Un Tribunal de Palermo será testigo este lunes de la apertura de un juicio considerado histórico,
ya que durante el mismo se intentará esclarecer si en el Estado
italiano emprendió una negociación con la mafia siciliana (Cosa Nostra),
para detener la oleada de violencia mafiosa que conmocionó Italia en la
pasada década de los noventa.
Tras años de investigaciones y polémicas, en el banquillo se sentarán diez imputados, acusados de presiones y amenazas al cuerpo del Estado.
Son el entonces ministro del Interior y ex presidente del Senado,
Nicola Mancino, el ex senador Marcelo dell'Utri, brazo derecho de Silvio
Berlusconi, y los antiguos responsables del cuerpo especial de los
Carabineros del ROS, los generales Mario Mori y Antonio Subranni, además
del ex general Giuseppe De Nonno.
A ellos se unen también los jefes mafiosos que aterrorizaron a toda Italia, Salvatore 'Totó' Riina, su estrecho colaborador Giovanni Brusca, el que fuera su médico personal Antonino Cinà, y el mafioso Leoluca Bagarella.
El décimo imputado es Massimo Ciancimino, hijo de
Vito, alcalde de Palermo, que con sus revelaciones y documentos
heredados de su padre ha hecho que los jueces contasen con pruebas para
reabrir el caso.
El varias veces ministro Calogero Maninno será juzgado a parte al
haber elegido el proceso breve, al igual que el "jefe de jefes" de Cosa
Nostra, Bernardo Provenzano, por motivos de salud.
Indicios
De acuerdo con los investigadores, existió una negociación entre
representantes del Estado y los líderes de la Cosa Nostra, a principios
de los noventa, para acabar con la oleada de atentados cometidos por la
mafia.
Ciancimino aseguró que su padre le dejó antes de morir en 2002 un folio, el llamado "papello"
con las 12 peticiones que el padrino de Cosa Nostra Salvatore "Totó"
Riina habría hecho al Estado para poner fin a los atentados de aquellos
años.
Supuestamente existe, asimismo, otro papel escrito por Vito
Ciancimino en el que éste precisa y hace otras propuestas al Estado y
que al parecer fue entregado al por entonces director del Grupo
Operativo Especial (ROS), Mario Mori.
A las declaraciones de Ciancimino sobre la existencia de estas
supuestas negociaciones se sumaron las de otros ex mafiosos que
colaboran con la Justicia o las del fiscal antimafia italiano Piero
Grasso, que confirmaron su existencia.
El juicio buscará también las respuestas a los atentados del 23 de mayo 1992,
en el que perdieron la vida el juez antimafia Giovanni Falcone, su
mujer Francesca Morvillo y tres agentes de la escolta, y al que 53 días
después acabó con el también magistrado Paolo Borsellino y cinco de sus
escoltas.
Varios magistrados y la familia de Borsellino mantienen desde hace
años que el juez fue asesinado por la mafia porque se oponía a las
negociaciones que se querían emprender entre Cosa Nostra y el Estado,
"Paolo fue asesinado porque se metió en medio para evitar las
negociaciones, que entonces sólo eran rumores, pero que ahora se está
comprobando que eran ciertas", ha denunciado siempre el hermano del
juez, Salvatore Borsellino.
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