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viernes, 1 de febrero de 2013

Rajoy debate con los suyos si enseña todas sus declaraciones de la renta

Hace cuatro años, ante la explosión del escándalo del caso Gürtel, Mariano Rajoy reaccionó con una imagen simbólica. Una comparecencia con toda la cúpula del partido detrás en la que leyó un comunicado, sin preguntas, y dijo: “No hay una trama del PP; hay una trama contra el PP”. Después se lanzó contra el ministro de Justicia, entonces del PSOE, Mariano Fernández Bermejo; el juez Baltasar Garzón, instructor del caso, y la policía. Cuatro años después, Dolores de Cospedal recuperó ayer esa especie de teoría de la conspiración para defenderse: “Es bastante sorprendente que justo cuando empezamos a remontar”, dijo en referencia a una supuesta recuperación económica, “aparecen todas estas informaciones”. Cospedal insistió en todo momento en que “alguien intenta perjudicar al PP, al Gobierno y al presidente” y llegó a decir que “el PP se siente atacado”.
Esta fue la primera reacción de defensa, después de que Cospedal hablara varias veces con Rajoy y se reuniera en Génova 13 con varios miembros de la cúpula, en especial con Javier Arenas, hombre clave del PP, de absoluta confianza del presidente.
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Sin embargo, después de un primer intento de ganar tiempo y desautorizar la documentación publicada ayer por EL PAÍS con la comparecencia de Cospedal, que trata de alejar el foco de Rajoy al menos en un primer momento, los dirigentes nacionales y regionales del PP empezaron ayer a reflexionar para digerir y tratar de reaccionar ante la conmoción interna causada por los papeles de Bárcenas.
En la cúpula y su entorno, en especial en la calle de Génova, hay algo más de tranquilidad. Pero las direcciones regionales están muy inquietas, y la base mucho más, según varios dirigentes. Por eso en la cúpula se están estudiando medidas alternativas y de fondo más allá de la primera reacción de choque.
Los aludidos en los papeles de Bárcenas, salvo Pío García Escudero, que descolocó el discurso oficial, mantienen su rotundo desmentido en público y en privado. Pero en la dirección son conscientes de que para parar un golpe de este calibre hay que tomar medidas de choque más contundentes. Rajoy siempre actúa con calma. Pero de la misma manera que, a regañadientes, acabó aceptando ante la presión interna abrir una comisión en el PP encabezada por la tesorera, Carmen Navarro, ahora el presidente debate con los suyos qué medidas tomar ante las dimensiones que ha alcanzado el escándalo. Una de las fórmulas para intentar frenar algo el golpe, que está debatiendo el presidente con su entorno, según fuentes del Gobierno y del PP, consiste en hacer un ejercicio de transparencia real y completo de forma inmediata y publicar las declaraciones de la renta tanto de Rajoy como de los demás miembros y exmiembros de la cúpula que aparecen en los papeles del extesorero del PP.
No basta con negar, hay que ofrecer documentos, creen algunos dirigentes. Pero es el líder el que tiene la última palabra. Aunque Cospedal dijo que las declaraciones de Rajoy y otros ya están en el Congreso, lo cierto es que solo están desde 2010 —los papeles van de 1990 a 2008—. En la última que Rajoy tiene registrada, solo se dice que cobró en 2010 98.225 euros por “dietas y gastos de representación” del PP, y pagó 87.651 euros por IRPF.
Otra posibilidad para frenar el golpe consiste en acelerar el final de la investigación interna que llevaba a cabo la tesorera. Se esperaba que la tuviera lista en unos 20 días, pero desde ayer la están apremiando, aunque parece realmente difícil que la tenga finalizada para este fin de semana. En el PP hay presión también para dar a conocer cuanto antes todas las cuentas, las oficiales, las que tiene Navarro encima de la mesa. Pero también ahí hay dudas y solo el líder decidirá qué documentos se entregan a la prensa.
Rajoy, fiel a su estilo, intenta mantener la calma, evita comparecer en un primer momento y habla con todos los dirigentes para escuchar opiniones. Entre todos le van convenciendo para hacer cosas. Así es como suelen funcionar las decisiones del presidente, y esta no es una excepción.
Sin embargo, según admitían ayer en privado varios dirigentes, esta situación no se parece a ninguna otra. Algunos hablan de “enorme inquietud” ante el hecho de que en los papeles de Bárcenas aparezca nada menos que el presidente del Gobierno con supuestos pagos de 25.200 euros anuales durante 11 años.
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En un primer momento, la semana pasada, hubo claras divisiones internas y Cospedal pronunció la famosa frase “que cada palo aguante su vela”. La situación ha cambiado, el PP intenta hacer piña y la secretaria general habló “en nombre de todo el PP” y de forma muy vehemente. El comunicado de Bárcenas ha dado además a todos los dirigentes algo a lo que agarrarse en sus respuestas públicas, aunque en privado nadie esconde la preocupación. El escándalo que toca de lleno a Rajoy, sumado a los escándalos que afectan a la Corona, dibujan un panorama inquietante, señalaban varios dirigentes.
El presidente, eso sí, intenta mostrar tranquilidad. Ayer presidió con normalidad la Comisión Delegada de Asuntos Económicos, que duró más de tres horas y debatió sobre asuntos complejos como la reforma local y la energética. En principio, la reforma local tendrá que esperar todavía algo más y solo irá un informe al Consejo de Ministros, no la ley.
Rajoy habló con sus ministros y le vieron tranquilo. “Cuando baje la marea quedarán cuatro lapas”, resumía gráficamente uno de ellos. Pero todos admitían que de momento está muy alta.

Contestar mañana o hacerlo con Merkel

El jefe del Ejecutivo y presidente del PP, Mariano Rajoy, convocó ayer de urgencia para mañana una reunión extraordinaria de su Comité Ejecutivo Nacional. La convocatoria se produjo horas después de que la número dos de los populares, Dolores de Cospedal, compareciera en la sede nacional para desautorizar las notas contables de Bárcenas.
Rajoy ya convocó hace menos de dos semanas, el pasado 21 de enero, al máximo órgano de representación del partido, días después de que se conociera que el extesorero popular tuvo hasta 22 millones de euros en cuentas en Suiza y ante las acusaciones de pagos opacos a sus dirigentes. Entonces logró un cierre de filas de todos los barones, incluso los dirigentes más críticos, como Esperanza Aguirre.
Sin embargo, Rajoy no compareció tras la reunión y Cospedal asumió ese coste. Eso hizo que la primera vez que el presidente contestara a una pregunta sobre el asunto fuera en Santiago de Chile, con el presidente chileno Sebastián Piñera al lado.
Rajoy no desmintió entonces haber cobrado nada y dijo que no iba a entrar al asunto hasta que no se resuelva la investigación interna. Ahora muchos dirigentes confían en que Rajoy sí comparezca mañana no solo para dar tranquilidad al PP, a sus votantes y a toda la ciudadanía, sino también para evitar que se reproduzca el esquema y el presidente ofrezca su primera respuesta el lunes, en Berlín, donde tiene prevista una rueda de prensa conjunta con Angela Merkel. La expectación en el PP y el Gobierno es máxima ante esa reunión de urgencia de mañana, aunque antes queda otro paso: el Consejo de Ministros de hoy con la comparecencia posterior, en principio, de la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría.

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