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domingo, 31 de marzo de 2013

España se vende por aldeas


"Se vende aldea. Impresionantes vistas y finca. Oportunidad, con seis edificaciones, manantial de agua y finca de 13.000 metros cuadrados. Zona Pontenova. 62.000 euros". "Conjunto rural en el sureste de Lugo, con 5 edificaciones y finca de 2.227 metros cuadrados. Oportunidad, 55.000 euros. Dos casas y anexos». Estos anuncios, ambos relativos a la provincia de Lugo, están publicados en Aldeas Abandonadas.com, el portal de Internet más activo en este negocio. No son una excepción.
Según los datos que maneja Rafael Canales, su gerente, "en España el INE tiene registradas 3.0000 aldeas abandonadas". Ellos tienen a la venta más de 60, de las que "el 70% están en Galicia", pero otros sitios como Trovit tienen ofertas similares y el auge de este mercado inmobiliario por el que en el último año han mostrado interés ciudadanos del Reino Unido, Alemania, Bélgica o Noruega incluso ha animado a Administraciones públicas a estudiar la oportunidad.
Es el caso de Cerdedo, en el interior de Pontevedra. Su alcalde, José Balseiros, explica que el representante de una familia alemana se ha puesto en contacto con el ayuntamiento para interesarse por la aldea de Fraguas, pero no ha sido posible localizar a todos los propietarios y la mayoría de las casas están en estado de ruina, de modo que será la propia Administración local la que estudie la fórmula para subastarla.
Así se encuentra Arufe, en Pontevedra. | Rosa González

En Cotobade, municipio limítrofe, su alcalde, Jorge Cubela, ha hecho un inventario de las aldeas que están en esta situación y ha descubierto una auténtica joya en Arufe, un núcleo con cinco casas de piedra con sus correspondientes hórreos y palomares que ocupa cerca de 8.500 metros cuadrados. [VEA EL VÍDEO] Tras localizar a todos los propietarios, estudian fórmulas para promover su rehabilitación y que vuelvan los habitantes que no residen allí desde hace 60 años,
"Para el Ayuntamiento sería un proyecto muy bonito sacarlo adelante», indica. En su caso, estarían más interesados en promover algún complejo de turismo rural, ecoaldea o similar, pero están abiertos a todas las opciones y, de hecho, ya han recibido varias llamadas para adquirirla. Incluso han iniciado alguna gestión conjunta con Cerdedo y otros ayuntamientos del entorno para buscar una solución al abandono de estas aldeas que «se fueron quedando sin vecinos por la emigración, por el éxodo de la gente a las ciudades o por la falta de comunicaciones». No hay una única razón, pero sí una realidad común: sus propietarios no las mantienen y los gestores municipales ven en su riqueza arquitectónica y paisajística un nicho de mercado para ayudar a combatir la despoblación del rural gallego.

Recuerdos de aldeas en esplendor

Valisneria Vidal Gómez tiene 88 años y es una de las pocas personas que recuerda Arufe con vecinos. Rememora a los portugueses que adquirieron una de las viviendas, que otra es de una familia ourensana que se ha quedado sin herederos y, sobre todo, «cuando allí había mucha vida. Había un magistrado que veraneaba aquí y le llamaba al camino principal la calle de Segasta, porque de tanto pasear por ella, se gastaba el suelo». Ella ha heredado una de las viviendas «pero está abandonada, necesita ponerle la mano encima para vivir allí. En mis tiempos había mucha gente, pero ahora Arufe ya no es nada», explica.
La situación de Arufe no es habitual en el resto de las aldeas abandonadas que salpican el rural del país. «En la mayoría de los casos es muy difícil encontrar a los propietarios. Muchos son gente mayor que ha fallecido y ha dejado la herencia a los hijos, pero viven en la ciudad y están desvinculados del lugar», explica Rafael Canales. Desde su web están promoviendo expedientes para mediar entre posibles herederos y compradores y han logrado ya devolver la vida a algunos pueblos.
Valisneria Vidal Gómez , vecina de Arufe. | Rosa González

Recientemente, unos ingleses han adquirido una aldea que se ofertaba en su web como "Bonita aldea del valle del Eo, en venta por 125.000 euros". Está ubicada en A Pontenova (Lugo) y el encanto de las fotos con la que la promocionaban hizo interesarse a medios de comunicación de lugares como Bulgaria y recibir varias ofertas en firme. Los nuevos propietarios pretenden restaurar parte de las construcciones y dedicarlas al turismo rural. "Entre un 15 y un 20% de los compradores las compran como inversión», explica el gerente de Casas Abandonadas, pero también hay personas interesadas «en la tranquilidad que pueden tener en esos sitios, por ejemplo, para retirarse a vivir en el campo cuando se jubilan».

El 90% de los compradores son extranjeros

En el último año han recibido entre 300 y 400 solicitudes de información y frente al año pasado en que los clientes eran mitad y mitad españoles y foráneos, en los últimos meses «el 90% son extranjeros por la situación del mercado inmobiliario español». Es rara la semana en la que no tramitan algún expediente para adquirir gangas como una «aldea 3 casas, excelente zona. Cerca de playas, 60.000 euros». Está en la Costa da Morte, en A Coruña.
Tienen casas por toda España, pero más en Galicia, Cataluña o Asturias y las que más se mueven son las gallegas «porque son mucho más baratas». Por ofertas, «las más asequibles son las de Galicia y luego Asturias, parte de Castilla y León y Castilla la Mancha. Andalucía es mucho más cara y en Cataluña no las compras por menos de 250.000 euros».
Las 1.408 aldeas deshabitadas que contabiliza el INE en Galicia suponen la mitad de toda España, pero no es la cantidad de oferta la que decanta el mercado, sino el tipo de producto, «lo que en Galicia compras por menos de 100.000 en otras zonas te vale un millón». El mejor ejemplo puede ser contraponer estas dos ofertas: «Conjunto rural, masias en venta con finca espectacular, 150 hectáreas. 2 casas habitables, 1.200.000 euros. Barcelona». «Aldea 5-6 casas, Ribeira Sacra, Entre 15.000-40.000 euros. Impresionantes vistas. Toda ahora por 60.000 euros».

En dos años, todos seremos chipriotas

"Las necesidades de capital deben ser cubiertas en primer lugar y de forma prioritaria por los accionistas y el mercado y, donde eso no se dé, deberá haber ayuda coordinada de los Estados".
Esa frase, como recordaba esta semana en este artículo el ex vicepresidente de Moody’s, Christopher Mahoney, es del viceministro de Finanzas de Alemania, Jörg Asmussen. ¿Un ministro alemán diciendo eso? Sí. En 2011. En 2007, Alemania había rescatado, sin ningún tipo de vergüenza, a su banco IKB, que estaba en quiebra por haberse hinchado a comprar hipotecas basura.
Colas ante el Banco Laiki en Chipre. | Reuters
Mahoney recordaba la frase de Asmussen en un artículo en el que aseguraba que, según Moody’s, tres de los mayores bancos en peligro de la eurozona son alemanes: Deutsche Pfandbriefe Bank, Norddeustsche Landesbank y HSH Nordbanken. Las tres criaturas suman en total 467.000 millones de euros en activos pero, como comentaba el ex directivo de la agencia de calificación de riesgos, ni los depositantes ni los acreedores de esos bancos están en peligro de que les pase algo como a los de Chipre. Como concluye 'Rebelión en la Granja', de George Orwell, "todos los animales son iguales, pero algunos animales son más iguales que otros".
En el pasado, Alemania se opuso también a recortar los acreedores, como recordaba Nicolas Véron, del Peterson Institute for International Economics (de Washington) y Brueghel (de Bruselas), refiriéndose al colapso de Irlanda en 2010. Ahora, sin embargo, el ministro holandés de Finanzas, Jeroen Dijselbloem, ha dicho que "los depósitos de los bancos sólo son tan seguros como lo sean los Gobiernos que han asegurado esos depósitos". ¿Es segura España? ¿Eslovenia? ¿Irlanda? ¿Portugal? Hasta hace tres meses, el mercado no lo creía así.
Pero ahora la Comisión Europea trabaja, bajo órdenes de Alemania, Holanda, Finlandia y Dinamarca, en un proyecto de Directiva europea, que entraría en vigor en 2015, en virtud de la cual los rescates de los bancos los pagarán los que tengan bonos… y los depositantes.
Esto, en la práctica, significaría poner el euro en la cuerda floja en dos años. Los bancos de los países 'acreedores' están recortando su exposición a los países 'deudores', tal y como ha recordado esta semana el Institute for International Finance. Eso significa que el riesgo de 'contagio directo' de una crisis es cada vez menor, y justifica que apenas haya habido reacción tras la hecatombe chipriota. Pero eso también implica algo muy grave: el sistema financiero europeo se está fragmentando. En vez de a una unión, caminamos hacia lo contrario.
Hay otro problema: si los mercados bancarios de fragmentan, los bancos de cada país tendrán más deuda del propio país. Eso significa que los países más solventes (los acreedores) serán cada vez más solventes (porque tendrán deuda soberana de sus Estados) y los de los países en quiebra (real, a la chipriota, o técnica, a la… bueno, mejor no lo pongo, que luego me llaman catastrofista) serán cada vez menos solventes, por la misma razón.
Así, esta semana se ha dado un paso de gigante hacia la destrucción del euro. No sólo con lo de Chipre, sino también con el precedente de la directiva.
Para generalizar la 'solución chipriota' es necesario tiempo. Ahora mismo aplicar ese sistema a otros países sería catastrófico.
La razón es que el sistema bancario chipriota era muy peculiar. Sus instituciones financieras dependían de los depósitos para financiarse y emitían muy poca deuda. No habría sido posible rescatarlos sólo con una reestructuración de la deuda, formal (a la griega) o informal (a la portuguesa o irlandesa).
Además, hay otro elemento, este político, que ha sido señalado por Tyson Barker, de la Bertelsmann Foundation: le tiene declarada la guerra a los paraísos fiscales, como Chipre. De hecho, gran parte del mundo desarrollado está endureciendo la presión sobre esos territorios, para así poder recaudar más. Varios países del Caribe, por ejemplo, están empezando a tener problemas porque la Hacienda estadounidense es menos tolerante con la evasión fiscal. ¡Hasta Berlusconi ha declarado que el secreto bancario de Suiza va a acabarse!
Pero, entretanto, hay una cosa clara: en 2015, todos seremos, legalmente, chipriotas.

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