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domingo, 2 de junio de 2013

Juicios rápidos, juicios oscuros

No discutiremos aquí, señorías, la regla no escrita de que el juez es dios en la sala y que su autoridad ha de ser respetada por todos. Entendemos que si el juez decide que los periodistas pueden entrar, pues entramos, y que si no es así, pues nos quedamos fuera en el pasillo y nos buscamos la vida para enterarnos de lo que ha pasado dentro.
Pero no estaría de más que nos facilitaran unas instrucciones para entenderles, señorías. Porque en algunos asuntos, no está muy claro si somos o no bienvenidos.
Hablamos de los juicios rápidos. Aún no sabemos si podemos asistir a ellos o no. La experiencia nos dice que a veces sí y a veces no.
1369037165_531441_1369077845_noticia_fotogramaLes cuento lo que pasó hace unas semanas. El exsecretario de Estado de Comunicación con el Gobierno de Aznar, Miguel Ángel Rodríguez, acudía a los juzgados de Plaza de Castilla para enfrentarse a un juicio rápido por un delito contra la seguridad del tráfico. El 3 de mayo, Rodríguez había colisionado su vehículo contra otros tres coches aparcados mientras él conducía en estado de embriaguez.

Media docena de periodistas esperábamos en los pasillos a que se abrieran las puertas de la sala. Ninguno esperaba no poder entrar, así que cuando uno de los funcionarios judiciales nos dijo que no estábamos autorizados nos quedamos un poco mosqueados. Uno de nosotros entró en la sala y el mismísimo dios con su toga negra le dijo que para atrás, que allí no podían estar los reporteros. "No es audiencia pública".
Después de eso empezamos a llamar a todas las fuentes que se nos ocurrían para preguntarles si el juez tenía razón. Llamamos al Tribunal Superior de Justicia de Madrid, a abogados, fiscales y a otros jueces.
Nos salieron versiones distintas, señorías. Según la mayoría de fiscales y algunos jueces, en el juicio rápido hay una parte que todavía debe ser considerada como la instrucción del caso. Es la vista de conformidad, en la que el imputado puede expresar su acuerdo con la versión de la fiscalía. Por tanto, la prensa estaría vetada porque, en puridad, todavía no se juzga a nadie. Si no hay conformidad, entonces, algunos jueces abren las puertas y dan comienzo al juicio como tal. 
Para otros magistrados y abogados, la única instrucción en un juicio rápido es el atestado policial y toda la vista debería ser pública. 
¿Quién tiene razón, señorías? El asunto no está claro. Y más allá de lo que opine el dios de la sala no estaría mal tener una respuesta. Por razones estéticas. Porque últimamente los únicos juicios rápidos que quedan fuera de nuestro alcance son aquellos en los que hay algún famoso. En fin, que no estaría de más que expresaran su opinión, la pusieran en un papel y se la enviaran a los dioses de la sala. Para que ellos también lo tuvieran claro. Si sus señorías lo tienen a bien.

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