"Se vende aldea. Impresionantes vistas y finca. Oportunidad, con seis
edificaciones, manantial de agua y finca de 13.000 metros cuadrados.
Zona Pontenova. 62.000 euros". "Conjunto rural en el sureste de Lugo, con 5 edificaciones y finca de 2.227 metros
cuadrados. Oportunidad, 55.000 euros. Dos casas y anexos». Estos
anuncios, ambos relativos a la provincia de Lugo, están publicados en Aldeas Abandonadas.com, el portal de Internet más activo en este negocio. No son una excepción.
Según los datos que maneja Rafael Canales, su gerente, "en
España el INE tiene registradas 3.0000 aldeas abandonadas". Ellos tienen
a la venta más de 60, de las que "el 70% están en Galicia", pero otros
sitios como Trovit
tienen ofertas similares y el auge de este mercado inmobiliario por el
que en el último año han mostrado interés ciudadanos del Reino Unido,
Alemania, Bélgica o Noruega incluso ha animado a Administraciones
públicas a estudiar la oportunidad.
Es el caso de Cerdedo, en el interior de Pontevedra. Su alcalde, José
Balseiros, explica que el representante de una familia alemana se ha
puesto en contacto con el ayuntamiento para interesarse por la aldea de
Fraguas, pero no ha sido posible localizar a todos los propietarios
y la mayoría de las casas están en estado de ruina, de modo que será la
propia Administración local la que estudie la fórmula para subastarla.
En Cotobade, municipio limítrofe, su alcalde, Jorge Cubela, ha
hecho
un inventario de las aldeas que están en esta situación y ha descubierto
una auténtica joya en Arufe, un núcleo con cinco casas de piedra con
sus correspondientes hórreos y palomares que ocupa cerca de 8.500 metros
cuadrados. [VEA EL VÍDEO] Tras
localizar a todos los propietarios, estudian fórmulas para promover su
rehabilitación y que vuelvan los habitantes que no residen allí desde
hace 60 años,
"Para el Ayuntamiento sería un proyecto muy bonito sacarlo adelante»,
indica. En su caso, estarían más interesados en promover algún complejo
de turismo rural, ecoaldea o similar, pero están abiertos a todas las
opciones y, de hecho, ya han recibido varias llamadas para adquirirla.
Incluso han iniciado alguna gestión conjunta con Cerdedo y otros
ayuntamientos del entorno para buscar una solución al abandono de estas
aldeas que «se fueron quedando sin vecinos por la emigración, por el
éxodo de la gente a las ciudades o por la falta de comunicaciones». No
hay una única razón, pero sí una realidad común: sus propietarios no las
mantienen y los gestores municipales ven en su riqueza arquitectónica y
paisajística un nicho de mercado para ayudar a combatir la despoblación
del rural gallego.
Recuerdos de aldeas en esplendor
Valisneria Vidal Gómez tiene 88 años y es una de las pocas
personas
que recuerda Arufe con vecinos. Rememora a los portugueses que
adquirieron una de las viviendas, que otra es de una familia ourensana
que se ha quedado sin herederos y, sobre todo, «cuando allí había mucha
vida. Había un magistrado que veraneaba aquí y le llamaba al camino
principal la calle de Segasta, porque de tanto pasear por ella, se
gastaba el suelo». Ella ha heredado una de las viviendas «pero está
abandonada, necesita ponerle la mano encima para vivir allí. En mis
tiempos había mucha gente, pero ahora Arufe ya no es nada», explica.
La situación de Arufe no es habitual en el resto de las aldeas
abandonadas que salpican el rural del país. «En la mayoría de los casos
es muy difícil encontrar a los propietarios. Muchos son gente mayor que
ha fallecido y ha dejado la herencia a los hijos, pero viven en la
ciudad y están desvinculados del lugar», explica Rafael Canales. Desde
su web están promoviendo expedientes para mediar entre posibles
herederos y compradores y han logrado ya devolver la vida a algunos
pueblos.
Recientemente, unos ingleses han adquirido una aldea que se ofertaba
en su web como "Bonita aldea del valle del Eo, en venta por 125.000
euros". Está ubicada en A Pontenova (Lugo) y el encanto de las fotos con
la que la promocionaban hizo interesarse a medios de comunicación de
lugares como Bulgaria y recibir varias ofertas en firme. Los nuevos
propietarios pretenden restaurar parte de las construcciones y
dedicarlas al turismo rural. "Entre un 15 y un 20% de los compradores las compran como inversión»,
explica el gerente de Casas Abandonadas, pero también hay personas
interesadas «en la tranquilidad que pueden tener en esos sitios, por
ejemplo, para retirarse a vivir en el campo cuando se jubilan».
El 90% de los compradores son extranjeros
En el último año han recibido entre 300 y 400 solicitudes de
información y frente al año pasado en que los clientes eran mitad y
mitad españoles y foráneos, en los últimos meses «el 90% son extranjeros
por la situación del mercado inmobiliario español». Es rara la semana
en la que no tramitan algún expediente para adquirir gangas como una
«aldea 3 casas, excelente zona. Cerca de playas, 60.000 euros». Está en
la Costa da Morte, en A Coruña.
Tienen casas por toda España, pero más en Galicia, Cataluña o
Asturias y las que más se mueven son las gallegas «porque son mucho más
baratas».
Por ofertas, «las más asequibles son las de Galicia y luego Asturias,
parte de Castilla y León y Castilla la Mancha. Andalucía es mucho más
cara y en Cataluña no las compras por menos de 250.000 euros».
Las 1.408 aldeas deshabitadas que contabiliza el INE en Galicia
suponen la mitad de toda España, pero no es la cantidad de oferta la que
decanta el mercado, sino el tipo de producto, «lo que en Galicia
compras por menos de 100.000 en otras zonas te vale un millón».
El mejor ejemplo puede ser contraponer estas dos ofertas: «Conjunto
rural, masias en venta con finca espectacular, 150 hectáreas. 2 casas
habitables, 1.200.000 euros. Barcelona». «Aldea 5-6 casas, Ribeira
Sacra, Entre 15.000-40.000 euros. Impresionantes vistas. Toda ahora por
60.000 euros».
En dos años, todos seremos chipriotas
"Las necesidades de capital deben ser cubiertas en primer lugar y de
forma prioritaria por los accionistas y el mercado y, donde eso no se
dé, deberá haber ayuda coordinada de los Estados".
Esa frase, como recordaba esta semana en este artículo el ex vicepresidente de Moody’s, Christopher Mahoney,
es del viceministro de Finanzas de Alemania, Jörg Asmussen. ¿Un
ministro alemán diciendo eso? Sí. En 2011. En 2007, Alemania había
rescatado, sin ningún tipo de vergüenza, a su banco IKB, que estaba en quiebra por haberse hinchado a comprar hipotecas basura.
Mahoney recordaba la frase de Asmussen en un artículo en el que
aseguraba que, según Moody’s, tres de los mayores bancos en peligro de
la eurozona son alemanes:
Deutsche Pfandbriefe Bank, Norddeustsche Landesbank y HSH Nordbanken.
Las tres criaturas suman en total 467.000 millones de euros en activos
pero, como comentaba el ex directivo de la agencia de calificación de
riesgos, ni los depositantes ni los acreedores de esos bancos están en
peligro de que les pase algo como a los de Chipre. Como concluye
'Rebelión en la Granja', de George Orwell, "todos los animales son
iguales, pero algunos animales son más iguales que otros".
En el pasado, Alemania se opuso también a recortar los acreedores, como recordaba Nicolas Véron,
del Peterson Institute for International Economics (de Washington) y
Brueghel (de Bruselas), refiriéndose al colapso de Irlanda en 2010.
Ahora, sin embargo, el ministro holandés de Finanzas, Jeroen
Dijselbloem, ha dicho que "los depósitos de los bancos sólo son tan
seguros como lo sean los Gobiernos que han asegurado esos depósitos".
¿Es segura España? ¿Eslovenia? ¿Irlanda? ¿Portugal? Hasta hace tres
meses, el mercado no lo creía así.
Pero ahora la Comisión Europea trabaja, bajo órdenes de
Alemania,
Holanda, Finlandia y Dinamarca, en un proyecto de Directiva europea, que
entraría en vigor en 2015, en virtud de la cual los rescates de los
bancos los pagarán los que tengan bonos… y los depositantes.
Esto, en la práctica, significaría poner el euro en la cuerda floja
en dos años. Los bancos de los países 'acreedores' están recortando su
exposición a los países 'deudores', tal y como ha recordado esta semana
el Institute for International Finance. Eso significa que el riesgo de 'contagio directo' de una crisis es cada vez menor,
y justifica que apenas haya habido reacción tras la hecatombe
chipriota. Pero eso también implica algo muy grave: el sistema
financiero europeo se está fragmentando. En vez de a una unión,
caminamos hacia lo contrario.
Hay otro problema: si los mercados bancarios de fragmentan, los bancos de cada país tendrán más deuda del propio país.
Eso significa que los países más solventes (los acreedores) serán cada
vez más solventes (porque tendrán deuda soberana de sus Estados) y los
de los países en quiebra (real, a la chipriota, o técnica, a la… bueno,
mejor no lo pongo, que luego me llaman catastrofista) serán cada vez
menos solventes, por la misma razón.
Así, esta semana se ha dado un paso de gigante hacia la
destrucción del euro. No sólo con lo de Chipre, sino también con el
precedente de la directiva.
Para generalizar la 'solución chipriota' es necesario tiempo. Ahora mismo aplicar ese sistema a otros países sería catastrófico.
La razón es que el sistema bancario chipriota era muy peculiar.
Sus instituciones financieras dependían de los depósitos para
financiarse
y emitían muy poca deuda. No habría sido posible rescatarlos sólo con
una reestructuración de la deuda, formal (a la griega) o informal (a la
portuguesa o irlandesa).
Además, hay otro elemento, este político, que ha sido señalado
por Tyson Barker, de la Bertelsmann Foundation: le tiene declarada la
guerra a los paraísos fiscales,
como Chipre. De hecho, gran parte del mundo desarrollado está
endureciendo la presión sobre esos territorios, para así poder recaudar
más. Varios países del Caribe, por ejemplo, están empezando a tener
problemas porque la Hacienda estadounidense es menos tolerante con la
evasión fiscal. ¡Hasta Berlusconi ha declarado que el secreto bancario
de Suiza va a acabarse!
Pero, entretanto, hay una cosa clara: en 2015, todos seremos, legalmente, chipriotas.
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