden explica así su decisión: "No quiero esconderme porque no creo que haya hecho nada malo
(...) No busco la atención del público porque no la historia no va
sobre mí. La historia es lo que está haciendo el Gobierno norteamericano
(...) No quiero vivir en una sociedad donde se hace este tipo de
cosas".
Edward Snowden hizo las maletas el pasado 20 de mayo y se despidió de
su novia con una vaga excusa. Pidió baja temporal en su último trabajo
–para la contrata del Ministerio de Defensa Booz Allen Hamilton-
alegando la necesidad de someterse a un tratamiento contra los ataques de epilepsia.
Antes de marcharse, eso sí, se aseguró de copiar una serie de documentos secretos,
incluida una presentación en PowerPoint donde de explicaba con todo
detalle la existencia de Prism, un programa de ciberespionaje que
permite ingresar directamente en los servidores de los gigantes de internet como Google, Facebook, Microsoft, Skype, Yahoo y Apple.
Desde hace tres semanas está prácticamente encerrado en un hotel de
Hong Kong, donde ha pasado la información a Glenn Greenwald, Ewen
MacAskill y Laura Poitras, los periodistas de 'The Guardian' que han destapado el escándalo que ha dado la vuelta al mundo. Este mismo domingo, el 'Washington Post' también le identificaba como su fuente.
Snowden es consciente de que su decisión le convierte en uno de los
'soplones' más notables en la historia de Estados Unidos, junto a Daniel Ellsberg (que filtró los papeles del Pentágono) y el soldado Bradley Manning, la 'garganta profunda' de WikiLeaks, actualmente juzgado por alta traición.
Una vida cómoda
Desde que decidió "exiliarse" en Hong Kong, tan sólo ha abandonado la habitación de su hotel en tres ocasiones.
Teme que el NSA le esté espiando, y cada vez que usa clave en el
ordenador, lo cubre con una tela roja, por temor a la existencia de
cámaras secretas en su habitación.
"Sé que me van a hacer sufrir por mis acciones",
revela a 'The Guardian'. "Pero me daré por satisfecho con haber
revelado, aunque sólo será por un instante, el secretismo de las leyes y
los irresistibles poderes ejecutivos que gobiernan el mundo hoy en
día".
"No tengo miedo porque es la decisión que he tomado", asegura. "Sé
que a los medios les gusta personalizar las historias, y sé que el
Gobierno me querrá demonizar (...) Pero lo que quiero realmente es
centrar la atención en estos documentos y abrir un debate entre los
ciudadanos sobre el mundo en que queremos vivir. Mi única motivación es informar al público de lo que se ha hecho en su nombre".
"Yo llevaba una vida muy cómoda, con un salario anual de 200.000
dólares y una novia con la que comparto una casa y con una familia
adorable", añade Snowden. "Estoy dispuesto a sacrificar todo esto porque no puedo vivir con la conciencia tranquila
si permito que el Gobierno destruya la privacidad y la libertad en
internet, y las libertades básicas de la gente con un sistema masivo de
vigilancia construido en secreto".
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