El Tribunal Constitucional portugués ha declarado ilegal la retirada
de la paga extra de verano a los funcionarios y a los pensionistas y las
rebajas en el subsidio de desempleo y de enfermedad consignadas en el
presupuesto general de 2013 del país, aprobado en el Parlamento el
pasado año. Las razones en las que se apoya el tribunal son que esa
retirada violaba el principio de igualdad a la hora de afrontar
sacrificios.
Es un duro golpe para el Gobierno portugués, ya debilitado de por sí,
cercado por previsiones que no salen y presionado por la troika para
que cumpla el déficit y las protestas en la calle por los recortes, y
que ahora se encuentra inmerso en un fenomenal lío económico, ya que
deberá encontrar medidas alternativas para ahorrar los cerca de 1.200
millones de euros que va a emplear en abonar las pagas extras que
pretendía amortizarse a fin de que le salgan las cuentas. La oposición
había denunciado también la brutal subida de impuestos que también lleva
en sí el presupuesto en vigor en Portugal, pero el tribunal ha
considerado que eso se ajustaba a la Constitución. Con todo, la pelota
(peligrosa) queda ahora en el tejado de un Gobierno que había asegurado
que carecía de Plan B (algunos aseguraban que para presionar al
tribunal) pero que deberá encontrar alternativas si no quiere que el
déficit se dispare.
La crucial decisión de los 13 jueces del Tribunal Constitucional, con la que el país entero ha permanecido en suspenso,
expectante desde el punto de vista político y económico, cierra dos
semanas particularmente convulsas en Portugal, gobernado en los casi dos
últimos años por un ejecutivo conservador de coalición estable,
comandado por Pedro Passos Coelho. Esta estabilidad, eso sí, ha
contrastado con la progresiva merma de los servicios públicos debido a
los recortes galopantes, al incremento de la austeridad casi mes a mes y
a las oleadas de contestación en la calle.
El pasado 28 de marzo, se produjo el primer acontecimiento que
sacudió el país: el ex primer ministro socialista José Sócrates, después
de perder las elecciones de 2011 y tras casi dos años de silencio,
volvía con estrépito a la vida pública portuguesa anunciando que
ejercerá de comentador en un programa semanal de televisión y dando una
entrevista en la que se exculpaba y atacaba, de paso, al presidente de
la República, Aníbal Cavaco Silva, del mismo partido que Passos Coelho.
Después, con el Gobierno en suspenso, pendiente del Tribunal
Constitucional, sin aliento político y sin margen de maniobra, se
produjo, el miércoles pasado, la primera moción de censura impulsada por el Partido Socialista portugués
(PS), que hasta ahora se había desmarcado de las otras mociones (3)
presentadas por los grupos situados más a la izquierda. Es decir: los
socialistas portugueses, algo maniatados desde 2011 porque, en el fondo,
fue precisamente Sócrates el que firmó el memorando con la troika en
abril de ese año, se desmarcaban del inmediato pasado y daban un paso al
frente, exigiendo la renegociación de la deuda y de sus intereses. El
líder del Partido Socialista portugués, António José Seguro, denunció al
Gobierno de estar empobreciendo al país basándose en unas previsiones
económicas que, a la larga, yerran siempre. Y como ejemplo recordó que
hace poco más de seis meses el ministro de Finanzas, Vítor Gaspar,
auguraba para 2013 un crecimiento de un 0,6% y que ahora prevé una caída
de un 2,2%.
Un día después de esta moción de censura, el jueves, el ministro más polémico del Gabinete de Passos Coelho, Miguel Relvas, presentaba su dimisión.
Relvas no era un ministro cualquiera: estaba considerado el brazo
derecho de Passos Coelho y era, además de ministro de Asuntos
Parlamentarios, el hombre encargado de las negociaciones comprometidas
(la privatización, aún no llevada a cabo, de la televisión pública
portuguesa o la venta fracasada de la TAP). Ha sido un hombre con un
inmenso poder dentro y fuera del partido y su salida del Gobierno
significó la tercera sacudida de la semana. Alegó, en una declaración
sin permitir preguntas “falta de condiciones anímicas”. Pero la
verdadera razón hay que buscarla en la inminente divulgación de un
informe que confirma la obtención fraudulenta, de su licenciatura en
Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales por la Universidad
Lusáfona, de carácter privado y de no muy buena fama. La carrera contaba
con 36 asignaturas pero Relvas, que se matriculó en 2006, cuando ya era
diputado y un alto dirigente del PSP, consiguió que le convalidaran 32
alegando su experiencia política. De decidir cuáles y cuántas se encargó
directamente, según publica el diario Público, el mismísimo rector de la universidad, Fernando dos Santos. Sólo tuvo que examinarse de cuatro. Y en una de estas asignaturas, Introducción al Pensamiento Contemporáneo,
curso dirigido por el rector Santos, el futuro ministro sacó un
sobresaliente después de una entrevista y de presentar ocho artículos
escritos por el mismo Relvas publicados en la prensa. En un país en el
que muchos de sus doctores y licenciados se ven obligados a emigrar por
falta de oportunidades de trabajo la manera elástica de ganarse una
licenciatura del ministro parecía, simplemente, una burla.
La salida de Relvas –y la decisión del Tribunal Constitucional-
augura una crisis de Gobierno y una renovación del Gabinete. La prensa
portuguesa ha asegurado que ya hay varios ministros en la rampa de
salida. Por lo pronto, Passos Coelho ya ha convocado un Consejo
extraordinario de ministros para el sábado a las cuatro de la tarde,
hora española. Marcelo Rebelo de Sousa, miembro del Consejo de Estado,
exministro con el PSP (actual partido en el poder), exdirector de
Expresso y uno de los comentaristas políticos más reconocidos del país,
asegura que el actual ejecutivo “ha agotado su estrategia y su discurso
en los dos últimos años, porque ya empieza a cuestionar el memorandos de
la troika”. Rebelo de Sousa añade que debe “encontrar rápidamente otra
estrategia y otro discurso para renovarse y tratar de recuperar la
iniciativa política, pero esto no parece nada fácil”.
¿Significará esto un aumento de la protesta en la calle? “Los
partidos a la izquierda del Partido Socialista (Partido Comunista y
Bloque de Izquierda), así como el sindicato CGTP continuarán organizando
cierta movilización social en la calle y en los lugares de trabajo
hasta el Primero de Mayo. Pero el portugués medio se encuentra muy
asustado y preocupado con el riesgo de que una crisis política agrave
una crisis económica”, asegura Rebelo da Sousa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario