No discutiremos aquí, señorías, la regla no escrita de que el juez es
dios en la sala y que su autoridad ha de ser respetada por todos.
Entendemos que si el juez decide que los periodistas pueden entrar, pues
entramos, y que si no es así, pues nos quedamos fuera en el pasillo y
nos buscamos la vida para enterarnos de lo que ha pasado dentro.
Pero no estaría de más que nos facilitaran unas instrucciones para
entenderles, señorías. Porque en algunos asuntos, no está muy claro si
somos o no bienvenidos.
Hablamos de los juicios rápidos. Aún no sabemos si podemos asistir a
ellos o no. La experiencia nos dice que a veces sí y a veces no.
Media docena de periodistas esperábamos en los pasillos a que se
abrieran las puertas de la sala. Ninguno esperaba no poder entrar, así
que cuando uno de los funcionarios judiciales nos dijo que no estábamos
autorizados nos quedamos un poco mosqueados. Uno de nosotros entró en la
sala y el mismísimo dios con su toga negra le dijo que para atrás, que
allí no podían estar los reporteros. "No es audiencia pública".
Después de eso empezamos a llamar a todas las fuentes que se nos
ocurrían para preguntarles si el juez tenía razón. Llamamos al Tribunal
Superior de Justicia de Madrid, a abogados, fiscales y a otros jueces.
Nos salieron versiones distintas, señorías. Según la mayoría de
fiscales y algunos jueces, en el juicio rápido hay una parte que todavía
debe ser considerada como la instrucción del caso. Es la vista de
conformidad, en la que el imputado puede expresar su acuerdo con la
versión de la fiscalía. Por tanto, la prensa estaría vetada porque, en
puridad, todavía no se juzga a nadie. Si no hay conformidad, entonces,
algunos jueces abren las puertas y dan comienzo al juicio como tal.
Para otros magistrados y abogados, la única instrucción en un juicio
rápido es el atestado policial y toda la vista debería ser pública.
¿Quién tiene razón, señorías? El asunto no está claro. Y más allá de
lo que opine el dios de la sala no estaría mal tener una respuesta. Por
razones estéticas. Porque últimamente los únicos juicios rápidos que
quedan fuera de nuestro alcance son aquellos en los que hay algún
famoso. En fin, que no estaría de más que expresaran su opinión, la
pusieran en un papel y se la enviaran a los dioses de la sala. Para que
ellos también lo tuvieran claro. Si sus señorías lo tienen a bien.
No hay comentarios:
Publicar un comentario