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lunes, 9 de julio de 2012

Ecuador: Sus rosas son embajadoras en el mundo

Quito (PL) Un país mega diverso como Ecuador se puede caracterizar por su petróleo, cacao, banano o camarón; por los altos volcanes andinos o sus bellezas naturales, pero nunca podrá faltar la mención a sus rosas, bellas embajadoras ante el mundo.

El sector florícola ecuatoriano representa casi una cuarta parte de las exportaciones agrícolas del país, con ingresos por 678 millones de dólares el pasado 2011 con 116 mil toneladas transportadas en dos mil 800 vuelos a distintos países del mundo.

Según la Asociación de Exportadores de Flores (Expoflores) el pasado año el principal comprador fue Estados Unidos, con el 41,1 por ciento (275,3 millones de dólares), seguido por Rusia que registró el 22,55 por ciento (150,7 millones).

En orden le siguen los países de la Unión Europea, con el 20,7 por ciento (138,6 millones de dólares) y otros países que en conjunto compraron el 15,7 por ciento de sus flores (105,1 millones).

Entre las exportadas, las preferidas por los compradores son las rosas, de las cuales existen en el país 450 variedades, muy superior en comparación con otros países donde apenas alcanzan el medio centenar y cerca de 170 exportadores.

De unas 600 empresas floricultoras en Ecuador, Expoflores estima en 231 mil dólares la inversión por hectárea, y el total por plantación en un promedio mínimo de 1,5 millones de dólares, en seis hectáreas por finca, hasta un total de área cultivada de cuatro mil hectáreas.

Este sector económico genera por fletes aproximadamente 224 millones de dólares anuales, en servicios logísticos otros 20 millones, y en total la actividad representa, contando con las exportaciones, unos 850 millones de dólares al año.

Asomarse al mundo de un cultivo altamente tecnificado en zonas superiores a los dos mil 800 metros sobre el nivel del mar, con cultivo y atenciones fitosanitarias muy rigurosas, lo pudo hacer Prensa Latina en visita a la finca El Boliche, en la cercanía del volcán Cotopaxi.

Su propietaria y gerente general de Quito Inor Flowers, Inés Ortiz, define su empresa productora y comercializadora como pequeña, y aclara que ese es el concepto que desean manejar, una finca pequeña con calidad y orientada al mercado ruso desde hace 18 años.

Según su experiencia, el mercado de las flores en Ecuador llegó a un punto en que resultará difícil crecer más en los próximos años, en dependencia de la demanda internacional, por la actual crisis económica, en la cual sobrevivirán las empresas que tengan calidad.

Por ser nueva esta finca de 7,4 hectáreas y aplicar desde su inicio todas las medidas de control de calidad, aclaró, no tienen problemas con el ácaro, como otras que no manejan procedimientos tan rigurosos o que trabajan hacia mercados no tan exigentes.

Aquí estamos aplicando todas las normas de seguridad industrial y de salud ocupacional con los trabajadores, lo cual repercute en la calidad del producto al pensar en la gente que trabaja, y eso influye mucho en la calidad del producto final, subrayó.

Quito Inor Flowers es parte del grupo Svetochniy Dom "Flowers House" de Moscú y de "Exotic Farms" en Colombia, y la ingeniera principal de esta plantación, Elizabeth Larrea, aclara que el mercado ruso exige tallos largos, botones grandes y color pronunciado.

La flor que se cosecha todos los días recibe un trato exclusivo para que no se dañe durante su transportación de seis a siete días hacia Moscú -que podría reducirse con vuelos directos-, adonde viaja luego de recibir un tratamiento para que el botón conserve su frescura.

Las clasificadoras colocan las flores según el punto de corte, tamaño del botón, color y grosor del tallo, para lograr calidad exclusiva. Una vez escogidos 25 botones de un ramo, se uniforma el largo del tallo, desde 70 centímetros hasta un metro en ciertas variedades.

Luego colocan la envoltura con su logotipo, que llaman capuchón; se le da el acabado final, y luego se registra para el inventario final para la venta, según las 30 variedades de rosas que cultivan en esta finca.

Las de mayor demanda en Rusia, aclaró, son la Mondial y la Mint, de color verde; la Topaz, de rosado a rojizo; la Proud, de color blanco puro; la Intense, amarillo pronunciado con rojo; la Fidji, bicolor con marrón rojizo; y la Freedom, de color rojo, entre otras.

Desde que se siembran, las rosas demoran seis meses para formar su estructura productiva, y cada planta debe tener de tres a cuatro brazos mediante injertos. Una vez armado el patrón se inserta la variedad, y luego se alistan ya las ramificaciones productivas.

Todos los días se cosecha un tallo de las plantas en edad adecuada, el cual vuelve a estar listo en tres meses con otra flor, tras recibir varios tratamientos especializados y riego con sistema de goteo.

En el área de cultivo, cada planta tiene un empleado que la atiende, Aquí son 31 "propietarios", como les llaman, los que a su vez son atendidos por dos supervisores y otros cinco, que se ocupan de la sanidad vegetal, con su supervisor.

Esta plantación utiliza el sistema de cables para traer las flores una vez cosechadas y evitar así daños en la manipulación, y cuenta con los técnicos encargados del mantenimiento del sistema de riego, invernaderos, cuartos de frío y otros sistemas, y bodegueros.

Parte de estos 74 empleados son discapacitados, como exige la ley. Todos los días se cosechan unos ocho mil tallos, aunque aspiran llegar a los 18 mil.

La industria de las rosas es la mimada en el mercado florícola ecuatoriano; genera alrededor de 60 mil empleos directos, y en total ocupa al menos unas 120 mil personas, según informaciones oficiales

Aún cuando Ecuador enfrenta una permanente competencia con su vecina Colombia, segundo exportador de flores en el mundo después de Holanda, la luminosidad del país, su clima y el amor de su gente al cultivo de sus bellas embajadoras, consolidan su promisorio camino.

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