
Artistas como Lluís Llach, Pastora, Maria del Mar Bonet, Dyango o
Peret se sumaron a un cartel con el que los organizadores del concierto
reivindicaron el derecho de Cataluña a la independencia. El título del
acto era meridianamente claro: Concert per la Llibertat. El
público que llenó el Camp Nou —solo sobraron asientos en las zonas sin
visibilidad tras el escenario— pagó entre 10 y 150 euros, y una parte
significativa de los asistentes lo hizo más por militancia política que
por interés los cantantes y músicos que actuaron. “Habría venido aunque
actuaran Los Chunguitos”, ejemplificaba Núria González, vecina de Parets
del Vallès (Vallès Oriental y que dice no perderse ningún gran acto
independentista.
La principal representante del Gobierno de Convergència y Unió
presente en el acto fue la vicepresidenta Joana Ortega, quien apeló al
“derecho del pueblo catalán a decidir en libertad su futuro”. Ortega
insistió en que el Gobierno central debería tomar nota del carácter
“cívico” y “reivindicativo” del concierto de ayer para autorizar la
consulta de autodeterminación de Cataluña.
Ningún político subió al escenario, que quedó reservado para artistas
y personalidades del mundo del a cultura y del deporte no solo de
Cataluña. Más allá de grupos catalanes, participaron artistas como Paco
Ibáñez, Fermín Muguruza y artistas alemanes, griegos e italianos.
Faltaron buena parte de los grupos catalanes de moda, lo que redundó en
una menor presencia de público joven. Otros, como Pedro Guerra, saltaron
del cartel a última hora por considerar que el concierto no se limitaba
a defender el derecho a decidir de Cataluña, sino que era puramente
independentista. La intención de los organizadores era llenar un símbolo
como el Camp Nou en un intento de volver a llamar la atención
internacional a favor del proceso soberanista de Cataluña.
Detrás del concierto estaba Òmnium Cultural, la organización
catalanista que ya impulsó la manifestación del 10 de julio de 2010
contra el recorte del Estatuto catalán. La presidenta de Òmnium, Muriel
Casals, aseguró que el espectáculo es “otro paso en el proceso de la
libertad de Cataluña” y pidió a los políticos catalanistas que
“concreten en el calendario” de la consulta de autodeterminación. El
marcaje al Gobierno de CiU, recordándole su compromiso de convocar la
consulta el año que viene, culminó con el despliegue de un mosaico
humano donde se leía. Freedom Catalonia 2014. Esta fecha es,
precisamente, lo que más divide en estos momentos a la federación CiU.
Unió considera que hay razones más que suficientes para retrasar la
consulta. Por esta razón, Casals insistió en que “los partidos
parlamentarios gestionan un capital de ilusiones muy importante y deben
ser conscientes de las expectativas generadas”.

Apoyaron el concierto todos los partidos del espectro catalanista
excepto el Partit dels Socialistes, que no envió a ningún representante
oficial. Por parte de Convergència asistieron Josep Rull y Lluís
Corominas. Esquerra Republicana estuvo representada con toda su cúpula,
encabezada por Oriol Junqueras. Josep Antoni Duran Lleida excusó su
asistencia por un “compromiso anterior” pero aplaudió el concierto a
través de las redes sociales. Mas no asistió por coincidir el acto con
la boda de su hija. En general, el Gobierno catalán ha intentado esta
vez quedar en un segundo plano del acto después de las polémicas que
rodearon la manifestación de la Diada y por las serias dificultades que
prevén para poder llevar adelante la consulta.
También a diferencia de la manifestación de la Diada, esta vez el
público fue mayoritariamente de mediana o avanzada edad. “Los niños se
han quedado en casa, esto es demasiado largo”, explicaba Zoi Daskalakis,
una vecina de Barcelona que aseguraba no perderse ningún acto a favor
de la independencia de Cataluña. Ella decidió ir al Camp Nou porque,
asegura, es “un momento histórico”. Decenas de autocares fletados por
entidades soberanistas ayudaron a desplazar a varios miles de los
participantes desde todos los puntos de Cataluña.
El concierto contó con la promoción y el apoyo entusiasta de los
medios de comunicación públicos de la Generalitat, así como los privados
subvencionados. TV3 retransmitió el acto casi íntegramente. Esto motivó
quejas por parte del Partido Popular de Catalunya y de Ciutadans. La líder del PP en Cataluña, Alicia Sánchez-Camacho
calificó de “aquelarre” por la independencia el concierto, que en su
opinión era una oda a la “ruptura" y al “fomento de la hispanofobia”.
Ciutadans pidió explicaciones por el gasto público que ha implicado la
cobertura informativa del concierto.
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