Más de 180 jueces han firmado un manifiesto público contra el indulto concedido por el Gobierno el pasado viernes 
 a cuatro agentes de los Mossos D'Esquadra condenados por torturas, por 
considerar que supone una "afrenta al Poder Judicial" y una actuación 
contra la dignidad humana, "impropia de un sistema democrático de 
derecho, ilegítima y éticamente inasumible". Además, creen que incentiva comportamientos que deben ser erradicados de cualquier cuerpo policial.  
El
 durísimo alegato, bajo el título "Contra el indulto como fraude, en 
defensa de la independencia judicial y de la dignidad", lleva la firma 
de magistrados de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo como
 Joaquín Giménez y Perfecto Andrés Ibáñez, de la vocal del Consejo 
General del Poder Judicial Margarita Robles, del juez de la Audiencia 
Nacional Ramón Sáez, del exfiscal jefe de Catalunya José María Mena o 
del actual portavoz de Jueces para la Democracia Joaquim Bosch. 
Los firmantes manifiestan que "la  actuación del Gobierno en este caso supone un menosprecio
 a los  miles  de agentes de policía (de cualquiera de sus cuerpos) que 
en todo  el  Estado cumplen a diario con sus funciones democráticas, que
 no  son  otras que defender y promover los derechos  fundamentales de 
la  ciudadanía". 
Añaden que "es un ejercicio abusivo por el Poder
  Ejecutivo de la  facultad de indulto alejada de las funciones de esta 
 institución, que  supone una afrenta al Poder Judicial. Por último, y 
sin embargo más  importante, supone una actuación contra la dignidad humana
 al incumplir  la  obligación que incumbe al Estado de perseguir 
cualquier acto de  tortura,  sobre todo cuando es realizado por agentes a
 su servicio". 
Para estos magistrados, "los  
derechos fundamentales y las garantías procesales no son frenos a la  
actuación policial. Por el contrario,  son el fundamento de su  
actuación. Y proteger los derechos de la ciudadanía es la finalidad  
fundamental de todas las Policías en un Estado Democrático. Así lo  
entienden la inmensa mayoría de las personas que conforman los  diversos
  cuerpos  policiales". 
"Indultar a quienes vistiendo un uniforme policial  han  realizado hechos tan rechazables es menospreciar a todos los miles  de  agentes
 que día a día luchan precisamente contra cualquier acto que   vulnere 
derechos fundamentales. Reducir esas penas, además, parece  incentivar 
comportamientos que deben ser expulsados de cualquier cuerpo  policial",
 sostiene el manifiesto.
Los jueces recuerdan que ell
  Derecho Penal constituye el recurso más  extremo de los Estados para  
asegurar el cumplimiento de  sus leyes. En  los Estados 
Constitucionales, la legitimidad para  establecer sus  presupuestos sólo
 puede recaer en el órgano que  representa la soberanía  popular: el 
Parlamento. "Y la legitimidad para  aplicarlas corresponde  con 
exclusividad al Poder Judicial,  el cual, además, no puede dejar de  
imponerlas si en el marco de un  proceso equitativo quedan acreditados  
sus presupuestos". 
"Los principios  de legalidad e igualdad así 
lo exigen --prosiguen--.  En casos excepcionales, la  estricta 
aplicación judicial de las leyes  penales puede  producir resultados 
injustos. El indulto es un mecanismo  que permite  dar solución a tales 
supuestos. Puede discutirse qué poder  del Estado  debe ser competente 
para su otorgamiento, y a través de qué   procedimiento, pero lo que no 
es susceptible de discusión  es su  carácter excepcional y su finalidad correctora de tales  resultados". 
Para quienes suscriben el manifesto, "el  indulto implica afirmar la falta de necesidad de la  ejecución de la  pena. Sólo se justifica
 cuando el cumplimiento de  aquélla no desempeñe  finalidad preventiva, 
resocializadora  o retributiva alguna, o cuando  resulte 
desproporcionada. En ambos  casos, bien debido al cambio  sobrevenido en
 las circunstancias de la  persona inicialmente condenada,  bien debido a
 las singulares  particularidades del hecho que hacen que  no merezca (o
 no  merezca ya) ese reproche".
Por ello, creen que 
"no existe  motivo razonable alguno para un doble indulto como el que el
 Gobierno  ha concedido. Los hechos  declarados probados son muy graves y
  contrarios a la dignidad humana. Conceder un indulto en estas  
circunstancias supone realizar un uso grosero y desviado de la  
institución.  Al instrumentalizar el indulto para la consecución de  
fines ajenos a  los que  lo justifican, el Gobierno dinamita la división  de Poderes
 y usurpa el  papel del Poder Judicial, trasladando a la  Judicatura un 
mensaje  inequívoco de desprecio al situarla en una  posición 
subordinada en el  orden constitucional".
En su 
extenso alegato, añaden que la  tortura es uno de los peores actos 
realizables contra la dignidad de la  persona.  "Esta dignidad es el 
fundamento de un orden constitucional. El  Tribunal  Europeo de Derechos
 Humanos ha condenado al Estado Español por  no  investigar estos 
hechos. El Gobierno ha dado un paso más. Cuando la   Justicia actúa, 
investiga y condena, el Gobierno indulta.  Desde  luego, parece difícil 
explicar ante ese Tribunal Europeo  semejante  comportamiento". 
Todas
  las personas, sin excepción,  están sujetas a las leyes. Este signo  
distintivo del Estado  Constitucional  marca la diferencia con los 
regímenes autoritarios,  donde los  detentadores del Poder están exentos
 del cumplimiento de las  normas. "La decisión del Gobierno es impropia de un sistema democrático  de
 derecho, ilegítima y éticamente inasumible.  Por ello no podemos  dejar
 de manifestar nuestro rechazo a un uso tan  desviado de la  institución
 del indulto y advertir que sus efectos, en  términos   comunicativos, 
son devastadores", concluyen.  
La  Audiencia Provincial de 
Barcelona condenó en el año 2008 a cuatro  agentes de policía como 
autores  de delitos de tortura tras declarar probado que habían 
realizado unos  hechos gravísimos, destaca el manifiesto. La sentencia fue recurrida ante el Tribunal Supremo,  que sólo estimó en parte alguno de los recursos.
Las
 penas impuestas,  como en cualquier supuesto idéntico, suponían  el 
ingreso en prisión de las personas condenadas. El Gobierno decidió  en 
febrero de este año indultar a los agentes condenados
 para reducir  sus penas a dos años de prisión y sustituir la inicial 
inhabilitación  por la suspensión, permitiendo el reingreso en  el 
cuerpo. La Audiencia Provincial de Barcelona, de nuevo en estricta  
aplicación de lo previsto en el Código Penal, acordó el cumplimiento de 
 la pena que quedaba tras el ejercicio del indulto por el Gobierno. 
El
  Gobierno ha decidido conceder un nuevo indulto  a esas personas 
condenadas para sustituir la pena de prisión por pena  de multa.