Una explosión en el sótano de uno de los edificios de la sede central
de la petrolera paraestatal mexicana, Pemex, ha provocado al menos 25
muertos y 101 heridos. De estos últimos, 46 permanecen hospitalizados, según informó el secretario de Gobernación (ministro del Interior), Miguel Ángel Osorio Chong, quien no descartó que pudiera tratarse de un atentado. "No especularé», se limitó a decir. "De ninguna manera daré ningún dato preliminar hasta que no se tengan datos definitivos".
El suceso tuvo lugar en la Torre de Pemex, uno de los edificios más destacados de la Ciudad de México, con 54 pisos,
211 metros de altura, donde trabajan más de 10.000 personas y que está
situada en un barrio mayoritariamente de oficinas, la colonia Anzures.
La explosión ocasionó "daños severos" en tres pisos.
Las palabras de Osorio Chong, siete horas después del suceso y
rodeado de las máximas autoridades del Estado y las Fuerzas Armadas,
lejos de calmar y tranquilizar los ánimos generaron mayores incertidumbres,
porque cada vez que la prensa insistía en la pregunta "¿descartan un
atentado?", el ministro subrayaba con más fuerza que solo se informará
con datos "precisos, confiables y contundentes". "Sería de gran
irresponsabilidad, sin elementos completos, dar a conocer información
que no conocemos", insistió.
Sí dijo, sin embargo, que había dado instrucciones para que "las
autoridades correspondientes puedan convocar a expertos nacionales e
internacionales que coadyuven en las investigaciones". Poco después se
supo que hubo un operativo en el Congreso de los Diputados, el Palacio
de San Lázaro, en busca de explosivos, aunque el secretario de Gobernación no se refirió a él en ningún momento.
Al principio, la petrolera, a través de su cuenta oficial de Twitter, habló de "fallos en el suministro eléctrico"
y fuentes de la compañía comentaban extraoficialmente que podía haber
sido un recalentamiento de un equipo de ventilación. No obstante, el
primer comunicado oficial de Pemex, emitido cuatro horas después de la
explosión, indicaba que eran peritos de la Procuraduría General de la
República (PGR) los que investigan los hechos y que la petrolera
"presentó las denuncias correspondientes ante el Ministerio Público".
"Ha sido complicado ingresar en el lugar y nuestra prioridad es
encontrar si es que existen otras personas con vida [varias fueron
rescatadas en las últimas horas] u otros cadáveres", añadió Osorio
Chong, que fue uno de los primeros altos cargos en personarse en el
lugar junto con el titular de la PGR, Jesús Murillo Karam; el de
Energía, Pedro Joaquín Coldwell, y el alcalde del DF, Miguel Angel
Mancera. Un poco después llegó el presidente, Enrique Peña Nieto, "para supervisar personalmente las labores de rescate".
El mandatario visitó los exteriores de la torre, se reunió con las
autoridades, pidió no especular sobre las causas de la explosión y
garantizó una investigación a fondo antes de ir a visitar a los heridos
que estaban todavía hospitalizados.
"Vamos a emplearnos a fondo para realizar estas investigaciones para,
primero saber realmente qué es lo que sucedió y, si hay algún
responsable en este caso, aplicar el peso de la ley sobre ellos", dijo
el mandatario que pidió "evitar cualquier especulación" hasta que se den
a conocer los resultados de la investigación.
La explosión tuvo lugar a las 15.45 hora local (22.45 horas en la España peninsular) en el sótano de la torre B2 y en el momento en el que salían de trabajar algunos empleados
pero cuando otros estaban todavía en su hora de comida. El sótano, la
planta baja y la entreplanta sufrieron "daños severos", según confirmó
Chong.
Seis horas después de la explosión, una parte de la estructura dañada "terminó por caerse" lo
que, según el ministro, "ocasionó un poco de ruido" pero no provocó
incidentes aunque sí un buen susto para los que estaban trabajando en el
lugar y que temieron que el edificio pudiera derrumbarse.
Más de 500 personas del ejército, la marina, la PGR, la policía
federal y los servicios de emergencia y protección civil del Distrito
Federal tenían previsto trabajar toda la noche en busca de posibles
atrapados, vivos o muertos. "Removeremos hasta el último escombro", garantizó Osorio Chong. "No escatimaremos esfuerzo alguno ni en personal ni en tiempo".
Osorio no dio a conocer la lista de muertos pero sí dijo que había 17 mujeres y ocho hombres.
En el área de la explosión trabajaba sobre todo personal administrativo
de Pemex. Los trabajadores que estaban en las instalaciones fueron
evacuados rápidamente. "Fue una sacudida, se fue la luz y de repente
teníamos muchos escombros, unos compañeros nos ayudaron a salir", dijo
uno de los que se disponía a irse porque ya acababa su jornada, Cristian
Obele, y que llegó al exterior con una pequeña lesión en la pierna. "Se
sintió perfectamente la onda expansiva en el piso 20, donde estaba y
enseguida fuimos evacuados", afirma otra trabajadora.
Momentos después de registrarse el siniestro la secretaría de la
Defensa activaba el Plan DN-III-E, el operativo de emergencias civiles
que coordina a todas las fuerzas de seguridad, incluyendo el ejército,
la Marina y la Fuerza Aérea y que se activa en los grandes desastres
como terremotos. La mayoría de los heridos fueron evacuados al hospital
de Pemex en el barrio de Azcapotzalco y 46 de ellos permanecen
hospitalizados. Los servicios de emergencia activaron un teléfono para
informar a las familias, muchas de las cuales seguían en la
incertidumbre ya entrada la noche.
"Estoy desesperada, nadie me dice nada, por favor, solo llamé a su
móvil y alguien me contestó que todo estaba bien pero no es cierto
porque luego me marcaron para decirme que estaba todavía dentro, no sé
quién me habló", dice con la voz cortada por las lágrimas Gloría García,
cuyo hijo, Daniel, un trabajador de recursos humanos de Pemex de 35
años, tenía su oficina en la zona siniestrada.
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